Palabras cazadas
By RAUL RIVERO
Madrid -- De todo el aluvión de conversaciones y mensajes que hemos
intercambiado en estos días con la oposición interna y los familiares de
los presos políticos, me quedo con un comentario, amargo, irónico y
agudo, de Laura Pollán.
``¿Por qué --se preguntaba Laura-- para arrestar y condenar a los 75, en
el año 2003, el gobierno sólo necesitó diez días y ahora, para liberar a
52 presos, tiene que disponer de cuatro meses?''
La interrogante encierra, desde luego, la carga de cautela, las dudas,
los recelos y la precaución con que las personas que viven bajo las
presiones de la represión directa y han sufrido durante mucho tiempo los
rejuegos políticos del régimen, asumen el inicio del proceso anunciado
esta semana mediante el que se pondrían en libertad a los prisioneros
que se mantienen en las cárceles desde la razia de la llamada Primavera
Negra.
Las Damas de Blanco, los amigos, los activistas de derechos humanos, el
exilio en general, demócratas de todas partes del mundo, han recibido
con alegría especial la información sobre la eventual liberación de un
grupo de hombres inocentes (algunos con graves enfermedades) que llevan
ya siete años en las prisiones cubanas.
Ellos, con sus rangos de resistencia, sus familiares en las calles de La
Habana, Orlando Zapata Tamayo con su vida entregada en una huelga de
hambre y sed, y el sacrificio del largo y peligroso ayuno de Guillermo
Fariñas, han hecho el trabajo principal para presionar a los carceleros
a disponerse a quitar los cerrojos. Pero los mecanismos oficiales, el
secretismo, la gravedad y el misterio, le ponen un timbre perturbador al
escenario.
Los cubanos de la isla, incluidos los afectados directamente, no saben
nada o tienen sólo referencias lejanas de un acontecimiento que ha
estado en las primeras páginas de todos los diarios y noticieros del
mundo y en los espacios editoriales y firmas de renombre más solventes.
No se conocen con exactitud y precisión las condiciones en que deberán
ser excarcelados, y si la decisión, tomada unilateralmente por necesidad
de supervivencia y asfixia del régimen, beneficiaría a otras decenas de
prisioneros politicos condenados con anterioridad o en causas diferentes.
Esa atmósfera contaminada de silencio y dobleces, y otras manipulaciones
y usurpaciones, tratan de disminuir el regocijo de los familiares, los
viejos colegas, los compañeros de viaje y de los presos mismos. En
realidad, no lo consiguen. Siempre se recibe con alegría la libertad de
los amigos.
omencé con una reflexión cazada en una conversación con Laura Pollán.
Termino con otra del padre José Conrado. El sacerdote, de paso esta
semana por España, rumbo a Cuba, comentó que es imprescindible cambiar
el marco legal que sustenta la represión en la isla. ``La cuestión,
dijo, no es (sólo) sacar a los que están, sino cerrar la fábrica de
presos. Y la fábrica de presos existe a partir de leyes que castigan el
disentimiento, que castigan la honestidad''.
Las palabras de Laura retratan el presente y las del padre Conrado el
porvenir.
http://www.elnuevoherald.com/2010/07/11/763660/raul-rivero-palabras-cazadas.html
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