miércoles, 11 de junio de 2014

En San Leopoldo y Coco Solo

En San Leopoldo y Coco Solo
CAMILO ERNESTO OLIVERA | La Habana | 11 Jun 2014 - 8:33 am.

¿Qué dicen del embargo y de la Carta de los 40 los vecinos de barrios
deprimidos de La Habana?

En el barrio habanero de Coco Solo la vida es dura para la mayoría de
sus habitantes. Los más jóvenes apenas tienen tiempo o voluntad para
leerse la prensa oficial y menos todavía le prestan atención a la
aburrida Mesa Redonda televisiva o el NTV que le sigue en la
programación diaria. Las personas mayores leen algún que otro periódico
y por tanto son quienes reciben la andanada de la propaganda gubernamental.

En esta zona tan deprimida, pocos le dan importancia a la Carta en la
que más de 40 personalidades le solicitan al presidente norteamericano
la flexibilización del embargo. Aquí viven hombres y mujeres que sufren
en carne propia los rigores del "bloqueo", pero no precisamente del que
piden suavizar los firmantes de la misiva.

"Hoy el inspector pasó cobrando su parte —cuenta la dueña de una pequeña
cafetería cercana a la Avenida 51—. Este mes es el último que le pago,
voy a cerrar el negocio, a entregar la licencia y a inventar otra cosa."

Cuestionada sobre qué piensa del "bloqueo" [embargo] estadounidense y de
la carta pública pidiendo su atenuación, expone:

"Aquí el periódico dijo algo 'por arribita', pero en Radio Martí
comentaron que hay mucho debate con lo de esa carta por alla afuera". Y
añade: "Unos porque dicen que si los americanos dejan entrar el dinero
eso va a servir para que los negocios de aquí prosperen, los otros que
les dicen a los de la carta que dejen el 'mareo' y la 'bobería', que
todo ese dinero se lo va a coger el Gobierno de aquí, y el pueblo no va
a ver ni un quilo."

La señora pone un vaso de jugo de mango bien frío sobre el mostrador y
comenta:

"Fíjate en lo que te digo; antes de mí ya cerraron como cuatro o cinco
cafeterías en esta zona. No se puede prosperar y sostener un negocio con
la carga de impuestos, más la falta de insumos y productos para elaborar
y vender, más los inspectores que no te dejan vivir. Aquí todo está
pensado para bloquearte y que no puedas levantar cabeza", concluye.

Poco a poco reaparecen en la capital los puestos que venden productos de
origen industrial. Muchos de estos son traídos por las célebres "mulas",
los pequeños importadores que llegan a la Isla desde países como
Venezuela y Ecuador, o incluso desde la misma ciudad de Miami.

En días recientes una nueva regulación sobre la introducción de paquetes
traídos del exterior a través de los aeropuertos nacionales preocupa a
muchos. Otra vuelta de tuerca del régimen, que pide la relajación de lo
que llama "bloqueo estadounidense", mientras impide a sus ciudadanos el
derecho a importar productos al por mayor y comerciarlos.

"Los generales dueños de las tiendas recaudadoras de divisas quieren
todo el negocio para ellos solos", comenta uno de estos jóvenes que
viaja a Cuba cada cierto tiempo cargado de artículos. "Pero la mala
calidad y los productos vencidos que venden a precio de oro en las TRD
son una estafa contra la gente, que la soporta porque ellos tienen el
poder de las armas y la maquinaria del terror en sus manos."

Una señora mayor que escucha la conversación añade: "Si los americanos
relajan más el embargo, entonces mejor que se pongan en cuatro patas
para que Raúl y estos cabrones les metan el dedo. Estos tipos del
Gobierno son una camarilla de mafiosos, no un Gobierno con el que se
pueda negociar nada".

En una esquina del barrio habanero de San Leopoldo hay varios hombres
reunidos para tomar ron y comentar los sucesos del día. Preguntados por
lo relacionado con la Carta de los 40 contestan que no tienen idea de
qué va el asunto. Cuando se enteran, se miran incrédulos y sonríen:

"Se ve que los que firmaron esa carta están viviendo sabroso allá en la
'Yuma' y no tienen ni puta idea de cómo funciona esto aquí", afirma uno
de ellos, y añade: "Para mí el bloqueo más jodido no es el de los
americanos. Aquí el bloqueo de verdad lo tiene puesto el Gobierno que no
deja vivir a nadie. Que no da ni dice dónde hay. Le tienen miedo a que
la gente tenga dinero."

Uno del grupo le recuerda al que habla lo de la educación y la salud
gratuitas.

El primero lo mira fijo, hace un gesto de negación con la mano y
continúa: "La educación está 'en candela', con los maestros que cobran
una miseria y los muchachos recibiendo mucha política y poco
conocimiento. En cuanto a la salud, mira tú… Que se dejen de cuento con
lo del bloqueo. Con lo que cobran por mandar los médicos para afuera, es
para que los hospitales estuvieran como debe ser y no cayéndose".

Un recién llegado al grupo se da un trago de ron y pregunta de qué va el
debate. Le explican. El hombre, de unos 30 años, expone: "Que yo sepa,
los americanos no cerraron los cines 3D, o las tiendas de ropa
particulares. Tampoco tienen ahogados a los choferes privados. Los
americanos no son los que mandan a los inspectores o a la policía para
que no te puedas mover. La cosa está dura para poner el plato de comida
en la mesa. Si te pones a decirlo en voz alta, te acusan y te meten
preso…y no son los americanos, es este Gobierno, que no sirve…"

De pronto hay un silencio general. Las voces se apagan. Dos motocicletas
japonesas pasan lentamente con sus tripulantes, vestidos de civil,
ocultos tras los cascos. Detrás de ellos aparece un auto patrullero de
la PNR.

Source: En San Leopoldo y Coco Solo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1402429957_8983.html

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