El Papa y el marxismo
Ariel Pérez Lazo
Miami 28-03-2012 - 11:42 am.
El teólogo critica al marxismo, y no le responden filósofos o
especialistas, sino un funcionario gubernamental.
Benedicto XVI ha afirmado en su viaje a Mexico que el marxismo, tal y
como se le ha entendido hasta ahora, ya no funciona. Confieso que
experimenté sorpresa ante esta frase. ¿De cuál marxismo habla el
pontífice? (Me perdonaran los lectores católicos que no lo llame Sumo
Pontífice.) ¿Del marxismo-leninismo, que debería más bien llamarse
marxismo-estalinismo pues fue Stalin el encargado de erigir en dogma
varias de las ideas circunstanciales de Lenin? ¿Quizás del marxismo de
la Escuela de Frankfurt, de un marxismo ecléctico, o acaso del marxismo
kantiano de la socialdemocracia de comienzos del siglo XX? La lista
sería agobiante, pues la multitud de doctrinas que toman para sí el
nombre de marxistas no se puede despachar de un plumazo.
El Obispo de Roma probablemente tenía en cuenta al llamado
marxismo-leninismo. Y si fuese así su frase implicaría que en algún
tiempo funcionó. Esta es la afirmacion más revisionista que Papa alguno
pudo haber dicho después del Concilio Vaticano II. No es que se viera un
original error teológico en el materialismo histórico. Ya Engels
aclaraba que equivalía a un agnosticismo histórico, confirmando la tesis
que el llamado materialismo histórico era el materialismo menos
beligerante de los que existen. Compáresele con la reciente profesión de
ateísmo de Stephen Hawking, por ejemplo, que ni siquiera tiene interés
en fundamentarse racionalmente. Se trata de un empirismo radical que
pudiera traducirse así: no es visible la Divina Providencia (lo que
Leibniz llamaba Teodicea) en la historia, por tanto postulamos la
existencia de leyes, de la misma manera que la ciencia las reconoce en
la naturaleza. Se trata de un positivismo social, en la misma línea de
Comte, cambiando una certeza por otra.
Es esto quizás lo que explica las palabras de Benedicto XVI tan
halagadoras al marxismo a primera vista (pues lo que funcionó alguna
vez, posee un valor aunque sea inactual). Quizás el Papa entiende que
tuvo sentido alguna vez que el hombre creyera que su historia está
dirigida por leyes, que es un decursar independiente de su voluntad. Sin
embargo, Benedicto XVI teólogo posmoderno nos dice que ese esquema ya no
funciona. Y todavía se dice que la Iglesia Católica no ha entrado en la
posmodernidad por su insistencia en el rechazo al relativismo.
Ante tal embrollo filosófico la única persona que en Cuba que aventuró
una respuesta fue Bruno Rodríguez, el canciller. Su respuesta fue
puramente política. Era de esperar que la prensa nacional y extranjera
hubiera entrevistado a Thalia Fung o a Raul Valdes Vivó o al presidente
del Instituto de Filosofia de la Academia de Ciencias (¿alguien conoce
su nombre?) o, al menos, al jefe del Departamento Ideológico del Partido
marxista-leninista y martiano. Por lo menos no hubiese estado mal una
entrevista al director del Centro de Estudios Martianos acerca de la
crítica papal. Una respuesta filosófica debería haber correspondido a
una entidad encargada de tales menesteres, no al MINREX. Pero en Cuba,
hasta para responder a cuestiones filosóficas, se acude a los
funcionarios gubernamentales.
Por último, en la homilia pronunciada en la misa en Santiago de Cuba,
Benedicto XVI ha recordado que "resulta conmovedor ver cómo Dios no solo
respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla". Con esto,
Joseph Ratzinger clarifica la doctrina de la Providencia arriba anotada,
y supone que hay un espacio en la teología católica para la decisión
humana por encima de cualquiera de las presuntas leyes de la historia,
sean "materialistas" o no.
http://www.diariodecuba.com/cuba/10339-el-papa-y-el-marxismo
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