viernes, 9 de marzo de 2012

La maquinaria de la información

Opinión

La maquinaria de la información
Eliécer Ávila
Puerto Padre 09-03-2012 - 9:35 am.

La imagen de Cuba en el mundo y la imagen del mundo para los cubanos son
temas de primer orden del aparato estatal.

Nadie niega que los grandes medios de información, sobre todo los que
tienen alcance mundial, reflejen a menudo influencias de los círculos de
poder económico-político que lideran, planifican y provocan los
principales acontecimientos internacionales. Pero también es verdad que
nadie puede controlar toda la información global. Y los ciudadanos que
están hoy de cara a internet y a los medios de todo tipo cuentan con una
gama infinita de contrastes, posiciones, puntos de vista y opciones que
permiten tener una visión de los hechos maravillosamente rica.

Los cubanos, que vivimos bajo un gobierno de ideología cerrada que
controla todos los medios internos (prensa, radio, televisión y hasta
etc…), nos perdemos la posibilidad de ver todo el espectro de ideas de
la actualidad y no alcanzamos a disfrutar de la sensación de ser
ciudadanos del mundo. Aquí la información es otra cosa: es ilegal,
deshonrosa, inútil y banal para el hombre común; es peligrosa,
subversiva y dañina para la salud de las mentes.

Sobre este tema en concreto un panel de jóvenes discutimos puntos de
vista en uno de los ya imprescindibles Estados de Sats. Pero ni en años
de análisis pudiera reflejarse todo lo complejo que es este tema en
Cuba. Aquí se hacen malabares con la información y las noticias. Y se ha
desarrollado toda una industria que involucra a todas las instituciones,
organizaciones y personas que pueden emitir cualquier tipo de contenidos
dirigidos al pueblo.

Nada sale por un micrófono, una pantalla o un papel impreso que no haya
sido analizado y aprobado por verdaderos especialistas en doctrina que
tienen muy claro (porque así se lo han hecho saber desde arriba) cuáles
son los objetivos que se persiguen, cuáles son los estados de opinión
que hace falta lograr respecto a determinados temas, e incluso cuál es
el ánimo que hay que provocar en la población en días cercanos a tal
fecha o en contextos especiales de la política del país.

En función de esto se mueve toda la maquinaria. Y cada periodista,
comentarista, locutor e incluso los supuestos entrevistados que salen
por los medios han sido meticulosamente escogidos de entre los que
opinan para, con una opinión muy particular, hacer ver un estado
"general" de aprobación o de condena según convenga para cada cosa.

Así por ejemplo si se va a "opinar" sobre alguna medida adoptada por el
Estado, ya se sabe que todos los entrevistados hablarán maravillas al
respecto pero, para que la regla no sea tan evidente, dentro de las
intervenciones siempre alguien hará alguna leve crítica a la calidad o
la disponibilidad de las cosas, y dirá: "bueno, hay que decir que no
estamos conformes con lo que hemos logrado, porque sabemos que aún
quedan insuficiencias, pero pensamos seguir trabajando para en un futuro
tener los resultados que esperamos y a los que estamos convocados por la
máxima dirección del país".

Sin embargo, esta metodología no queda reservada para el ambiente
interno. Lo mejor es cuando se trata de personas en el exterior opinando
sobre temas de Cuba. Las personas que normalmente emiten esas opiniones
están condicionadas principalmente por la influencia y el impacto que
tuvo el triunfo de la revolución cubana en el contexto de su momento y
las medidas que se tomaron cuando aquí había revolución; así como por
las acciones que Cuba se desvive por hacer para mantener la imagen
exterior que conserva a los ojos de muchos románticos izquierdistas.
Normalmente, cumplen el perfil para hablar con la prensa cubana las
personas claramente izquierdistas, a veces dirigentes de partidos
socialistas o comunistas que tienen veinte miembros en su país y a lo
máximo algún diputado en el congreso. La TV cubana los mostrará hablando
por todo el país elogiando a diestra y siniestra lo que se hace en Cuba.
Y nos venderá a esas personas como "eminentes personalidades", que
difícilmente se equivocan cuando opinan sobre un tema.

Ninguna de esas personas que idolatran al gobierno de Cuba vivirían un
solo mes con un empleo y una libreta de racionamiento de las que tenemos
nosotros. Ninguno subiría (ni amarrado) en un "transporte" de los
nuestros. Ninguno viviría un solo día en una "casa" de yagua, piso de
tierra y un hoyo en la tierra donde hacen sus necesidades a la
intemperie muchos cubanos que conozco de los campos donde nací y otros a
los que he visto en las periferias y hasta en el centro de cualquier
ciudad. Ninguno de esos simpatizantes se comería la pasta rara y mal
oliente que con el nombre de "picadillo", después de una brutal cola,
puedes comprar en la bodega. Ninguno se resignaría a no poder viajar
nunca porque ni en cientos de años podrían ahorrar con un salario cubano
lo que vale un billete de avión y mucho menos faltándote tantas cosas
para vivir, principalmente la comida. Ninguno podría llevar una vida
ajena totalmente de internet y de todas las tecnologías y accesos que
para ellos son normales.

La mayoría de los que alaban el sistema cubano se refieren aburrida y
recurrentemente al tema de la salud y la educación que, amén del montón
de problemas que ambas cosas presentan en Cuba, es cierto que el acceso
de la población a estos servicios es mejor que en muchos otros países.
Pero de lo que no se dan cuenta estos eternos aduladores es de que la
mayoría de nosotros pasamos tal vez menos del uno porciento de nuestras
vidas dentro del aula o de un hospital, y el otro más del noventa y
nueve porciento del tiempo estamos careciendo de absolutamente todo lo
que una persona puede necesitar para vivir, alimentos, ropa, zapatos,
vivienda, equipos electrodomésticos para el hogar, transporte,
infraestructuras, oportunidades, información, libertad.

La actualidad mundial en los medios cubanos

Los medios en Cuba reflejan los hechos de una forma totalmente distinta
a como los refleja todo el mundo, y ocultan información que es vital
para entender esos sucesos. Durante el conflicto en Libia, nuestros
medios mostraban a Gadafi como un legítimo buen líder que era apoyado
totalmente por su pueblo, y todos estaban en contra de los "mercenarios,
traidores e insurgentes". Jamás tuvimos acceso a la información que
cualquiera en el mundo conocía sobre el estado de derecho en Libia, ni
sobre lo que hacía Gadafi y su familia con las riquezas del país, ni
sobre sus exóticos estilos de vida (era la Lady Gaga de los jefes de
estado). Tampoco supimos nunca lo que planteaban los sublevados.

Luego los hechos desmintieron con creces las afirmaciones de nuestros
medios: ni el pueblo quería a nada a Gadafi ni los valerosos jóvenes
rebeldes estaban tan equivocados. Hoy Cuba hace un silencio total sobre
el estado de Libia y solo la menciona para hablar del método de EE UU
para deponer gobiernos "establecidos por el pueblo".

Por otro lado, se califica el apoyo a los rebeldes como una intromisión
en los asuntos internos. Entonces hay que recordar que Cuba se
entrometió en los asuntos internos de unos cuantos países, haciendo
exactamente lo mismo, entrenando guerrillas, financiando y armando
ejércitos clandestinos y enviando tropas y armamento.

Ahora ocurre, en los medios cubanos, algo parecido con Siria, y el tema
atómico de Irán. Y no estoy diciendo para nada que haya que repetir sin
cuestionar lo que diga Occidente o lo que diga el gobierno de EE UU, ni
creo que lo justo sea tomar parte absoluta en ningún sentido de los
conflictos, porque en estos casos suele pasar que hay razones y puntos
de vista en todas direcciones. Pero Cuba se empeña en ocultar la
información, los debates, los argumentos, de todos los que considera
enemigos y solo anuncia sin cesar lo que plantea el gobierno del país
"amigo" en cuestión y lo que dice algún ciudadano que apoya a dicho
gobierno (que siempre habrán en todas partes, como es lógico), pero esa
no es toda la realidad y nuestro pueblo lo que necesita es tener la
mayor cantidad y variedad de información para entender qué es lo que
está pasando realmente.

Ante las resoluciones de la asamblea general de la ONU sobre Siria, los
medios cubanos hablan de una confabulación internacional contra el
gobierno de ese país, y muestra las opiniones rusas, chinas y
venezolanas al respecto, como si estos tres países fueran los únicos que
hablaran y argumentaran su posición al respecto. Pero, ¿por qué no ponen
también los discursos de los países que votaron a favor de la
resolución, que fueron la gran mayoría?

Este marco de desinformación o de "información sumamente selectiva", que
es lo mismo, da la oportunidad a algunos "preclaros" de hacer análisis
futuristas que no son más que combinación de informaciones que están
disponibles en internet para cualquiera en buena parte del mundo, y esas
"brillantes conclusiones" las podría sacar cualquier niño cubano que
tuviera los accesos y privilegios de información que esos brillantes
especialistas tienen.

Los dirigentes cubanos especulan con la información a la que acceden del
mismo modo que especulan con casi todo lo que prohíben al pueblo. Evitan
a toda costa que los cubanos accedan a la información porque quieren que
la gente se concentre en trabajar "cada quien en lo que le corresponde",
mientras que ellos se encargan de informarnos. Y para ello invierten
millones en mecanismos, sistemas, personas y equipos de control de las
ideas y de las mentes.

Todo esto responde a una dura realidad de la que urge darse cuenta: los
que viven a sus anchas del poder, no lo sueltan hasta que la gente no se
lo quite, y antes de irse definitivamente, acaban con unos cuantos,
acaban con todo si es necesario.

http://www.diariodecuba.com/cuba/10013-la-maquinaria-de-la-informacion

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