miércoles, 7 de octubre de 2015

Geopolítica vs democracia

Geopolítica vs democracia
MANUEL CUESTA MORÚA, La Habana | Octubre 07, 2015

Queda más claro después del 17 de diciembre, con el cambio de política
norteamericana hacia Cuba. Se confirma mejor con posterioridad al 21 de
septiembre con la visita del papa Francisco. ¿Qué? Lo siguiente: es
preciso tener en cuenta la geopolítica, sus tendencias y sus conceptos
si queremos tener aunque sea un mínimo de influencia en los
acontecimientos internos. Esto vale para cualquier parte del mundo; vale
más para el proceso de democratización de Cuba, que compromete la
convivencia política desde sus fundamentos.

Hay ahora mismo dos realidades geopolíticas respecto a nuestro país que
no deberían ser obviadas por los demócratas cubanos. La primera es que
la comunidad internacional promueve y quiere, ante todo, estabilidad. La
segunda, que el gobierno cubano se ha posicionado como un factor de
estabilidad regional.

Después de la ilusión de una Primavera Árabe, que resultó fallida, de la
porosidad de las fronteras para el terrorismo, el narcotráfico y el
tráfico de personas, el deseo de estabilidad no cesa de fundamentarse en
análisis, posturas de gobiernos, organismos internacionales y en
exigencia de la comunidad inversora global. Las últimas revoluciones han
fallado y los poderes fácticos se muestran remisos a los experimentos
políticos.

El ciclo revolucionario termina no solo en el mal llamado Tercer Mundo,
con la estafa del socialismo del siglo XXI y la deriva árabe hacia
ningún lugar, sino incluso en el Primer Mundo, después que un partido
como Podemos en España es ya uno más del establishment que critica.

Esta primera realidad geopolítica global se ha traducido aquí en dos
sentidos: búsqueda de cooperación entre Estados para reforzar la
estabilidad, y apoyo a transiciones en ámbitos seguros y que no tengan,
de fallar, consecuencias desestabilizadoras.

En cuanto a la segunda realidad geopolítica, el Gobierno cubano se ha
posicionado como un factor de estabilidad regional de dos maneras
estratégicas: para los nuevos esfuerzos de concertación hemisférica y
para garantizar la paz regional tras conflictos enquistados. Aquí el
juego de la realpolitk es clásicamente cínico: el Gobierno pasa de ser
un factor desestabilizador de la región durante décadas a convertirse en
un elemento imprescindible en la estabilización. Como esas vacunas cuya
efectividad consiste en inocular el mismo virus a combatir.

Que el papa Francisco haya agradecido públicamente a Raúl Castro, en
medio de una misa, su papel en el conflicto colombiano es una prueba de
que la suya fue una visita política con fines estrictamente
diplomáticos. Si se contrasta con sus llamados casi revolucionarios en
Estados Unidos, se confirma el dato: la estabilidad es el nuevo mantra
global, que solo parece favorecer, si se dan las condiciones,
transiciones tranquilas.

Hay detrás de todo esto un nuevo paradigma en las relaciones
internacionales, proveniente de círculos académicos y de poder en
Estados Unidos, que entronca con la tradición diplomática de Europa
occidental, el otro polo, algo desimantado, de poder global.

Hay un texto que teoriza el nuevo enfoque, y su título traduce el
concepto: How Enemies become Friends ("Cómo convertir a los enemigos en
amigos"), del profesor de la Universidad de Georgetown Charles A.
Kupchan, que no es más que una explicación, entre histórica y política,
de cuáles deben ser, a su juicio, los conceptos que deben guiar la
política exterior estadounidense. La política exterior de Obama busca
detener la anarquía internacional para substituirla por una "sociedad
internacional". Y no parece que el partido demócrata y sectores
moderados del partido republicano se vayan a desviarse mucho de este
objetivo luego de sus fracasos tanto en el Medio Oriente como en Cuba.

El acercamiento hacia Irán, China y Cuba, es muestra de la puesta en
práctica de un nuevo sentido y una nueva razón para la estabilidad
global, que no se desentiende de los valores, pero que cree más en la
fuerza del poder blando para generar cambios positivos y controlables en
sus efectos globales.

Deberíamos leer ese libro. Al menos para entender por dónde van las
relaciones internacionales en una época global: Estados Unidos quiere
convertir a los enemigos en amigos, Europa occidental intenta evitar la
conversión de los amigos en enemigos, mientras que América Latina
simplemente no quiere enemigos.

Entender con claridad este enroque internacional es un imperativo para
nosotros porque, sin apoyo de la comunidad internacional, no hay
transición democrática posible en Cuba.. La comunidad internacional ya
no está en el negocio de las revoluciones políticas, que casi nunca
tienen con qué llenar el vacío que generan.

Simplemente así: para las formas tradicionales del cambio, no tenemos
aliados visibles. Mucho menos que marquen la diferencia en la escena
mundial.

Source: Geopolítica vs democracia -
http://www.14ymedio.com/opinion/Geopolitica-vs-democracia_0_1866413341.html

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