viernes, 27 de junio de 2014

Una nueva etapa de la lucha por la democracia

Cuba: Una nueva etapa de la lucha por la democracia
[26-06-2014 16:12:37]
Jorge Hernández Fonseca

(www.miscelaneasdecuba.net).- Después de la derrota del socialismo en
Cuba --para lo cual ya no es necesario demostrar nada ni argumentar con
ejemplos-- se han deslindado nuevos campos de lucha. Ya no es la
tradicional lucha de más de 55 años, de demócratas contra
comunistas/socialistas; ahora la lucha de los cubanos se ha tornado más
compleja. La dictadura da muestras de agotamiento, sobre todo en el
plano ideológico debido a la derrota del socialismo en la práctica
diaria y ha surgido con mucha fuerza una variante opositora para un
debilitamiento a las medidas externas que atenazan económicamente al
régimen con vistas a potenciar, se dice, la sociedad civil cubana.
Sobre esta nueva variante opositora hay muchos criterios dentro de la
oposición política cubana, sobre todo en la oposición militante. De
hecho, no han sido políticos cubanos (o miembros de organizaciones
militantes pro democracia en Cuba) los que nutren la nueva línea. Son
cubanos y cubano-americanos (incluso, personalidades no cubanas) los que
han estructurado este nuevo camino para potenciar cambios económicos
dentro de la isla, en el supuesto de que, con nuevos cambios en las
relaciones de producción, se produzca una dinámica que conduzca, a medio
o largo plazo, a los cambios democráticos que todos queremos.

Como en esta línea de acciones confluyen también los opositores de la
izquierda cubana, desengañados con el fracaso socialista del régimen,
las posiciones de muchos de los gobiernos de Latinoamérica, de la
mayoría de los países de Europa y de una parte de la oposición de dentro
de la isla, es preciso dedicarle la atención que merecen actores tan
influyentes dentro del panorama político cubano, sobre todo en momentos
que el gobierno de Estados Unidos da indicios de poder adoptar en el
futuro semejante línea de acciones, siempre que la dictadura cubana
acceda a liberar previamente al ciudadano norteamericano Alán Gross,
preso en Cuba.

Este panorama se complementa con un visible agotamiento de la vitalidad
opositora en Miami, en paralelo con una mayor penetración de los agentes
de influencia castrista en el exilio cubano de Miami, España y México
–fundamentalmente-- así como de un accionar menor de las organizaciones
opositoras dentro de la isla, asociado con un notable incremento de la
represión de los aparatos de la policía política cubana y de sus
acciones paramilitares ilegales.

Para un cubano demócrata --viva dentro o fuera de la isla-- el panorama
político cubano ha cambiado sustancialmente y se hace necesario un
replanteo de los objetivos de lucha. En primer lugar, cuando se discrepa
de la nueva línea planteada antes, no se está colocando a los promotores
de la misma en el mismo plano que a los personeros de la dictadura. Una
estrategia de medio o largo plazo para llegar finalmente a la
democracia, no necesariamente es una estrategia que puede calificarse
como de "colaboracionista" con el régimen, aunque a corto plazo ambos
apoyen los mismos pasos, como levantamiento del embargo, comercio y
créditos norteamericanos a empresas de dentro de la isla, autorización
de los viajes de norteamericanos a Cuba y conversaciones directas entre
Cuba y EUA para intentar resolver diferencias tácticas.

Sin embargo, no cabe dudas que esta nueva estrategia de luchas va al
encuentro de los objetivos establecidos por la oposición política cubana
de siempre: la derrota de la dictadura y la implantación de un régimen
democrático que la sustituya en el plano político, así como la
instauración de una economía de mercado en el plano económico. Pudiera
decirse –simplificando-- que la nueva estrategia jerarquiza el cambio
económico sobre el político.

Y es precisamente este punto que debe hacer reflexionar a las
organizaciones políticas cubanas tradicionales. ¿Se jerarquiza un cambio
económico dentro de la isla, para que suceda (si finalmente sucede)
antes que un cambio político? Esa es la pregunta a ser respondida.

Para apoyar en el análisis sobre la respuesta opositora al interrogante,
expongo dos consideraciones al respecto: Número uno, la lucha de los
cubanos siempre fue para derrotar el comunismo/socialismo, ya derrotado;
esto sin embargo no implicó el cambio de la dictadura, sino su
transformación en un nuevo "ente" capitalista, extremadamente explotador
de su pueblo actuando como esclavista moderno al vender la fuerza de
trabajo cubana al exterior (médicos, instructores deportivos, puerto de
Mariel) como verdaderos esclavos. ¿Qué se impone hacer ante esta
realidad? Se propone, por el lado de los actores de la nueva línea
opositora, actuar desde dentro el régimen cubano para intentar modificar
esa práctica. Esto implica aceptar un socio con un proceder esclavista
para tratar de cambiar su carácter, cosa que solamente se conseguirá a
medio o largo plazo (igual que la democracia, si es que se consigue).

Número dos, habrá que aceptar que sean los hijos de la actual élite
militar y partidista cubana, la que gobierne a la muerte de Fidel y Raúl
--y sobre todo, en paralelo-- la que tome en sus manos toda la economía
de la isla, respaldados en el poder de la fuerza que implica el control
de los cuerpos armados de la dictadura y su policía política. ¿Es
correcto que esto suceda?

Mi respuesta a ambas consideraciones es que no es correcto, después de
55 años de arbitrariedades, fusilamientos sangrientos (y fusilamientos
mediáticos) de lo mejor de nuestro pueblo, largas penas de prisiones por
causas políticas, golpizas arbitrarias, destierro de más del 20% de la
población cubana, entre otras atrocidades, acordar semejante "pacto del
esqueleto" con la dictadura sin imponerle condiciones, sabiendo que su
práctica ha sido de engaños tácticos en momentos difíciles, por lo cual
estimo que no creo que sea la salida correcta.

Por otro lado, en el "problema cubano" hay intereses externos al interés
nacional. Nada en contra en ver la isla como un potencial productor
estratégicamente situado, muy cerca de mayor mercado del Mundo --la
costa este de EUA-- siempre que se la vea como una Nación que tiene
derecho a la libertad y la democracia y que también tiene intereses en
su propio territorio. Estados Unidos ha sido socio comercial tradicional
e histórico de la Cuba republicana, por lo que, si el éxito de los
planes comerciales en Cuba con el puerto del Mariel dependen de los
Estados Unidos, nada más justo que sea este el primer beneficiado por
abrir las puertas al comercio con la isla y no sean ni Europa, ni
Latinoamérica, los que se repartan las ganancias.

Un grupo de cubanos fueron a Europa para promover su participación en
las negociaciones en curso y nada se obtuvo, sobre todo porque la
política europea está marcada por el revanchismo español respecto a EUA
(España no le perdona a EUA haber entrado en la guerra hispano cubana a
favor de los cubanos). Se impone ahora que un grupo de cubanos vaya a
EUA a reclamar similar participación --no ya en el aspecto económico--
como los firmantes de la Carta a Obama, ya que están con el mismo
derecho de solicitar en el terreno político, lo que los firmantes de la
carta a Obama hicieron (también con su derecho) en el terreno económico.

La lucha política de los cubanos ahora ya no es contra un enemigo
comunista, es con un competidor (adversario), para que, igual que este
competidor (adversario) quiere hacer valer sus derechos económicos
dentro de la isla (con las justificativas que fueran, ellos quieren
hacer valer sus derechos económicos dentro de Cuba) otro grupo de
cubanos (no empresarios, sino patriotas) quieran hacer valer los
derechos políticos de todos los cubanos dentro de la isla.

Como se observa, esta nueva lucha no es excluyente. Estados Unidos puede
comprender y apoyar el deseo de empresarios cubanos exiliados hacer uso
de sus derechos a invertir dentro de Cuba, de la misma manera que puede
también comprender y apoyar a los políticos cubanos a tener presencia
real dentro del gobierno de la isla mediante elecciones libres. Sabiendo
que la estrategia raulista es negociar con EUA, nada impide que los
políticos cubanos, igual que hicieron los empresarios antes, pidan a EUA
con las mismas razones, su cuota de participación.

Por todo lo anterior, un "Frente Político Cubano" que haga el pedido
ante EUA se impone.

Source: Cuba: Una nueva etapa de la lucha por la democracia -
Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53ac2a553a682e110805c907#.U60inPmSwx4

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