La crónica roja alternativa
Lunes, Septiembre 17, 2012 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -A juzgar por los medios
oficiales, es como si en esta sociedad no existieran asaltantes,
violadores, sicópatas y homicidas. En Cuba no hay crónica roja: los
crímenes también son secreto de estado. Pero cada vez lo son menos.
En los últimos años, además de las ofertas de los bancos de video
–películas, documentales, musicales, programas de la TV norteamericana,
pornografía- y los materiales audiovisuales realizados por blogueros y
disidentes, circulan profusamente series de fotos de homicidios
horrendos, que se filtran –no se sabe cómo- de los archivos de Medicina
Legal y Criminalística.
Presentados en Power Point, pasan de mano. Mientras más espeluznantes,
más demandados son. Resulta preocupante el interés demasiado morboso que
provocan en algunas personas. Recuerdo que hace unos años, uno de estos
documentales escapados de los archivos del MININT sobre el asesinato en
Luyanó de un empleado de un frigorífico de Arroyo Naranjo y que mostraba
los trocitos –como de carne de puerco en tarima- en que los asesinos
habían picado a la víctima, me tuvo sin comer varios días. Pero hay
gentes que tienen estómagos a prueba de todo.
Las truculencias forenses que se filtran y circulan por las computadoras
y los reproductores de DVD, van in crescendo. CSI o la Doctora G
palidecerían ante la más reciente. Se trata de un crimen pasional
atribuido por los rumores a la conocida locutora de televisión Laritza
Camacho. El cadáver del adúltero fue descuartizado y empaquetado en
bolsas que fueron abandonadas en distintos puntos de la capital. Pero lo
más escalofriante del caso es que la asesina, enloquecida por los celos
y el afán de venganza, devoró el corazón de la víctima.
Otro de estos materiales refiere con lujo de detalles la violación y
asesinato de una niña de doce años. Su cadáver fue hallado en unos
matorrales. El caso ocurrió en Alamar. Su asesino es mostrado en la
presentación Power Point. Un tipo común. Nada lombrosiano. Con cara de
"yo no fui", como decimos por acá. Nadie adivinaría en él a semejante
monstruo.
Se sabe que hechos así pueden ocurrir en cualquier país del mundo. Pero
pensábamos –nos gustaba pensar, era más cómodo para nuestras
conciencias- que "en Cuba no pasan esas cosas". O al menos que no eran
usuales. Estábamos equivocados. Y no salíamos del error principalmente
por culpa de la prensa oficial, que también en eso nos engañaba. Ahora,
estos escalofriantes materiales vienen a hacer la función de crónica
roja alternativa.
Parece que hay demasiados monstruos entre nosotros y ni lo sospechamos.
Asusta pensar hasta donde nos puede arrastrar la creciente pérdida de
valores, la desesperanza y la deshumanización de esta sociedad enferma,
en la que una vez pretendieron crear el hombre nuevo.
Coincido con lo que escribió sobre el tema el colega Juan González
Febles en el número 237 de Primavera Digital: "Este no es el país en que
nací y que creía conocer. No reconozco este espacio peligroso en que me
muevo. Tampoco a las gentes que lo habitan. Algo muy grave pasó…"
luicino2012@gmail.com
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lunes, 17 de septiembre de 2012
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