lunes, 17 de septiembre de 2012

Demasiado tarde, demasiado mal

Economía

Demasiado tarde, demasiado mal
Elías Amor
Valencia 17-09-2012 - 10:18 am.

El régimen llama a 'cumplir los contratos' tras medio siglo de
ocurrencias económicas de Castro y el desprecio de Che Guevara por los
libros de contabilidad.

Bajo el régimen castrista se abordan diariamente cuestiones económicas
que, en cualquier otro país, están resueltas y se dan por hechas. Ahora,
vuelven a la carga con el asunto del cumplimiento de los contratos, y de
acuerdo con los Lineamientos de Raúl Castro, se señala que "el contrato
es el órgano rector de los vínculos entre las empresas, unidades
presupuestadas, cooperativas o formas de gestión no estatal", y además,
"con ello revitalizan su alcance y retoman su papel directivo en el
aseguramiento de los planes económicos" y el denominado
"perfeccionamiento empresarial".

Tras este enunciado general, se reconoce que "persiste el irrespeto a
los plazos y condiciones de entrega, y la falta de cultura jurídica de
algunos empresarios o de preparación y exigencia de asesores".

Quién se expresa en estos términos en una entrevista en Granma, es el
presidente de la Sala de lo Económico del Tribunal Supremo Popular,
Narciso Cobo Roura.

En la maraña confusa de la estructura de la economía castrista,
consecuencia de la falta de un marco estable de derechos de propiedad y
el abrumador peso de la intervención estatal en las decisiones
económicas, recuperar el sentido de los contratos puede ser bastante
complicado.

Los contratos tienen razón plena en el ámbito de las economías privadas,
donde los agentes que operan se comprometen a prestar e intercambiar
determinados bienes o servicios, y para obligarse al cumplimiento de lo
acordado, refieren sus decisiones a un marco jurídico estable que
respeta la autonomía de las partes y que protege la propiedad privada y
el sentido de la actividad económica individual. Responsabilidad y
confianza, desde la plena autonomía de las partes.

Cabe preguntarse qué existe de todo ello en Cuba. Por mucho que los
Lineamientos insistan en que es necesario separar "funciones estatales y
empresariales, dar más autonomía a las empresas, incrementar la
eficiencia en la concertación y ejecución de los contratos, etc", no se
observan las condiciones fundamentales para la aplicación efectiva y
eficiente de estos instrumentos jurídicos mercantiles.

La responsabilidad, como tantas otras cosas, se perdió como consecuencia
de la opción "revolucionaria" impulsada desde comienzos de los años 60
por personajes como Che Guevara, que consideraba que los libros de
contabilidad no eran necesarios, o Fidel Castro, con sus elocuentes
ocurrencias, y el propio Raúl Castro, que debe estar asomándose todos
los días al caos generado por la transformación estructural que
hicieron, hace más de medio siglo, de una economía eficiente,
competitiva y moderna.

La confianza de los agentes económicos en Cuba deja mucho que desear,
cuando la mayor parte de la población, los cubanos, no pueden dedicarse
a determinadas actividades libremente, ni atesorar, ni hacer crecer sus
patrimonios personales.

Si se pretende que los contratos cumplan su función social, no se puede
empezar a construir la vivienda por el tejado. Las bases que sustentan
la economía contractual, como son la propiedad privada, la asignación de
recursos por el mercado, libre empresa, ánimo de lucro, no existen ni se
aceptan en los actuales diseños de los Lineamientos que, en contra de
todas las recomendaciones de expertos internacionales e internos,
apuestan por una "actualización del socialismo", que no es más que el
intento de dar continuidad a un modelo fracasado. Es ahí donde conviene
trabajar y cuanto antes.

Pero no parece que vaya por ahí la apuesta de la economía castrista en
materia de contratos. La abundante normativa publicada, y la que está en
proceso de elaboración, se orienta a más de lo mismo. Por ejemplo,
"acordar la penalización por incumplimiento del contrato", cuando en la
mayor parte de los casos, dichos incumplimientos se explican por el
deficiente funcionamiento de las estructuras del sistema, y no por el
comportamiento de las partes. Se habla igualmente de corregir la
"asimetría en que se desarrollan las relaciones" como si fuera posible,
en las actuales condiciones que un agricultor independiente o un
trabajador por cuenta propia, tuvieran capacidad alguna frente a Acopio,
por citar un solo ejemplo.

La consecuencia de todo esto es que posiblemente las reformas legales
que se anuncian no vayan a conseguir los objetivos planteados. Si los
cubanos no se sienten libres para desarrollar sus proyectos
emprendedores en el marco de una economía en la que no existan esas
"asimetrías" apoyadas desde el poder político, por mucho que los
tribunales traten de cumplir las normas, se producirán situaciones de
agravio, que fomentarán la irresponsabilidad y la desconfianza con el
sistema.

Insisto en la importancia de los contratos. Me parece que cualquier
acción que vaya dirigida a potenciar su figura en una economía es
fundamental. Pero es necesario realizar transformaciones institucionales
en la economía castrista, para que todo ello funcione y tenga sentido.
En caso contrario, por muy buenas que sean las intenciones, lo que no
vamos a poner en duda, los resultados serán, como en otros ámbitos,
descorazonadores.

http://www.diariodecuba.com/cuba/13043-demasiado-tarde-demasiado-mal

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