martes, 11 de septiembre de 2012

Mientras esperamos por el milagro

400 años de Cachita

Mientras esperamos por el milagro
Alberto Méndez Castelló
Santiago de Cuba 11-09-2012 - 8:30 am.

La Virgen de la Caridad del Cobre se pasea por las calles de Santiago en
el aniversario 400 del hallazgo de su imagen; un reportaje.

"Monseñor, ¿tendremos procesión en Santiago hoy?", preguntó este
corresponsal al arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez,
bien pasada la una de la madrugada del 8 de septiembre, cuando concluyó
la misa por Nuestra Señora de la Caridad en el Santuario del Cobre.

"Seguro, a las 8:00 partimos del Arzobispado", respondió sonriente
García Ibáñez.

Y efectivamente, a las 8:00 am el arzobispo estaba en el balcón
diciendo: "Hoy es un día especial, la procesión es como una invitación a
María para que nos acompañe por la ciudad. Cuando pase por nuestras
casas es para que María nos lleve a Jesús a bendecirnos".

Y necesitado de la bendición divina está Santiago de Cuba. El incendio
de la gasolinera de Trocha y Carretera del Morro hasta este sábado tenía
un saldo de seis muertos, cinco hospitalizados en estado crítico
extremo, tres en estado crítico, tres con lesiones muy graves para la
vida y seis menos graves, según revelaron fuentes oficiales. Para ellos
y sus familiares tendría monseñor Dionisio un lugar en sus oraciones
cuando la procesión hizo la tercera de sus cinco paradas en la
intersección de Reloj y Enramada.

Tras la imagen de la Virgen de la Caridad, a las 8:12 am partió del
Arzobispado una muchedumbre transformada en marea humana, desbordándose
sobre el Parque Céspedes cuando, sobre la misma furgoneta en que viajó
por toda la Isla, a las 9:20 llegó la imagen de Cachita a la Catedral.

Cuarenta años, desde el 8 de septiembre de 1961, estuvieron los
santiagueros sin poder ir en procesión tras la Patrona de Cuba. Pero
cuando luego de esas cuatro décadas, el 8 de septiembre de 2009,
monseñor García Ibáñez consiguió que otra vez el pueblo pudiera ir tras
su imagen, no menos de 10.000 personas caminaron tras la Virgen
abarrotando el Parque Céspedes y las calles aledañas para observarla en
lo alto de la Catedral.

Monseñor Giovanni Angelo Becciu, quien fuera nuncio en Cuba, confesó a
este corresponsal la perplejidad de unas de sus amistades cuando supo
que él venía de embajador del Papa a la Isla: "Usted va donde no hay
creyentes", nos dijo Becciu que le dijeron.

"¿Por qué toda esa gente ahí?", pregunté al reverendísimo García Ibáñez
hace tres años, aquel 8 de septiembre de 2009. "La gente lo que quiere
es escuchar la Palabra de Dios. Usted lo está viendo, ahí está toda esa
gente, lo sienten, lo que quieren es escuchar y hablar con Dios", me
aseguró el arzobispo aquella noche.

Poco después, en enero de 2011, fue que hablé con monseñor Becciu y
cuando el nuncio me dijo del error de su amiga, porque los cubanos somos
un pueblo con una gran fe, de tal suerte pedí el embajador del Papa unas
palabras en exclusiva para los lectores de DIARIO DE CUBA y sin demorar
un instante el nuncio dijo: "Que María sea la verdadera protectora del
pueblo de Cuba".

"¿Cómo la Virgen de la Caridad del Cobre puede convertirse en la
verdadera protectora del pueblo de Cuba?", pregunté tras concluir la
procesión de este 8 de septiembre al reverendísimo García Ibáñez, luego
de relatarle el encuentro con monseñor Becciu.

"Ustedes, los periodistas, son insoportables", me susurró Mercedes
Ferrera, la secretaria de García Ibáñez, procurando a toda costa
hurtarme al arzobispo por su descanso.

En mitad de la algarada reinante en la Catedral, monseñor García Ibáñez
no entendió mi pregunta, la que debí repetirle al oído:

"¿Cómo María puede ser la verdadera protectora de los cubanos?"

"Respetando, que cada uno respete al otro en su dignidad, todos somos
hijos de Dios, todos somos iguales y nadie tiene derecho a ponerse por
encima de otros", respondió enfático monseñor García Ibáñez, quien
aunque fue por sus palabras de recibimiento al Papa Benedicto XVI, con
que dio a conocer al mundo su sentir de Cuba y de lo cubano, desde hace
años y a cada paso viene dando lecciones de moral y de cívica, como no
dan en las escuelas para rescatar los valores de la sociedad cubana
perdidos.

Debo confesar que la interpretación dada por el arzobispo de Santiago de
Cuba al anhelo de monseñor Becciu, a mi modo de ver tiene la categoría
de "milagro".

Sí, porque toda la historia de Cuba nos revela que el respeto por el
prójimo es una acontecimiento raro en esta Isla larga y estrecha.

Quizás la mejor prueba del irrespeto por el derecho ajeno es el hecho de
permanecer los santiagueros 40 años sin la posibilidad de ir por las
calles de su ciudad tras una imagen idolatrada.

Por aquello de "a Dios rogando y con el mazo dando", o de que "la
libertad no se pide", mientras ocurre el milagro lo ideal es seguir los
pasos a predicar como los de monseñor García Ibáñez. Este sábado dijo al
pueblo de Santiago, pidiéndoselo a la Virgen, que las leyes debían ser
de tal manera que permitieran a los cubanos desarrollarse sin trabas y
por igual.

Y yo me sumo a él, espero el milagro de que se respeten mis derechos
exigiéndolos. Este sábado fui por las calles de Santiago con mi libreta
de notas a la vista de los policías, y marché confiado, no detrás, sino
escoltado por María.

http://www.diariodecuba.com/cuba/12947-mientras-esperamos-por-el-milagro

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