Un caso social sensible
Martes, Julio 3, 2012 | Por Leonel Alberto P. Belette
LA HABANA, Cuba, Julio, www.cubanet.org -En 1995, varias acciones para
evadir el Servicio Militar Obligatorio, condujeron a Bernardo a una
prisión, en la localidad de Baracoa. Como último recurso, optó por
introducir tierra en sus ojos para simular una conjuntivitis, y así
obtener la baja médica. El muchacho no sabía que la prisión había sido
anteriormente un depósito de sustancias químicas. La tierra contaminada
le destruyó el nervio óptico. Perdió su ojo derecho.
Al ser causante de su propio daño, Bernardo quedó en la calle, sin
pensión, incapacitado físicamente y en medio del Periodo Especial.
Este hombre, como tantos, es evidencia viva de la clásica familia
disfuncional en Cuba. Su madre murió tempranamente, de cáncer en los
pulmones. El padre se jubiló, con el grado de Mayor de las Fuerzas
Armadas, luego de sufrir un accidente automovilístico que le dejó en
silla de ruedas. Había sido jefe de la misma Unidad militar a la que
envió a su hijo, con la esperanza de que éste accediera a una plaza como
sobrecargo, o aeromozo. Una palanca, en todo caso, porque había
abandonado la escuela en los primeros grados de primaria.
Cuando el muchacho cumplió 15 años, se tornó rebelde. En una ocasión, el
padre intentó corregirlo, pistola en mano, pero la intervención de la
madre hizo que el tiro diera en el techo. A partir de ese momento,
Bernardo fue apartado del seno familiar.
Después de un matrimonio fracasado, se divorció. Quedó otra vez en la
calle. Pero esta vez no estaba solo. Porque ante la apatía materna,
Bernardo asumió la guarda y custodia de Zamira, su pequeña hija de 8 años.
De lunes a viernes, la niña permanece en la beca de amparo filial
"Estado de Cambodia", del reparto Paya. Pero el fin de semana, lo pasa
junto a su padre, literalmente en la calle. Ambos duermen donde les coja
la noche, lo mismo en un salón de la Terminal de Ómnibus, que en el
centro en el cual Bernardo labora como custodio.
Él se ha preocupado por buscar asesoramiento psicológico para su hija.
Evidentemente necesitan apoyo. Pero sus problemas se acrecientan, por la
miseria.
Desesperado, Bernardo se ha dirigido a todas las instancias del
gobierno, y a todas las instituciones de ayuda humanitaria, en busca de
que le otorguen una humilde vivienda. Pero a pesar de ser lo que las
autoridades califican como un "caso social sensible", no ha recibido
respuestas desde las alturas del paraíso socialista.
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martes, 3 de julio de 2012
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