Una nueva etapa en Cuba?
El anuncio hecho por Cuba de que liberará a 52 prisioneros políticos en
los próximos cuatro meses es un acontecimiento para celebrar, pero la
afirmación del ministro de relaciones exteriores de España, Miguel Angel
Moratinos, de que la excarcelación ``abre una nueva etapa en Cuba'' es
un disparate.
Después de su reunión con el dictador cubano, Gen. Raúl Castro y el
cardenal Jaime Ortega, en La Habana, Moratinos celebró la noticia de la
inminente liberación de los primeros cinco disidentes como un hito de la
historia reciente de la isla.
Se abre una nueva etapa en Cuba, dijo Moratinos a los periodistas.
Agregó que Ya no hay ninguna razón para mantener la Posición Común'' de
Europa con respecto a Cuba, refiriéndose al acuerdo europeo de 1996 que
condiciona cualquier mejora en las relaciones con Cuba al avance de la
democracia y los derechos humanos en ese país.
Pero la mayoría de los observadores de línea moderada señalan que la
aserción de Moratinos es una exageración monumental.
En primer lugar, Cuba tiene una larga historia de usar a sus presos
políticos como fichas de negociación. Libera un puñado de presos cada
tanto a cambio de concesiones económicas o diplomáticas, para más tarde
arrestar la siguiente tanda de disidentes.
El reverendo Jesse Jackson consiguió la liberación de 26 presos
políticos en 1984, Bill Richardson logró sacar a tres disidentes de la
cárcel en 1996, el ex presidente Jimmy Carter sacó un prisionero tras su
viaje a la isla en el 2002, y la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba
dio como resultado la liberación de 80 disidentes presos.
En segundo lugar, aún cuando Cuba cumpla su palabra y libere a 52
disidentes en un intento de conseguir la ayuda económica europea que
necesita desesperadamente, esa cifra representaría menos de un tercio de
los presos políticos que hay en la isla. Según la Comisión de Derechos
Humanos de Cuba, hay 167 prisioneros de conciencia en la isla.
Pero los grupos internacionales de derechos humanos creen que hay muchos
más, porque Cuba no permite que los inspectores de las Naciones Unidas
visiten las cárceles cubanas para ver quiénes están tras las rejas, y
por qué motivos.
En tercer lugar, todavía no sabemos si se tratará de una liberación de
prisioneros o de una deportación forzosa. En el pasado, Cuba ha tendido
a liberar a los presos políticos que aceptan exiliarse. Según la
declaración de la Iglesia Católica en la que se anunció la liberación de
presos, estos podrán abandonar el país, pero no se especifica qué
ocurrirá con los que quieran quedarse.
En cuarto lugar, y lo más importante, el régimen cubano ni siquiera
menciona la posibilidad de modificar los artículos 72 y 73 de su código
penal, que autoriza a encarcelar personas por ``peligrosidad'' antes de
que cometan ningun delito, basándose meramente en la sospecha de que
podrían cometerlo en el futuro.
El régimen tampoco parece dispuesto a cambiar su ley 88, que le permite
encarcelar a las personas por haber publicado algo crítico del gobierno
en el exterior, u otras leyes diversas que prohíben la libertad de
expresión, la libertad de reunión, la libertad de viajar dentro del país
o al exterior, los sindicatos independientes y los partidos políticos.
Cuando le pregunté a José Miguel Vivanco, director de la organización
no-gubernamental Human Rights Watch, si el reciente anuncio de Cuba
significa una nueva etapa en la política de la isla, me dijo:
Obviamente, estamos muy felices por los presos y sus familias, pero
nunca se me ocurriría felicitar a un gobierno por liberar a gente que
jamás debió haber estado presa.
Vivanco, un crítico del régimen cubano que al mismo tiempo se opone al
embargo comercial estadounidense a la isla, agregó que si las normas
cubanas no cambian, no cambia nada.
Mi opinión: Estoy de acuerdo. En vez de seguir la recomendación de
Moratinos, la Unión Europa debería ser un poco más imaginativa y decirle
a Cuba: Aplaudimos este anuncio, y estamos dispuestos a levantar nuestra
Posición Común, pero ustedes deben adoptar algunas medidas mínimas para
demostrar que están dispuestos a dar pasos hacia el acatamiento de los
derechos fundamentales consagrados por las Naciones Unidas".
Los europeos podrían continuar diciendo: ``No se asusten, no estamos
exigiendo grandes cosas, como elecciones libres, tal como lo exigen los
Estados Unidos. Estamos pidiendo cosas pequeñas, como permitir a la
gente reunirse con quien se les antoje, o viajar libremente dentro del
país, o autorizar a los disidentes a publicar en la isla.
Por supuesto, el régimen cubano no accedería, porque sabe que no
sobreviviría si Cuba dejara de ser un estado policial. Pero eso le
enviaría una señal al régimen de que no puede seguir haciendo más de lo
mismo, y ayudaría a poner en perspectiva los recientes titulares sobre
la liberacion de los presos politicos.
http://www.elnuevoherald.com/2010/07/11/v-fullstory/763615/una-nueva-etapa-en-cuba.html
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