Vejez y empobrecimiento, futuro de una provincia
Basta dar un recorrido por las calles para percibir estos indicadores
martes, octubre 27, 2015 | Eduardo García Oliva
BAYAMO, Cuba.- Datos ofrecidos en días pasados por el Centro de Estudios
de Población y Desarrollo (Cepde), de la Oficina Nacional de
Estadísticas e Información (Onei), citados en un artículo del periódico
oficial "Juventud Rebelde", aseguran que para la segunda mitad del
presente siglo, la población cubana será una de las más envejecidas del
mundo. A esto se puede sumar la certeza de ser una de las más
desfavorecidas económicamente, vislumbrando indigencia y necesidad de
todo tipo.
Estacionando el tema en territorio bayamés, las aristas se complican.
Existe el añadido del fatalismo geográfico, además de las diferencias
asistenciales por parte de organismos, según la región del país que
corresponda, y las poquísimas opciones de supervivencia que concurren en
una ciudad del interior de un país subdesarrollado.
El panorama actual ya va dando color a lo que se avecina. Baste dar un
paseo por la capital granmense para asegurarlo. Por doquier pululan los
"sin techo", limosneros que hacen sumatoria a la creciente ola de
desempleo que han ocasionado las nuevas directrices de la nación, según
ellos, en busca de la prosperidad de todos.
Juan Esteban Izaguirre, de 69 años, es uno de los que está sin amparo.
Su testimonio duele desde la soledad de la esquina en donde pasa sus
días. Nos asegura: "Mi familia se fue del país hace unos años y me quedé
solo. Jamás se acordaron de mí. Traté de buscar ayuda en un asilo de
ancianos, pero las condiciones que me pedían para poder acceder al lugar
yo no las reunía. Tenía que tener chequera o alguien que se
responsabilizara por mí. Para una persona mayor y sola, es difícil
mantener una casa, por eso busco ayuda solidaria en este lugar todos los
días para poder comer."
Otra arista del asunto se enmarca en aquellos que, por la reducción de
plantilla en sus respectivos centros laborales, han quedado a la espera
de un modo para ganarse la vida.
Miguel Rodríguez fue uno de ellos. Cuenta que trabajó para la Empresa
Nacional de Materias Primas por más de 10 años en el puesto de
mantenimiento. Con los recortes de fuerza de trabajo quedó, a sus 58
años, literalmente en la calle, a la espera de una reubicación que nunca
llegó. Al exponerle que tenía la edad suficiente para acceder a la
jubilación expresó: "Esa opción no fue posible, pues necesitaba 25 años
o más para poder jubilarme. Yo me incorporé, por múltiples razones,
tarde al trabajo. Ahora no tengo edad para alcanzar lo que me exigen y
los que he trabajado cayeron en saco vacío. Debo hacer malabares para
llevar comida a mi casa."
Para Mireya Fonseca, jubilada de 69 años, la situación no es diferente.
Después de tres décadas de trabajo decidió dar un giro y dedicarse al
cuentapropismo. Asevera: "Todavía tengo salud y fuerza para ganarme la
vida. Con la ayuda de una nieta he puesto en la sala de mi casa una
peluquería. Intentaba mejorar la entrada económica, pues la jubilación
que recibo es de 270 pesos. Las cosas en Cuba están muy difíciles. Pero
créame que mucho más es mantener este negocio. El acoso de los
inspectores, con sus absurdas exigencias, lo hacen imposible. He pensado
en cerrarlo y entregar la patente. Y que sea lo que Dios quiera."
La dinámica con la que, en más de 50 años se ha tratado este sensible
asunto, da inicio en el barrio. En cada ejecutivo cederista existe un
cargo referente a la seguridad social. Una de ellas es Ismari Fonseca,
quien al conversar sobre las disímiles situaciones con las que se
encuentra en su labor altruista, nos comenta: "Es verdaderamente
complicado el trabajo en la base. Con la situación actual que vive el
país se han acrecentado los casos que necesitan ayuda de algún tipo. Las
hay de vivienda, de alimentación, de soledad, de estipendio económico;
pero no todas encuentran solución. Al exponerlas ante los organismos
superiores llegan las barreras. O porque hay casos en peor situación, o
porque no se cuenta con los recursos para solucionarlas. Y ahí quedan, a
la espera de un milagro."
Al investigar, por vía telefónica, sobre el tema con funcionarios de la
Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT), escudamos a
Juan Miguel Cabrales, director de la delegación Granma del organismo
quien afirmó: "Nuestra misión social está muy bien definida con respecto
al trabajo del cuenta propia. La responsabilidad es velar por la
legalidad íntegra de cada negocio particular que se ponga en práctica.
No estamos para velar con qué y cómo cada cual hace su trabajo. Queremos
informar que todas aquellas personas que se sientan acosadas o
perseguidas por inspectores o agentes de la policía, eleven su queja o
denuncia al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, quienes están
autorizados a tomar medidas al respecto."
Mabel Palomino, sub directora de la entidad, apuntilló: "Es cierto que
se han entregado muchas licencias operativas para el trabajo por cuenta
propia. Los clientes al hacerlo aseguran que el sistema empleado no es
justo. También las quejas se dirigen al trabajo de los inspectores y la
policía, pero esos funcionarios no pertenecen a nuestra institución."
Según carta constitutiva del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,
esta entidad, creada a inicios del triunfo revolucionario, está en el
deber de visualizar, detectar y gestionar soluciones a los casos que
pudieran convertirse en exclusión social. Ofreciendo la totalidad de los
servicios que respete y devuelva la dignidad como ser humano.
Bajo tal precepto acudimos a la delegación provincial de este organismo,
esgrimiendo los casos que en este reportaje exponemos. Lizet Pérez, jefa
de Departamento de Asistencia Social nos comentó: "Tratamos de que no
quede sin solución ningún caso que llega hasta nosotros. Aún cuando las
condiciones económicas del país no son las mejores, se le da a cada
afectado la solución acorde a su necesidad."
La funcionaria acota además:"Es cierto que en nuestro trabajo persisten
deficiencias que parten desde la base. En ocasiones hay desinterés de
los encargados de detectar y posibilitar al organismo competente las
personas que urgen de ayuda. Se hace actualmente imprescindible
redefinir la estructura o el mecanismo con el que trabajamos, de forma
que todos los que necesitan apoyo la tengan. Hay que tener en cuenta la
particularidad de cada caso. No aplicar a raja tabla la legalidad, pues
eso trae consigo injusticias. Pero esa será decisión del órgano nacional
por el que nos regimos."
Source: Vejez y empobrecimiento, futuro de una provincia | Cubanet -
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