sábado, 31 de octubre de 2015

Jorge, la huella indeleble

Jorge, la huella indeleble
[30-10-2015 21:24:22]
Pedro Corzo
Escritor, Periodista y Editor

(www.miscelaneasdecuba.net).- Jorge, independiente a su partida, seguirá
siendo un misionero de la verdad y de la defensa de la dignidad humana.
Un oficio de vida que cumplió con satisfacción hasta el final.
El fin de su cuerpo es una oportunidad para que el sentido del deber que
siempre albergó en cada hueso y fibra de su ser, asuma con mayor
vehemencia la responsabilidad de una tarea que se impuso y cumplió
satisfactoriamente durante toda su vida: defender, comprender y enseñar
al prójimo.

Hay que tener confianza de que el ejemplo de vida de Jorge quedara
sembrado en quienes lo conocieron y en los muchos cubanos que están por
venir. La isla merece muchos como él para reiniciar su reconstrucción
moral, la restauración de sus valores, la educación y el respeto
ciudadano que él siempre practicó.

Fue un hombre independiente. Si militaba en un grupo su conducta la
determinaba su conciencia, no los intereses o conveniencias de la
facción. Era controversial porque decía y actuaba en base a valores y
no por conveniencia. Su austeridad era ejemplar, su desprecio por los
bienes materiales excepcional y su fe en un ser supremo inconmovible.

Enfrentó desavenencias porque su percepción de la realidad presente y de
las posibilidades futuras eran muy complicadas. Estaba por delante de la
mayoría en el entendimiento de la dinámica de los procesos cubanos y
también humanos. El pensamiento profundo y el análisis políticos fueron
sus fuertes porque siempre estaba a la vanguardia, y cuando las cosas
resultaban como había predicho, se recordaba a Jorge como el hombre que
había venido del mañana a decir lo que acontecía hoy.

No era un hombre de estuche, de los que se aislaban ante las miserias y
miedos de los otros. Enfrentó el golpe militar de Fulgencio Batista.
Participó en organizaciones contrarias a la dictadura y fue uno de los
fundadores del Directorio Revolucionarios.

Luchó con extrema dedicación pero nunca participó en acciones violentas.
Repudiaba maltratar a otro ser humano. Fue un visionario. Denunció
desde el exilio en México que la Revolución triunfante podría conducir a
Cuba a un régimen más tenebroso que el que estaba padeciendo.

Consecuente con su advertencia rechazó puestos públicos. Estuvo entre
los primeros en percatarse que sobre el país se extendía una oscuridad
que destruiría a la nación hasta sus cimientos. Denuncio los crímenes
del castrismo y asumió la responsabilidad de lo que hacerlo implicaba.

Jorge fue un maestro de generaciones, tanto, que la mayoría de sus
amigos creían que tenía mucha más edad. Su magisterio se sustentaba en
una profunda humildad y en un amor en el que cabían,
incomprensiblemente para muchos de los que le conocieron, los verdugos
más cruentos y las victimas más abusadas.

Nunca fue políticamente correcto. Era controversial. Como dice Amado
Rodríguez, su honradez era tal que jamás dijo algo en lo que no creyera
profundamente, sin importar las consecuencia de sus dichos o acciones.
El caso "Marquitos", más allá de lo que aconteció en aquel lóbrego
suceso, demuestra el talante moral de un hombre excepcional que no
media las consecuencias de sus actos por tal de exponer en cualquier
foro sus ideas, sin que importaran los riesgos.

El misticismo de Jorge, dice Roberto Jiménez, era muy especial. Siempre
que se conversaba con él la charla era amena, directa e inteligente,
pero de pronto se aislaba, sigue Roberto, sus vista e ideas eran como si
se hubieran escapado de la realidad circundante, una evasión total pero
sin perder contacto con su interlocutor, pero cuando retornaba el Jorge
de la charla, sus análisis eran más profundos e interesantes y su
capacidad de convencimiento acababa con las dudas de sus interlocutores.

Perdonar fue para Jorge un principio y fin de vida. Nunca predicó el
odio ni defendió la violencia, aunque siempre tuvo el coraje necesario
para marchar junto a quienes eran golpeados y abusados por los esbirros
de cualquier tiranía.

En Presidio en el que permaneció por veinte años fue golpeado reiteradas
veces. Su endeble físico soportaba los golpes como la palma la furia del
viento, sin doblegarse ni pedir cuartel. Nunca se sometió ni evadió una
golpiza colectiva, porque siempre estuvo dispuesto a compartir el dolor
de sus hermanos.

Jorge no será evocado como guerrero. Como un hombre de acción que
arriesgó su vida en numerosas misiones repletas de peligro, pero si lo
será como un hombre de una integridad acrisolada, un humilde servidor
del prójimo, y en particular como un hombre de fe, de una fe tan
profunda que conmovía aun a aquellos que no compartían sus profundas
convicciones religiosas.

Source: Jorge, la huella indeleble - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5633d1f63a682e0124fc0175#.VjS4xvmrTjY

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