Publicado el : 24 de mayo 2010
El cambio en el régimen carcelario de los presos políticos de Cuba
podría significar un balón de oxígeno para Raúl Castro y su futuro
proyecto político.
A lo largo de las próximas horas se producirá en Cuba el traslado de los
presos políticos de la Isla a cárceles cerca de sus familiares. Los
presos enfermos irán a hospitales.
La medida no tiene precedentes y se concreta gracias a la mediación de
la Iglesia Católica ante Raúl Castro, un diálogo mantenido en las
sombras y que parece se traducirá en la total liberación de los más de
doscientos encarcelados en la Isla por "pecados ideológicos y políticos".
El cardenal Jaime Ortega es el arquitecto de las delicadas
conversaciones con el régimen de Raúl Castro. Su mediación en torno a
las Damas de Blanco le valió una victoria importante en el complejo
ajedrez político de La Habana.
Todo indica ahora que Ortega goza de la confianza de Castro y que para
finales de esta semana podría acontecer un anuncio sobre "la liberación
de una cantidad aún no determinada de presos políticos", como lo explica
a Radio Nederland Carlos Alberto Montaner, escritor y periodista cubano,
una de las figuras más emblemáticas del exilio castrista.
Escuche la entrevista a Carlos A. Montaner
Prisioneros no reconocidos
La disidencia calcula que 17 opositores están en cárceles fuera de sus
zonas de residencia y unos 25 enfermos, de unos 200 que se dice existen
en Cuba, aunque el gobierno no los reconoce.
Guillermo Fariñas, psicólogo de 48 años, quien inició su huelga de
hambre el 24 de febrero, un día después de la muerte del preso opositor
Orlando Zapata, dijo confiar en la Iglesia y estar dispuesto a dejar su
protesta si el Gobierno libera a 10 o 12 presos y define un calendario
para otras excarcelaciones.
Los sectores críticos de la disidencia cubana son más escépticos y ven
solamente "monedas de cambio del régimen castrista".
Lea a continuación la entrevista a Carlos A. Montaner, escritor y
periodista cubano.
Radio Nederland: ¿Cuál es la clave para entender la mediación sin
precedentes de la Iglesia Católica en Cuba?
Carlos A. Montaner: Las relaciones de Raúl Castro con la Iglesia
Católica son mucho mejores que las de Fidel (...) Y tiene una relación
fluida con algunos prelados importantes de la Iglesia. Allí hay algo
interesante: no es que Raúl Castro sea un creyente, ni mucho menos, pero
sí tiene un vínculo distinto con la Iglesia Católica. Ha encontrado
también que se trata de un interlocutor muy útil para hacer ciertas
cosas que de forma directa le costaría mucho más trabajo. En lugar de
pactar con las Damas de Blanco cómo iban a ser las manifestaciones,
utilizó a la Iglesia. Y ésta desempeñó muy bien el papel, porque le
conviene, le interesa ese rol. A las Damas de Blanco les vino muy bien
porque regularizaron su situación, y al gobierno también, porque
disminuyó la tensión de esos conflictos semanales con la Iglesia. Una
vez resuelto ese problema, ellos han visto en la Iglesia un buen canal
quizá para soltar a todos los presos políticos. Yo creo que Raúl Castro
sabe que tener esos 200 presos políticos es algo que perjudica
notablemente la imagen de la revolución, y esas personas no ponen en
peligro la seguridad del régimen ni mucho menos.
RN: ¿En qué condiciones se podría producir la liberación de presos
políticos?
CM: Les dan unas licencias extra penales. Quiere decir que las
sentencias no se anulan, no se amnistían, pero juegan con la fantasía de
que están enfermos y que por lo tanto les dan la licencia mencionada, lo
que significa que pueden ser devueltos a la cárcel en cualquier momento,
cosa que ha sucedido en varias ocasiones.
RN: ¿ Legitimaría a la figura de Raúl Castro la liberación de los presos
políticos ?
CA: Mejoraría su imagen, por supuesto. Tener presos políticos en América
Latina, en estos momentos, es algo que desacredita al régimen. Hace
pocos días, en Madrid, una parte sustancial de artistas e intelectuales
de izquierda, algunos del Partido Comunista, firmaron un documento muy
duro contra el gobierno cubano (...) Esa erosión de la imagen de la
Revolución es algo que les preocupa bastante.
RN: En otras palabras y siguiendo su línea de análisis, a Raúl Castro le
urge la mediación de la Iglesia Católica como lavado de cara para
mejorar su imagen.
CA: Yo creo que él está descubriendo muchas cosas. Una es que necesita
de un interlocutor; que él no tiene el control de todas las situaciones;
que él no puede imponer la voluntad sólo por medio de la represión.
Hablamos de un interlocutor prestigioso, a la mano, en el que muchos
disidentes confían. La Iglesia Católica tiene un nivel de confianza
grande para la sociedad cubana y para muchos disidentes que conocen a
estos prelados, desde el Cardenal Ortega, Carlos Manuel de Céspedes. Y
esto es una garantía para todas las partes. Raúl ya descubrió para su
tristeza que el sistema no es reformable, que económicamente no tiene
ninguna posibilidad de rescatar su gobierno, si define el rescate como
conseguir una sociedad próspera, de manera creciente para las masas
cubanas, ya sabe que eso no es verdad.
Él mandó a hacer una auditoria enorme para siete mil empresas - que en
Cuba son muchas -, una investigación realista, profunda, y lo que se ha
encontrado es lo que todos sabemos de una manera intuitiva: que el nivel
de incredulidad, corrupción, de robo, de falta de seriedad en el
trabajo, de todos los males que uno se puede imaginar, están presentes
en el aparato productivo, como consecuencia de que no hay incentivos
materiales para las personas. No tiene sentido trabajar porque la
remuneración es inexistente. Ha descubierto que las plantillas están
sobredimensionadas: la cuarta parte de los trabajadores cubanos sobran,
no son necesarios en las empresas en que reciben un salario. Si va a
aplicar un criterio de eficiencia y de productividad, tendría que
echarlos a la calle. Si los echa a la calle, continuará hundiendo la
economía. El aparato productivo es tan raquítico y tan incapaz de crear
fuentes de empleo que el dilema no tiene solución. Este hombre está
situado en el mismo punto que el ruso Mikail Gorbachov se encontró en 1987.
RNW: ¿Es inminente la liberación de los presos políticos?
CA: Yo tengo la sensación de que empezarán a liberarlos. No sé si los
liberará a todos de golpe, pero tengo la sensación de que intentará
liberarlos. Y probablemente le pidan a la Iglesia que ayude en este caso
al gobierno para conseguirle destinos fuera de Cuba a los que se quieran
ir, a una parte de esas personas (...) Lo que está pasando es
conveniente. Que la Iglesia sea un interlocutor válido para el gobierno
y la oposición, ya es un paso de avance. Que el gobierno ceda y permita
que las Damas de Blanco desfilen, me parece muy bueno; que suelte
prisioneros me parece muy bueno. Hay que celebrar que existen síntomas
de cordura en el gobierno de Raúl Castro, aunque todavía no se pueda
hablar de apertura.
RNW: Las huelgas de hambre que hemos visto a lo largo de estos meses, la
muerte de Zapata Tamayo, la mediatización de las imágenes, la protesta
de Guillermo Fariñas, ¿son elementos que influyen en el proceso que
hemos abordado a lo largo de esta entrevista?
CA: Estoy de acuerdo con esa premisa. Creo que el sacrificio en esta
oportunidad no fue en vano. Que la muerte de Zapata Tamayo significó un
golpe muy duro en la imagen del régimen, cosa que ellos no calcularon.
Pensaron: este hombre se muere y aquí no pasa nada. Incluso la primera
reacción de Fidel Castro fue casi de desprecio e ironía frente a este
pobre muchacho. Después me imagino que ha tenido que rectificar, porque
se ha dado cuenta que es un muerto muy costoso para la imagen del
régimen. Si el objetivo de Zapata Tamayo fue llamar la atención sobre
los presos políticos en Cuba, la verdad que lo consiguió.
http://www.rnw.nl/espanol/article/cuba-plausible-liberaci%C3%B3n-de-preso-pol%C3%ADticos
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