martes, 3 de enero de 2012

Navidad sin fiestas y alegría por decreto

Navidad sin fiestas y alegría por decreto
Martes, 03 de Enero de 2012 00:29
Juan Gonzalez Febles

Lawton, La Habana (PD) En el espacio limitado por la Avenida de Acosta,
calle Dolores, calle Porvenir y calle Reyes en Lawton, asesinaron a un
botero (taxista por cuenta propia) para robarle.

Es el cuadro típico de las navidades de hoy en Cuba. Se veían pocas
luminarias navideñas. Sólo las de los autos-patrulla del Departamento
Técnico de Investigaciones (DTI) y estas no son exactamente luminarias
navideñas.

En el tramo comprendido entre la calle E en la barriada Lawton, hasta la
avenida de Acosta, siempre en la línea recta a lo largo de la calle
Armas, casi entre 12 y 14 cuadras, sólo hubo el 24 de diciembre, siete
casas adornadas con motivos navideños. Esa noche del 24 de diciembre,
sólo las familias habitantes de siete casas, tenían música o algún tipo
de festejo.

La Habana está enferma de tristeza y de ira. Se convirtió en una ciudad
violenta, sucia y triste. Quienes festejan la navidad hoy día, lo hacen
por mandato del gobernante Partido Comunista, el mismo que eliminó por
decreto la tradición en 1969. El gobierno necesita crear la imagen de
una aceptación que no existe a nivel popular, para el régimen militar.

Doris M. tiene a su hijo en Chile hace años. Es un buen hijo que la
ayuda y gracias a esto, vende pasta Colgate, desodorante Gillette y
perfume Dolce Gabbana, entre otras maravillas del primer mundo que pone
al alcance de gente, que de otra forma nunca tendría posibilidades para
semejantes lujos. Para Doris, "...La Navidad murió en Cuba. Nadie quiere
a nadie y la Navidad es amor. ¡Esto se jodió! No hay más na..."

La falta de espíritu y aliento navideño habla a partes iguales de
tristeza, infelicidad, desamor y decepción. La tradición que predominó
en la Isla, antes de 1959 fue la de los Reyes Magos. La destructiva y
nociva revolución que se impuso en aquel momento, la destruyó en 1969
por decreto. En algunos limitados y exclusivos círculos, Santa Claus
hacia incursiones. Pero a quienes esperaban los niños cubanos de todas
las extracciones sociales eran a los Tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y
Baltasar.

Eran muchos los lugares donde se vendían juguetes en La Habana. Uno de
los más emblemáticos de aquel entonces era la juguetería "Los Reyes
Magos", en la habanera calle de San Miguel. En aquellos tiempos pasados,
existían juguetes al alcance de todas las economías, ya no es así.
Aquellas navidades de antaño, era muy común ver a los padres con los
niños frente a las vidrieras surtidas de aquel entonces. Los niños, con
los ojos llenos de maravilla les contaban a sus padres los juguetes que
pedirían a los Reyes Magos. Este es uno de los recuerdos más preciados
de mi niñez, de mi viejo ausente y de mi madre que aprovechaba para
decirme que los Reyes estaban al tanto de mis travesuras y que recibiría
por ser tan travieso un saco de carbón, cosa que felizmente nunca pasó.

En el Bulevar de la calle Obispo en la Habana Vieja, la zona turística
caracterizada y conocida como "Casco Histórico", existe una juguetería
con precios que ofenden la sensibilidad de una mayoría que no puede
asumirlos. Hace muy poco, dos niños de entre 8 y 10 años de edad,
pegaban sus naricitas a la vidriera de la mencionada juguetería. Por
alguna razón, ambos niños se dirigieron a mí para que les comprara un
carro por control remoto que costaba $18,00cuc, esto es mucho más que el
salario mínimo promedio en Cuba. Al ver mi negativa, una mujer gorda y
rubia, europea para más información, se acercó y los tomó de la mano y
entró con ellos a la juguetería. Salieron cada uno, con su juguete
soñado y la gorda siguió con ellos hasta la heladería de la esquina. Los
dejé a los tres muy felices. Ellos con helados gigantescos y bizcochos,
ella mirándolos con una ternura que me recordó a mi abuelita, tan gorda
como ella, pero negra.

Las navidades actuales pactadas con la traición del cardenal, son
tristes. Quienes las celebran lo hacen con el mismo espíritu con que
agitan banderitas en apoyo de su mala palabra; revolución. Quizás lo que
mejor define la mala palabra son las navidades sin fiestas o la alegría
por decreto del partido único, la violencia y el miedo que le sirve de
emblema.

Las calles oscuras, silenciosas, sucias y tristes de Lawton, resienten
el color, la luz, el amor y la alegría de que fueron privadas. En las
afueras del agro mercado de Octava, un anciano explica al policía que va
a multarlo que lo que vende no es robado. Sólo necesita comer.

juan.gonzlezfebles1@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/134-sociedad-civil/3041-navidad-sin-fiestas-y-alegria-por-decreto

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