viernes, 30 de julio de 2010

DE QUÉ HABLAN LOS MIEMBROS DE LA ASAMBLEA NACIONAL EN CUBA?

¿DE QUÉ HABLAN LOS MIEMBROS DE LA ASAMBLEA NACIONAL EN CUBA?
29-07-2010.
Elías Amor Bravo
Economista, Unión Liberal Cubana, ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- El diario Granma está ofreciendo
información del contenido de las sesiones que se están celebrando estos
días en la Asamblea Nacional de Cuba.

Siempre he sostenido que cualquier proceso de cambio democrático en la
Isla debería tener en la Asamblea Nacional una referencia fundamental.
Si realmente los integrantes de este órgano cumplieran su papel de
representantes legítimos de la ciudadanía, podrían alzar su voz y
enfrentarse al poder ejecutivo.

Pero eso, hoy por hoy no es posible. Y basta con prestar alguna atención
a los debates para comprobar que en la Asamblea Nacional, los derechos
de los ciudadanos caen en una retórica explosiva que tiene mucho que ver
con las consignas que emanan de la cúpula dirigente.

Se trata más bien de una dación de cuentas de los altos dirigentes que
es escuchada con atención por los miembros de la Asamblea, sin que se
alce una sola voz crítica, un planteamiento alternativo o un síntoma de
pluralismo democrático. Así les va. Podríamos afirmar que estamos ante
un parlamento secuestrado, silenciado e incapaz de cumplir con su papel.

Vayamos por partes. Algunos de las sesiones de trabajo merecen ser
analizadas.

En la Comisión Agroalimentaria, se ha calificado de insostenible el
descenso en la producción de café, lo que ha supuesto unas importaciones
de 50 millones de dólares anuales para satisfacer el consumo de la
población, en la otrora economía productiva cubana de café.

La Asamblea ha valorado el programa del Ministerio de la Agricultura
para el desarrollo del café, al igual que el cacao, otro producto de
escasa cosecha, hasta 2015, cuyos objetivos son: eliminar ineficiencias,
como la inestabilidad de los cuadros, a la desatención a los cultivos,
pasando por la no reposición de los cafetales, la escasa población de
estos y el insuficiente suministro de recursos, así como la deficiente
organización y estimulación oportuna de las fuerzas que intervienen en
la recogida.

En suma, la Asamblea valora un plan que, como otros anteriores, va a
fracasar porque la solución para el café y para la agricultura cubana es
la propiedad privada, la libertad de empresa y la economía de mercado.
Continúen haciendo planes, y verán.

La Asamblea también ha analizado las deficiencias detectadas en la
gestión presupuestaria, tales como el insuficiente control interno,
desconocimiento técnico en la base, falta de personal calificado y
fluctuación de este en las áreas económicas y contables, así como poca
exigencia administrativa.

Bueno, y entonces, a qué esperan para exigir responsabilidades a los
gestores incompetentes, y tomar las medidas oportunas. Tal vez el
problema no esté tanto en las personas, como en el funcionamiento
perverso de una administración estatal que todo lo absorbe y lo
controla. Más libertad económica debería ser la propuesta de la
Asamblea, pero evidentemente no se ha escuchado.

La Asamblea ha prestado atención al uso óptimo de los recursos
naturales, a disminuir tanto como sea posible, el impacto medioambiental
y sistematizar el ahorro energético, en los debates de la Comisión sobre
Energía y Medio Ambiente.

Ante las críticas sobre el despilfarro de energía en Cuba, resultado de
una estructura productiva obsoleta que no ha sido modernizada por el
gobierno en 51 años, Ramiro Valdés ministro del ramo, propuso como
solución el fortalecimiento del papel de las organizaciones de masas
para lograr, mediante acciones eficientes, una disminución del gasto
energético en los hogares.

Buena idea. Las organizaciones de masas comunistas como política
energética. Tal vez en Occidente deberíamos aprender de estas
sugerencias castristas que rayan en la hilaridad. Habrá que prestar
atención también a esta cuestión.

A la Asamblea también le ha parecido importante analizar el estado de
las inversiones que se realizan en uno de los países con más bajo nivel
de formación bruta de capital fijo sobre el PIB del mundo.

La atención se centró en el papel que desempeñan los contratos
vinculados a las diferentes inversiones en la actualidad, calificados
mayoritariamente como una ficción. Básicamente, porque en la economía
estalinista y centralizada en manos del Estado de Cuba, los contratos de
inversiones no se cumplen, son papel mojado. Así de simple.

Otra vez, el responsable del ramo, Ramiro Valdés dijo ante la Asamblea
que si se cumpliera lo que se establece en los contratos, no habría
tantos retrasos en las obra.

Yendo más lejos aún, señaló que "muy pocos de los implicados en el
proceso inversionista, tienen en cuenta los verdaderos daños que
ocasiona su incumplimiento", para concluir señalando que "para revertir
esta situación tenemos que lograr que las penalidades establecidas en la
Ley, obliguen a todas las partes a cumplir, porque en la actualidad los
montos por las violaciones son irrisorios."

Que se preparen los que incumplen, empresas extranjeras incluidas,
porque Ramiro Valdés va a sacar el látigo con extrema dureza "para
devolver a las contrataciones económicas su valor como herramienta de
control y exigencia para el respeto de los plazos, costos y requisitos
de calidad, lo mismo en la ejecución de un hotel que en la construcción
de una vivienda, coincidieron diferentes ponentes del Ministerio de la
Construcción".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29132

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