Historias olvidadas: De cuando La Habana perdió su Proyector
Posted on 26 julio, 2014
Por Daniel Palacios
LA HABANA.- Cuando los periódicos eran aún una industria floreciente y
La Habana tenía una veintena de diarios de amplia curculación, un
periódico local del barrio habanero de Los Pinos llamado Proyector vivía
también su época más luminosa.
Han pasado más de cinco décadas desde que la prensa cubana abandonó su
papel de catalejo social y comenzó a ser instrumento de propaganda y
conducción política de los ciudadanos, pero merece mirar atrás y
reconocer la vitalidad del sistema informativo y la proliferación de
periódicos que circulaban en Cuba antes de la llegada al poder de Fidel
Castro.
El primer número de Proyector, emitido el 15 de diciembre de 1940, pasó
inadvertido para la mayoría de los pobladores del actual municipio de
Arroyo Naranjo, que en aquel momento era mencionado como el "Chicago
habanero" por lo tradicional de sus edificaciones, el floreciente
comercio y el control de sus calles por alguno que otro lugarteniente de
la mafia, proveniente de esa metrópoli estadounidense.
Un periodista emprendedor
William Pupo Sagoyner, un joven periodista de ascendencia catalana y que
había sido despedido del Diario de la Marina, emprendió la tarea de
editar un periódico por su propia cuenta. Con la ayuda de su hermano
Wilder y su esposa América, puso el sentido de pertenencia al barrio
como su principal escudo, y los ahorros como empeño para tener los
suficientes materiales de producción.
"Yo nací con montones de papeles a mi alrededor y una admiración
tremenda por mi abuelo en todo el barrio. Aún después de décadas del
cierre forzado del periódico la gente pasaba por casa a plantearle
dilemas con la esperanza de que él interviniera con las autoridades",
comentó Deborah Pupo Sánchez, nieta del fundador de El Proyector.
Pupo Sánchez es una de las más celosas albaceas de la memoria histórica
de su familia y todavía vive en la calle Bella 10415, en la misma
dirección que viera nacer esa empresa editorial.
En 1943 la popularidad local de Proyector alcanzó niveles
impresionantes, al punto de contar ya con sólidas secciones de noticias
sociales, deportivas, culturales y políticas. Estas últimas fueron
responsables de varios debates con el Congreso nacional, los cuales
reportaron dividendos positivos para la localidad. Para esa época el
periódico tenía ya una tirada superior a los dos mil ejemplares.
Todos querían aparecer
"Proyector era el lugar donde todo el mundo quería aparecer y denunciar
sus problemas, porque vieron que así tenían alguna solución. La
Asociación de Propietarios y Vecinos siempre se `ponía para las cosas´
cuando salía algo fuerte. Incluso hubo un dilema de los editores con el
Congreso sobre fondos para la unión de la carretera entre Los Pinos y el
reparto Poey que terminó con la ampliación de la calle Perla en 1944",
rememoró Herminia Solaya, una anciana octogenaria que en algún momento
de su adolescencia colaboró con el periódico en los temas estudiantiles
y con entrevistas a señoritas de sociedad.
Casi todos los entonces habituales lectores de Proyector han fallecido,
pero aún hoy se pueden encontrar algunos ejemplares ya bañados por el
tono amarillento que imprime el tiempo. Como múltiples empresas
periodísticas, fue acallado en horas tempranas de la revolución, luego
de que en 1961 el gobierno ordenara su cierre con la nueva Ley de Prensa
que ilegalizaba toda publicación que estuviese fuera del sistema oficial.
"Mi abuelo siempre se lamentaba por la forma en que le destruyeron su
obra y Los Pinos ahora es un barrio más entre los desbaratados suburbios
habaneros, porque no tiene a nadie que lo defienda, así que todos
perdimos", apuntó Pupo Sánchez..
Monopolio informativo y editorial
El gobierno cubano cuenta con el monopolio de los medios de comunicación
y por ende de sus líneas editoriales. En la capital circulan los tres
periódicos de tirada nacional (Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores),
además del semanario provincial Tribuna de La Habana, así como alrededor
de una decena de revistas como la centenaria Bohemia, de exigua
presencia hoy en los puntos de venta.
Mientras la radio cuenta con cinco emisoras nacionales -Radio Rebelde,
Progreso, Taíno, Reloj y Enciclopedia- y las ondas locales son llenadas
con Radio COCO, Metropolitana, Ciudad y Cadena Habana. Los televisores
habaneros cuentan con los cinco canales de impacto general: Cuba Visión,
Tele Rebelde, Multi Visión, Educativo 1 y 2, además del Canal Habana en
las ondas restringidas.
Pero ningún medio posee capital privado u objetivos editoriales
independientes, lo cual está prohibido por las leyes vigentes. La
Constitución socialista, aprobada en 1976 y ratificada en 1992, indica
que "la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de
difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser
objeto, en ningún caso, de propiedad privada".
La libertad que llevó a Proyector a impactar en su comunidad aún queda
flotando por las calles e imprentas cubanas, con la ilusión de recuperar
alguna vez su luz propia.
Source: Historias olvidadas: De cuando La Habana perdió su Proyector |
Café Fuerte -
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