La contrarrevolución energética
Lunes, Septiembre 17, 2012 | Por Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Cuando algún incidente
conmociona a Cuba, sea cual fuere su origen, en lo primero que pensamos
es en la posibilidad de un sabotaje. Es lo que volvió a ocurrirnos el
pasado 9 de septiembre, veinte minutos después de las 8 de la noche,
cuando más de la mitad de los telerreceptores del país perdían la señal
de Cubavisión, y la Isla quedaba sin electricidad desde Camagüey hasta
Pinar del Río.
¿Cargará el gobierno norteamericano, el bloqueo o la oposición interna
con la culpa de un apagón que mantuvo a oscuras la mayoría de los
hogares cubanos durante más de tres horas?
Como es habitual, la prensa oficial abortó el seguimiento del hecho.
Igual hizo con el recién incendio en una gasolinera en Santiago de Cuba,
la explosión de un polvorín en Santiago de las Vegas (marzo de 2011), y
el incendio de la tienda capitalina La Puntilla (2009). Hasta tanto no
aparezca un chivo expiatorio, la causa del apagón será un "secreto de
Estado". La alta dirección del país está de lleno en el asunto, el que
supongo sea más de lo mismo: negligencia, falta de mantenimiento o robo
de partes y piezas en el vetusto Sistema Eléctrico Nacional.
Los viejos dirigentes saben lo que significa este tipo de "avería".
Ellos mismos fueron testigos y protagonistas cuando realizaban acciones
de sabotaje contra las torres de alto voltaje, hace más de cincuenta
años. Hoy llevan a cuestas la debacle de la llamada Revolución
Energética, programa que surgió precisamente a raíz de la debacle del
Sistema Eléctrico Nacional, en el primer lustro del milenio, cuando los
apagones en zonas residenciales superaban las seis horas continuas.
Para entender un poco la contrarrevolución energética del régimen, hay
que remontarse a lo que hizo Fidel Castro, en el año 2005. El hábil
estadista dijo que su gobierno subsidiaba la electricidad con la
inversión de 0. 20 centavos de dólar por cada kilowatts/hora producido.
Santas palabras. Después de este veredicto, propuso vender a la
población equipos eléctricos de cocción y al mismo tiempo elevó el
precio del kilowatt/hora. En busca de rentabilidad y un control
exhaustivo de las ilegalidades en el sector residencial, se modernizaron
las oficinas comerciales para el cobro de la tarifa eléctrica, se
cambiaron los viejos relojes contadores por otros modernos digitales e,
irónicamente, se incrementó en 50 % el salario básico de obreros y
jubilados.
Por ejemplo, los núcleos familiares que promediaban un consumo de 300 KW
al mes, pagaban 69 pesos. Con la nueva tarifa, estos 300 KW aumentaron a
114 pesos. Tener un climatizador en casa significa desembolsar 500 ó 700
pesos mensuales por consumo eléctrico (más del salario de un mes), sobre
todo en los meses de verano.
Tiempo antes, el régimen tomó cartas en otro asunto: la avería por
negligencia en la planta Antonio Guiteras, la mayor generadora del país.
Además de cortar las cabezas involucradas, emprendió su reparación
capital. También se adquirieron en el exterior las piezas de repuesto
para las viejas termoeléctricas, y más de 700 baterías generadoras, a
partir de "fuel oil", se acoplaron al Sistema Energético Nacional.
Según el programa de la Industria Básica, las termoeléctricas del país y
sus redes de distribución formaron parte de una inversión estimada en
los 269 millones de dólares. Cierto o no, en apenas siete años dos
ministros de este sector fueron sustituidos, Manuel Portales y Yadira
García Vera.
Después de este recuento, lo más probable es que nuevas cabezas echen a
rodar por lo acontecido el domingo 9 de septiembre. Pero estamos
convencidos que, por encima de la paranoica del sabotaje, la
contrarrevolución energética opera desde el seno del régimen, así se
trata de terroristas expertos, de vieja data.
odelinalfonso@yahoo.com
http://www.cubanet.org/articulos/la-contrarrevolucion-energetica/
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