miércoles, 17 de marzo de 2010

No hay harina ni vergüenza

No hay harina ni vergüenza
Miércoles 17 de Marzo de 2010 08:51 Ángel Santiesteban, La Habana

¿Qué se puede esperar de un gobierno que no puede garantizar ni siquiera
la harina para el pan nuestro de cada día? Las colas en las panaderías
cubanas se asemejaban a las imágenes de la Segunda Guerra Mundial. Y
para más falta de respeto, una funcionaria del gobierno dijo en plena
televisión: "sí hay harina, el problema es que se está comiendo más pan
del acostumbrado". De lo que se infiere, para continuar la burla de la
funcionaria, que la ola de frío abre el apetito voraz por la hogaza.
Algo para sugerir a los científicos que agreguen en sus próximas
investigaciones tropicales.

Lo difícil y triste es ver al cubano soportar varias horas de espera e
incertidumbre por conseguir unos gramos de pan. Algunos, desconfiados, a
veces en su desesperación, acalorados, dicen alguna palabra que, después
de pronunciada, se arrepienten. Saben que en una celda se está peor.
Saben que a su lado puede haber un chivato que lo señale a las
autoridades y de esa manera asegure su pan. En este país hay que saber
mucho para sobrevivir.

Cuando se filtra la sacada del horno, comienza la movilización, el
empuje, los gritos por alguna fuga de pan clandestino. Alguien por el
fondo se mueve sigiloso con una jaba provista. Es algún familiar de los
panaderos o un potentado que con mucha suerte compró a sobreprecio. Pero
como una jugada magistral, para romper la mirada sobre el hombre que
escapa por el fondo, abren la ventanilla y un alarido de guerra avisa
que comenzará la venta. Todos gritan, ofenden si alguien intenta
acercarse a un conocido o pretende colarse en busca de un posible hueco
con el objetivo de llegar a la parte delantera; pero los violadores no
escuchan, no les importan los insultos, el hambre es peor que la
desvergüenza, y mantienen su empeño.

En minutos se acaba la oferta. Sin decir palabras cierran las ventanas.
Vuelven los cuerpos a su posición inerte, pegándose para defenderse del
frío. Nuevamente algunas palabras escapan y se autocensuran. Otra vez
las miradas de miedo.

Y continúa la larga espera de este pueblo de hijos que nadie quiere.


*Del blog Los Hijos que Nadie Quiso, en construcción.

http://www.diariodecuba.net/cuba/81-cuba/748-no-hay-harina-ni-vergueenza.html

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