martes, 3 de enero de 2012

De la crisis de la medicina en Cuba

De la crisis de la medicina en Cuba
Lunes 02 de Enero de 2012 13:11
Armando Añel

La última noticia de la llamada "potencia médica" nos llega de la mano
del ministro de Salud Pública de Cuba, Roberto Morales: En 2011 el
régimen de los hermanos Castro disminuyó en un 7,7 por ciento los gastos
relacionados con la atención médica a la población, "como parte de un
programa que busca el empleo eficiente del presupuesto estatal".

Parece surrealista. ¿Disminuir los gastos de salud pública en un país
donde no se permite la medicina privada, los techos de los hospitales se
caen sobre los pacientes, proliferan las epidemias, no hay medicamentos,
la higiene médica brilla por su ausencia y mueren miles de personas por
las negligencias, los atrasos y las carencias de equipos?

Está, por ejemplo –y es sólo un ejemplo entre tantos--, el dengue, una
enfermedad prácticamente desconocida para los cubanos antes del ascenso
al poder de los hermanos Castro, y que ha campeado por su respeto en la
Isla durante el último medio siglo. Sucesivos brotes en 1981, 1997 y
2006 causaron miles de muertos, aunque la presencia de la epidemia ha
sido recurrente a partir de los años setenta. Su persistencia trae a
colación dos temas relacionados: el de la medicina gratuita y el de la
condición de potencia médica que, según el castrismo y sus amanuenses,
ostenta el país.

Verdad que el sistema de salud vigente en Cuba es gratuito –el colmo
sería que no lo fuera, dado que el ejercicio de la medicina privada es
penalizado y los cubanos, esquilmados por el Estado, perciben salarios
ridículos de quien ha sido el único empleador en la Isla durante
décadas--, pero no resulta ni de lejos funcional. El maltrato a la
población, la falta de medicamentos y enseres idóneos, el deplorable
estado higiénico e incluso, a ratos, la escasez de profesionales –que el
castrismo exporta a otros países a cambio de petróleo, como en el caso
de Venezuela, o de adhesiones y votos en la Comisión de Derechos Humanos
de Naciones Unidas, como en el caso de muchos países africanos y
latinoamericanos--, son moneda corriente en los hospitales cubanos.

Numerosas epidemias y enfermedades han proliferado en Cuba en las
últimas décadas, y continúan constituyendo una presencia indeseable, sin
que el Ministerio de Salud Pública haya sido capaz de revertir la
situación. Entretanto, tiene lugar una forma de apartheid singularmente
vergonzosa: a los hospitales mejor equipados, en los que el trato es
profesional y no escasean los medicamentos, sólo tiene derecho a
ingresar el visitante extranjero o el dirigente gubernamental.

También una nueva forma de turismo médico se ha entronizado entre
algunos emigrantes cubanos. Viajan a Cuba a hacerse operaciones o
tratamientos bucales por los que desembolsan una cantidad mínima en
relación con su costo en Estados Unidos. Ignoran, en su reduccionismo
elemental, que como advierte el refrán "lo barato sale caro". Ya se han
reportado casos de enfermedades contraídas y hasta de fallecimientos
relacionados con esas visitas a la Isla.

Recurrentemente, y como no podía ser de otra manera en un sistema
totalitario, la prensa castrista ignora el fenómeno. En el caso de los
cubanos residentes en la Isla, ignora convirtiéndose en cómplice de la
mortífera indolencia de las autoridades: Volviendo al ejemplo del
dengue, una información oportuna, que hubiese circulado con puntualidad
en los medios oficiales, podía haber evitado muchas de las muertes
provocadas por la persistencia de esa epidemia hemorrágica. Pero el
periodismo oficialista sólo puede permanecer disciplinadamente callado.

Así, desde hace más de medio siglo la población cubana es víctima por
partida doble del sistema político y del sistema médico vigentes:
víctima de su ineficiencia y víctima de su mitología, contra la que los
(des)informadores del castrismo son incapaces de reaccionar.

http://www.neoclubpress.com/ciencia-y-tecnologia/salud/2674-de-la-crisis-de-la-medicina-en-cuba.html

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