Martes, Enero 3, 2012 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -El novelista Leonardo Padura es
uno de los pocos autores cubanos radicados en la isla cuyos libros son
perseguidos con avidez por los lectores. Lo mismo en las ferias del
libro, que en otras presentaciones de textos, lo cierto es que cada
nueva aparición de una obra suya genera colas y aglomeración de
personas, y rápidamente los estantes y anaqueles quedan vacíos.
¿Cuál es el secreto de tan inusual demanda?. Con independencia de la
relativa calidad de su prosa, o de lo atractivos que resultan los temas
que aborda, la clave consiste en que Padura nos narra historias
cercanas, algo que mucho agradecen los lectores.
Esto contrasta con otra tendencia que, lamentablemente, prevalece hoy en
el ambiente literario cubano, y que lleva a muchos escritores a
incursionar en experimentos formales en detrimento del contenido de la
obra. El resultado: un libro que solo será de interés para especialistas
y unos pocos lectores iniciados, y cuyos ejemplares, en gran número,
dormirán el sueño eterno en los estantes de las librerías.
Pero se trata de una tendencia que, a no dudarlo, cuenta con el visto
bueno de las altas esferas de la cultura oficial.
Hace poco, como parte de una serie de entrevistas que realiza el
periódico Tribuna de La Habana sobre el binomio forma-contenido en la
obra literaria, el crítico Pedro Pérez Rivero apuntaba que muchos
escritores, con tal de ver publicadas prontamente sus obras, escriben
sus primeros libros para consumo de élites, y después se resignan a
esperar por tiempos más propicios para que aparezcan sus obras más
accesibles al lector promedio.
Pero Leonardo Padura, desde su habanero barrio de Mantilla, con la
independencia económica que le ha aportado el éxito internacional de sus
novelas, es un escritor que puede desarrollar su obra al margen de las
modas u orientaciones prevalecientes en los medios literarios.
Aun sin romper radicalmente con la línea de los gobernantes de la isla,
sus puntos de vista que aparecen a menudo en publicaciones extranjeras
se deslindan con sutileza del discurso oficial.
No hay que olvidar que Padura se ha abierto paso en la literatura a
pesar de la resistencia que le han opuesto determinadas instituciones
del Estado.
A mediados de 1990 terminó de escribir Pasado perfecto, su primera de
las cuatro novelas policiacas que componen la serie denominada "Las
Cuatro Estaciones". La presentó al concurso convocado por el Ministerio
del Interior, pero fue rechazada debido a que, según los organizadores
del certamen, "la novela no se avenía con las características de la
convocatoria".
Claro, un policía como Mario Conde, el protagonista de las novelas de
Padura, que se muestra con sus virtudes y defectos, y que se mueve en
las zonas y recuerdos más oscuros de la sociedad -entre ellos la
presencia cubana en las guerras de África-, no podía encajar en la
versión idílica que el MININT intenta dar de sus agentes.
No obstante, el éxito de Pasado perfecto en México hizo que las
editoriales cubanas la publicaran posteriormente. Después verían la luz
las otras tres novelas de la tetralogía: Vientos de cuaresma, Máscaras y
Paisaje de otoño.
En los últimos tiempos han aparecido La novela de mi vida y El hombre
que amaba los perros, las cuales se apartan del género policiaco, pero
combinan elementos históricos con el tratamiento de temas actuales, con
un sentido crítico.
Por todo lo anterior, los lectores de Padura estamos regocijados por el
reciente premio Roger Caillois, que el escritor obtuviera en Francia, y
que le abre las puertas para futuras ediciones en ese país. El
sufrimiento lo dejamos para aquellos resentidos que, a pesar de
permanecer a la sombra del poder político, sueñan en vano con alcanzar
un lauro semejante.
http://www.cubanet.org/articulos/un-escritor-a-contracorriente/
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