martes, 18 de mayo de 2010

Cuba, reforma o muerte

Cuba, reforma o muerte
Joaquín Villalobos*
Lunes, 17 de Mayo de 2010

Oxford, Inglaterra. Fidel Castro se preparó para enfrentar una invasión
estadounidense, derrotar rebeliones contrarrevolucionarias, evadir
atentados contra su vida y resistir al embargo norteamericano; pero no
se preparó para pelear contra hombres dispuestos a dar la vida en una
huelga de hambre, ni para enfrentar a un puñado de mujeres que
protestarían pacíficamente, ni para lidiar con grupos musicales que, con
el más subversivo de los mensajes, le cantarían a los cubanos "que la
normalidad no es pecado". El régimen basó su defensa estratégica en
mantenerse como víctima y la belicosidad del exilio de Miami y de los
gobiernos estadounidenses han sido en esto su principal soporte.

Durante 50 años algunos sectores de izquierda han considerado a Cuba
como un baluarte moral, una especie de "Vaticano revolucionario" y
muchos dirigentes de centro izquierda no cuestionan al régimen por el
miedo a blasfemar. El problema es que ahora la revolución se ha vuelto
victimaria y está siendo moralmente derrotada por sus víctimas. La
posición de Fidel estuvo justificada durante un tiempo, pero en
política, no hay santos y la realidad es que desde hace rato el régimen
cubano ya no se justifica. Fidel Castro es ahora, en sentido estricto,
el único dictador del continente, Chávez y otros son todavía aprendices.

El futuro de Cuba es el tema más crucial en la agenda política
latinoamericana. El final del régimen tendría un impacto demoledor sobre
las izquierdas populistas y extremistas, que modificaría positivamente
el mapa ideológico continental a favor del centro izquierda. Esto cobra
mayor fuerza porque la crisis cubana está coincidiendo con el
debilitamiento popular de Chávez en Venezuela. Sin embargo, pocos se
atreven a hablar del final de la "Iglesia Revolucionaria Fidelista".

En Cuba el cambio depende de tres relojes en cuenta regresiva

Consideran demasiado débil a la oposición, le suponen demasiada
fortaleza a un sistema que surgió de una revolución o temen que Fidel
viva 100 años y que su régimen sólo acabe con su muerte como Franco.
Pero la España franquista no estaba en bancarrota económica, la
oposición fue poco visible en casi toda Europa del Este y más fuerte era
la Revolución rusa, sin embargo se acabó. E n Cuba el cambio depende de
tres relojes que están en cuenta regresiva: el biológico de Fidel; el
del cambio generacional en la dirigencia y el del aguante social de los
cubanos. Cualquiera de éstos podría detonar el cambio. El problema no es
cuánto más vivan Fidel y Raúl, sino cuánto más serán capaces de
conservar el poder en medio de la peor crisis del régimen y en el
momento de menor fortaleza física de ellos.

En Cuba las inversiones han caído 16%, las exportaciones 22% y las
importaciones 38%. Los programas sociales están siendo recortados a
niveles sin precedentes, hay $600 millones en divisas que no se les está
permitiendo retirar a los inversionistas. La producción azucarera cayó
al nivel de 1905 con sólo 1,2 millones de toneladas. Sin divisas y
necesitando comprar el 80% de los alimentos en el exterior, hay riesgo
incluso de una hambruna. Los escándalos de corrupción reflejan una
descomposición descomunal, 750 empresas del Estado, el 20% del total,
están bajo investigación y hay muchos presos.

Entre éstos el general Rogelio Acebedo, héroe de la revolución que
combatió con el Ché y hasta hace poco director de Cubana de Aviación.
Ramiro del Río y Roberto Bundraud, funcionarios acusados de corrupción
fueron declarados como "suicidados". Max Marambio de nacionalidad
chilena, un personaje histórico muy cercano al propio Fidel, se
encuentra en fuga y le han congelado más de 30 millones de dólares en
sus cuentas.

Hay involucrados en corrupción miles de funcionarios y miembros del
partido de todos los niveles y muchos "revolucionarios" se están
volviendo millonarios, asegurando dineros y propiedades para la llegada
del capitalismo al igual que ocurrió en la ex Unión Soviética. Los
cantautores emblema Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, han demandado en
público la realización de reformas. En síntesis muy pocos piensan que el
régimen pueda sobrevivir.

La vieja guardia amarró todo en torno a Fidel Castro

En los 90, cuando acabó la cooperación de la ex Unión Soviética, se
desataron protestas que Fidel todavía pudo controlar, facilitando, como
siempre, la salida de miles de balseros en 1994. En el escenario actual
tendrían tres caminos: seguir expulsando, reprimir o reformar. El
primero no tiene ahora justificación; el segundo terminaría dividiendo
al ejército y el tercero lo ha rechazado enfáticamente Fidel.

El buró político del partido está compuesto mayoritariamente por
dirigentes que rondan los 80 años y no hay otra generación de dirigentes
que pueda mantener al régimen actual. La vieja guardia amarró todo en
torno al caudillo, no construyó institucionalidad y bloqueó el acceso al
poder a nuevas generaciones. La constante ha sido el ascenso de jóvenes
predilectos de Fidel, que luego son destituidos humillantemente como
Roberto Robaina y Carlos Lage.

Los casos Ochoa, Robaina, Aldana, Pérez Roque, Lage y otros, son
evidencias de las constantes crisis políticas y las expulsiones masivas
(60, 70, 80 y 94) lo son de sus crisis económicas y sociales.

Cuando destituyeron a Pérez Roque y Lage, Fidel Castro escribió: "la
miel del poder, por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en
ellos ambiciones…". Esta idea evidencia la moral religiosa que
influencia la meritocracia cubana que se fundó en la lealtad a la
jerarquía, en la fe en la doctrina y en el culto al sacrificio para
expiar el pecado original de la ambición.

Esto abrió las puertas a la simulación, la hipocresía y el oportunismo y
se las cerró al debate, la inteligencia y la eficiencia. La generación
que luchó y la que no luchó quedaron separadas, los guerrilleros de la
Sierra Maestra se convirtieron en sabios capaces de asumir cualquier
responsabilidad, sin importar si estaban educados o no y los jóvenes que
educó la revolución, pero que no hicieron "sacrificios", quedaron bajo
sospecha. La inteligencia de Fidel brilló así por ausencia de
competidores. La bancarrota económica del socialismo cubano no sólo es
fracaso ideológico, sino ineficiencia estructural generada por un
gobierno de activistas, que basaron sus políticas en esfuerzos
voluntaristas y no en planes eficaces.

Los profesionales como peones del sistema

Los miles de profesionales formados en los últimos 50 años son peones
del sistema, no importando si son científicos les pagan una miseria y
andan en bicicleta. La educación masiva fue una meta ideológica
propagandística sin relación con la economía, la movilidad social y el
acceso al poder. Sin embargo, la principal conquista del régimen al
haber educado a tanta gente es ahora su principal problema.

No hay condiciones en Cuba para el modelo chino, la vieja guardia
aplastó a los jóvenes que educó y por ello es común encontrar
prostitutas que son doctoras o ingenieras. Para conservar el poder se ha
opuesto a reformas que den espacio a las capacidades individuales porque
esto aceleraría un cambio generacional. El régimen tiene condenadas a
las nuevas generaciones a ser proletarios por obediencia, fe y
autoflagelación. Por lo tanto, el cambio generacional implica
inevitablemente el final del régimen.

En Cuba es un error creer que lo que la gente piensa, es lo que la gente
dice. Las grabaciones con burlas a Fidel en el caso Roque y Lage lo
comprueban. La apatía es rechazo popular y la simulación una institución
que incluye a muchos de los dirigentes con menos de 60 años. Es obvio
que hay oposición adentro del partido y del gobierno, y que la cohesión
es ahora pura ficción. La fragilidad es muy grande y así como pueden
sobrevivir un tiempo más, también pueden derrumbarse mañana. El régimen
cubano ya no tiene ninguna salida estratégica, o se reforma o muere.

*Columnista de El Diario de Hoy.

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=4798332

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