2010-03-18.
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana, 15 de marzo de 2010.- El jueves
11 fuimos sorprendidos gratamente: El Parlamento Europeo, por abrumadora
mayoría, adoptó una argumentada y contundente resolución sobre la
situación de Cuba. Sobresalen en ella aspectos vitales; en primer lugar,
la condena de "la muerte evitable y cruel del disidente preso político
Orlando Zapata Tamayo".
También se deplora la ausencia de cualquier "gesto significativo de las
autoridades cubanas… en favor de la liberación de todos los presos
políticos y del pleno respeto de las libertades y derechos
fundamentales", y se llama la atención "sobre el alarmante estado en que
se encuentra el periodista y psicólogo Guillermo Fariñas".
La reacción del régimen castrista fue rapidísima. El mismo día salió
publicada una declaración a nombre de la Asamblea Nacional. La prensa
oficialista no se ha molestado en explicar cómo fue que los más de
seiscientos diputados acordaron ese documento, si no estaban reunidos.
La endeblez de los argumentos empleados salta a la vista: ¡No vacilan en
exaltar los supuestos logros del régimen en "la lucha por la vida de los
seres humanos" apenas un par de meses después que murieran más de
cuarenta enfermos mentales por frío (¡en el trópico!), hambre y abandono!
Vale la pena recordar esa masacre mientras evaluamos las palabras del
canciller Bruno Rodríguez en Ginebra, destacadas por Granma en su
primera plana una semana antes: "Cuba tiene una ejecutoria meritoria e
intachable en la protección del derecho a la vida…".
Al propio tiempo, la prensa oficialista cubana ha desatado una campaña
propagandística enfilada contra los europeos. Es raro el día en que no
aparece un artículo criticando las violaciones reales o supuestas de los
derechos humanos en el Viejo Continente.
Cabe aquí recordar aquello de que en todas partes cuecen habas. Resulta
difícil imaginar un país en el que no haya un solo hecho de esa clase.
El problema radica en la seriedad con que se aborde esa problemática; y
—por supuesto— en la magnitud de las infracciones perpetradas.
Recuerdo un viejo informe por países elaborado por Amnistía
Internacional. En la sección de Ruanda se señalaba el genocidio que
provocó la muerte de cientos de miles de seres humanos; en el capítulo
consagrado a Suecia, se debatía si existió o no la bofetada que un
inmigrante africano denunciaba haber recibido de un policía.
Cuestión de grados. No critico a la prestigiosa organización
internacional; respeto su política de señalar simplemente hechos, sin
otorgar calificaciones a los distintos países. Pero no hay que confundir
una simple pajita con una viga.
Esto último es lo que hace el régimen de La Habana: Un detallado
recuento de las pajitas —reales o ficticias— alojadas en los ojos
ajenos, mientras se niega a ver las vigas incrustadas en los propios.
Debemos tener presente esta triste realidad al analizar la situación
actual: En las cárceles cubanas permanecen veintenas de presos de
conciencia, muchos de ellos gravemente enfermos, mientras el licenciado
Guillermo Fariñas continúa su epopéyica huelga de hambre y sed en
demanda de la liberación de estos últimos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=26524
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