jueves, 24 de diciembre de 2009

La prisión que no acaba

La prisión que no acaba
Fabio Prieto Llorente, prisionero de conciencia

PRISIÓN EL GUAYABO, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Sergio Manuel
Rodríguez, preso de 19 años, será juzgado por quemar un pedazo de
colchoneta viejo; acto que las autoridades de la prisión El Guayabo
consideran contrarrevolucionario.
Rodríguez dice que debió salir en libertad condicional al año de
ingresar en esta prisión de mayores, pero lleva 2 años y cuatro meses
cumplidos, de una condena de 3.

A Rodríguez y otros menores los acusan de robar, por lo que fueron
conducidos a las celdas, donde los menores escribieron consignas en
contra de la dictadura Cuba y a favor de la democracia. Sergio cumplió
varios días de castigo sin cometer delito alguno.

Días antes, Sergio Manuel permaneció 10 días en la celda acusado de
masturbarse ante una funcionaria, algo normal por estos lugares. Otro
menor confesó a los militares que no fue Sergio Manuel, sino él, quien
practicaba la masturbación; los militares ni le hicieron caso y Sergio
continuó en la celda.

Por estas "indisciplinas" los militares le revocaron la libertad
condicional. El joven, molesto porque nadie atendía sus reclamaciones,
quemó el pedazo de colchoneta vieja que pidió en múltiples ocasiones que
le cambiaran. Por mi parte, he reclamado lo mismo sin resultado.

Sergio Manuel ingresó en una escuela de reeducación de menores, o
prisión infantil, a los 8 años. Su madre, con problemas psiquiátricos,
es el único familiar que se ocupa de él, y viene a verlo cuando se lo
permiten las autoridades, cada 21 días.

Esta situación provoca la constante inconformidad de Sergio, que
quisiera ver a la madre más a menudo. Actualmente, el joven lleva 18
días durmiendo en el piso de cemento de la celda por falta de
colchoneta. La provocación de los militares continúa, pero él ha
aprendido de sus carceleros que la violencia es el único método para
conseguir algo.

El día pasado 11 de octubre Sergio Manuel lanzó sus pertenencias al
pasillo frente a su celda reclamando su visita familiar. El funcionario
conocido como "el guajiro" luego de discutir con él, inundó de gases
lacrimógenos la celda. Nunca el joven ha sido tratado por un psiquiatra.

En Cuba, miles de individuos entran en las prisiones de adultos a los 16
años, y no salen nunca más. Si lo hacen es sólo por días o meses. Los
militares, a base de violencia, les complican la vida. Las mentiras,
arbitrariedades y venganzas son prácticas cotidianas. Se levantan nuevas
causas y los van dejando en prisión.

Algunos presos se fugan, atacan a otros presos, e incluso a militares,
pero si son familiares de militares, o tienen familiares dirigentes, se
les perdona. Sergio Manuel sólo tiene una madre loca y tachada de
contrarrevolucionaria, al igual que su hijo. Recientemente, la madre
prefirió andar varios kilómetros a pie, antes de subir al carro del jefe
de la prisión

Cuba: La prisión que no acaba (24 December 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/diciember/24_C_2.html

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