Martes, 13 de Marzo de 2012 05:03
Lucas Garve
Cuba actualidad, Mantilla, La Habana, (PD) Este 10 de marzo se cumplen
60 años del golpe de estado del general Fulgencio Batista, en 1952, que
marcó el fin de toda posibilidad de diálogo para la sociedad
cubana.parada-en-casco-historico_habana_cuba
Si doce años antes del golpe de estado, la aprobación de la Constitución
de 1940 significó la mejor muestra de una oportunidad bien aprovechada
para que todos los cubanos demostraran cuánto había avanzado el
civilismo en la isla, realmente el 10 de marzo de 1952 marcó un
retroceso. Desde entonces solamente vamos en marcha atrás.
Hoy no contamos con una sociedad civil verdaderamente basada en un
asociacionismo cívico interesado en mejorar las condiciones de vida de
la sociedad cubana y en eliminar los problemas que resquebrajan la nación.
Múltiples son los problemas materiales y espirituales que ahora mismo
padece la sociedad cubana y que no parecen tener solución en
perspectiva. Enfrascados todavía en transitar por una vía que el tiempo
ha demostrado que no resolverá nada de lo que nos agota, los gobernantes
evitan el diálogo necesario e imprescindible para evitar un descalabro
aún mayor que al que hoy parecemos destinados.
Problemas materiales y espirituales que van desde la descapitalización
económica hasta la pérdida de capital humano, una falta de futuro que no
sea pobreza y miseria, una juventud que cuando se atreve a confesar su
real vocación, no es otra que la de desentenderse de la realidad
nacional y emigrar a cualquier país donde sin trabas pueda tener una
vida que se considere decente o al menos diferente.
El gobierno en vez de diálogo, solamente ofrece represión y complicidad
con todo lo mal hecho durante medio siglo. Al fin y al cabo, únicamente
logra imponerse por la fuerza, como sucedió hace 60 años.
Ha aumentado el número de las prisiones y los llega-y-pon se extienden
por todas partes, en las afueras de las ciudades y poblados, como un
virus social incurable, porque uno de los problemas sociales mayores que
es el de la vivienda todavía sigue sin resolverse a la distancia de
cincuenta y tantos años.
Los denominados "logros sociales de la Revolución", la salud y la
educación, pierden el lustre que la propaganda oficial se obstina en
otorgarle y la realidad cotidiana desmiente cada día que pasa.
Mientras, las desigualdades sociales crecientes borran de golpe y
porrazo las ilusiones que un día los gobernantes vendieron con el mismo
ánimo con que los colonizadores cambiaron baratijas por oro a aquellos
desaparecidos indios; con la sola diferencia de que nuestro oro era la
libertad espiritual, de movimiento, de pensar y expresar lo que sintamos
y creamos.
Vivimos en un país donde no existe clase media, pero sí una casta
dominante que acapara para sí desde privilegios y oportunidades hasta un
nivel de vida superior al de todo el resto de la sociedad.
Desprovistos de una sociedad civil competente, carentes de cualquier
sentido de asociacionismo y de redes de confianza realmente
garantizadoras de una cohesión social que produzca una presión constante
sobre las decisiones de los gobernantes, los cubanos en su mayoría nos
debatimos en salir de un marasmo que nos hunde en el escepticismo y la
desidia cuando no encontramos otra vía que la del escape mediante la
emigración.
Un lamentable balance, pero no menos cierto, si observamos a la
distancia de seis décadas cuánto nos ha perjudicado la falta de diálogo
y de visión por elegir fatalmente la confrontación como solución a los
problemas nacionales.
Para Cuba actualidad: garvecu@yahoo.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/80-cuba/3607-60-anos-sin-dialogo.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario