lunes, 29 de diciembre de 2014

El aroma perdido

El aroma perdido
[29-12-2014 09:10:53]
Hugo Araña
Corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- Siempre, o casi siempre, ciertas
tradiciones han perdurado en cualquier región de nuestro Planeta hayan o
no hallan acontecido cambios sociales. Y especifico ciertas ya que sin
embargo en Cuba desde que se implantó el cambio político que perdura
hasta nuestros días, el Gobierno ha tratado por diferentes vías que una
quizás se conservaba desde cuando los españoles en el Siglo XV al traer
sus costumbres la implantaron, se mantenía a través de los años: asar un
puerco, aunque esta aseveración muchos la niegan.
La mencionada desde entonces se llevaba a cabo lo mismo en las áreas
pobres que las adineradas; por supuesto, acompañada por el haitiano
arroz con frijoles negros, y por supuesto, no podía faltar la presencia
del ron para amenizar esta fecha, nacimiento de nuestro Niño Jesús.

Sin embargo, con el paso de los sesentas en Cuba, esta tradición ha
rebajado su presencia, primero, porque adquirir el cerdo vivo, se
sacrificada y abierto de par en par, recibía un adobo, donde no podía
estar ausente, la sal, y naranja agria, así con ciertas matas aromáticas
que, primero, cuyo olor se expandía, y lo mismo se detectaba lo mismo en
el hogar donde se asaba, así cuando uno pasaba por cualquier cuadra de
nuestros pueblos y ciudades nos llenaba nuestras narices el deseo de
ingerir un pedazo del sacrificado pocos rehuían, máxime por ese sabor
que siempre se añoraba y se cumplimentaba el 24 de diciembre, ya algo
lejos de cualquier vestigio religioso por el día señalado.

Sin embargo, este sacrificio ya tan nuestro que otros países americanos
se lleva cabo se ha perdido bastante en Cuba que casi no existe.
Primero, porque muchas familias han jurado que mientras exista este
Éxodo de nuestros familiares, sí, puedan que lo consuman allá, en otras
tierras, pero sin aire aromático que los que peinamos canas, desde que
tuvimos años todavía no ha podido olvidarse, y no olvidarse, sino
evocarlo. Además, comprar un cerdo para sacrificarlo en el traspatio de
nuestros hogares, o en lugar menos pensado para unirnos y participar del
festín, es imposible, porque comprar un animal como ese, no hay bolsillo
que lo aguante que, muchos (los que pueden), compran un pedazo, o un
pernil aun sea y lo asan.

Nada. Esta tradición conque nos caracterizaba ya es cosa del pasado
quiéranos o no reconocer. Lo que si ese olor a puerco asado se extraña,
y ya es cosa del pasado. Claro, y sin pecar de convertirnos en un
despiadado fiscal, el Gobierno que nos (des)gobierna lanzará un berrido
por la victoria lograda porque ya los 24 de diciembre son como cualquier
otro día, lejos, muy lejos del significado que tenía primero esa fecha
religiosa, cuando nos sentábamos con nuestras familias detrás de la
casa, esperando que el puerco estuviera asado, y participar entonces en
el festín de degustarlo, colofón de esta tradición que nuestros
dirigentes por esto o por aquello la suprimieron.

Claro, alguien me contradirá que en algunos hogares se mantiene. Por
supuesto, son los menos, y casi esta tradición solamente en el campo
pueda encontrarse, sin el barullo que motivaba dicha acción ya tan
cubana para más.

Source: El aroma perdido - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/54a10c8d3a682e0738d0d864#.VKEqdF4Ak

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