Publicado el sábado, 06.30.12
Los vínculos entre el Medicare y Cuba
Jay Weaver, Mimi Whitefield y Jacqueline Charles
jweaver@MiamiHerald.com
Oscar L. Sánchez, un inmigrante cubano con poca educación, ayudó a
revolucionar los grupos delictivos de Miami especializados en fraudes al
Medicare mediante un establecimiento dedicado al negocio de cambio de
cheques que permitió a varios criminales el lavado de $63 millones
procedentes de Estados Unidos a través de una telaraña de cuentas en el
extranjero, hasta terminar en el Banco Nacional de Cuba, afirman las
autoridades.
Sánchez supuestamente conspiró con estafadores del Medicare y otros
criminales para desviar el dinero sucio a través de más de una docena de
cuentas bancarias de empresas ficticias en Canadá y Trinidad. El lavado
de dinero era canalizado en última instancia mediante transferencias de
$100,000 o más desde una sucursal bancaria de Trinidad en La Habana
hacia el Banco Nacional de Cuba, de acuerdo con las autoridades federales.
Los agentes del FBI y los fiscales están tratando de averiguar quién
recibió el dinero en Cuba: ¿Fugitivos de fraude al Medicare, otros
delincuentes, funcionarios del gobierno, o todos ellos? ¿O se reenvió el
dinero una vez más a otros países? Mientras las autoridades tratan de
rastrear el dinero, están presionando a Sánchez para dar con otros
posibles cómplices que colaboraron con él en el sur de la Florida,
Canadá, Trinidad y Cuba.
Sánchez fue acusado el mes pasado de conspirar para lavar millones de
fondos del Medicare de 70 empresas de la salud del sur de Florida, en
una acusación sin precedentes que sacudió a Miami, Washington, DC y La
Habana. Sánchez, de 46 años, ciudadano naturalizado de Estados Unidos
que vivía con su esposa en Naples, se declaró no culpable y se ordenó su
detención antes del juicio.
El abogado defensor de Sánchez, Peter Raben, describió a su cliente como
"un hombre sencillo y trabajador".
"La probabilidad de que revolucionara algo es menor que cero", dijo
Raben a The Miami Herald.
El caso de Sánchez ha puesto de manifiesto profundas fallas en el
programa de Medicare y el sistema bancario internacional. El demandado
es acusado de conspirar con un "sindicato de lavadores internacionales
de dinero" que utilizaban las ganancias fraudulentas del robo al
Medicare como garantía para pagar en efectivo a estafadores de la
atención médica en el sur de la Florida y también para transferir dinero
al sistema bancario de Cuba con el fin de ocultarlo.
¿Qué impulsó a este sindicato bancario clandestino? Desde mediados de
1990, oleadas de inmigrantes cubanos han aprendido miles de formas para
aprovecharse del programa de salud para los ancianos y los
discapacitados financiado por los contribuyentes. Mientras tanto, cerca
de 150 sospechosos han huido a la isla comunista y otras partes de
América Latina para eludir el procesamiento, de acuerdo con el FBI y
documentos judiciales.
Un ex fiscal federal de Miami que ayudó a dirigir la acción contra el
fraude al Medicare en los últimos años, dijo que los fugitivos huyen a
Cuba porque su gobierno nunca devuelve los delincuentes a las
autoridades estadounidenses. Y porque los fugitivos pueden proteger sus
millones extraídos del Medicare.
"El rastro del dinero termina allí", dijo el abogado Ben Curtis, de
Washington, DC.
Andy Gómez, investigador titular del Instituto de Estudios Cubanos y
Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, se hizo eco de esa opinión,
diciendo que "una vez que el dinero llega a Cuba, entra en un agujero
negro".
Gómez, como muchos otros, cree que el gobierno cubano extorsiona a los
criminales que van y vienen entre el sur de la Florida y la isla. Pero
ahora también cree que el caso de Sánchez muestra que Cuba se ha visto
"directamente interesada" en el lavado de millones de dólares del Medicare.
"Sánchez no tenía la especialización ni el conocimiento para ejecutar
esta operación", dijo Gómez, quien especuló que un controlador de la
inteligencia cubana que se han reunido con él y le dio instrucciones.
"Él no podía hacer esto por su cuenta".
La oficina del fiscal federal ha dicho que no tiene pruebas de que el
gobierno cubano jugó un papel en el presunto plan para el blanqueo de
fondos fraudulentos del Medicare. Los funcionarios cubanos se enojaron
ante la acusación, negando cualquier implicación.
Sin embargo, The Miami Herald ha sabido que los millones lavados fueron
transferidos por cable, de manera automática, desde las más de una
docena de cuentas de las empresas ficticias en la sucursal del Republic
Bank de Trinidad en La Habana, al banco de Cuba, controlado por el
Estado. Públicamente, los documentos de la corte federal sólo dijeron
que "al menos dos de esas cuentas contenían instrucciones para que el
banco enviara inmediatamente por cable todo el dinero de las cuentas al
sistema bancario cubano".
El Banco Nacional de Cuba se divide en varios bancos con diferentes
especialidades que ofrecen servicios comerciales, al consumidor,
comerciales, de turismo, y de cambio de divisas.
A pesar de la variedad de bancos, "realmente hay un solo propietario, el
gobierno de Cuba", dijo Fernando Capablanca, un ex ejecutivo bancario de
Miami y ahora consultor bancario.
El banco de Trinidad, que abrió una oficina en La Habana en mayo del
2002, ha entregado registros de las transacciones de las diversas
empresas ficticias al FBI, pero públicamente la institución sólo ha
dicho que no tenía ninguna relación con Sánchez, el acusado.
El procurador general de Trinidad y Tobago, Anand Ramlogan, se negó a
comentar sobre el caso Sánchez, diciendo que no conoce todos los hechos.
Sin embargo, dijo, el país ha tomado una serie de medidas para combatir
el lavado de dinero.
"Tenemos leyes de 'Conozca a su cliente' ", dijo Ramlogan a The Miami
Herald en su oficina de Puerto España. "Tenemos declaraciones sobre las
fuentes de los fondos. Las cosas están en su lugar".
Sánchez se las arregló para mantenerse por debajo del radar porque se
cuidó mucho de ocultarse a sí mismo y la verdadera fuente de los fondos
blanqueados, al no poner jamás su nombre en ningún documentos
corporativo o bancario, dijeron las autoridades. Incorporó su compañía
de cambio de cheques en Naples, Estates Business Center, en nombre de su
esposa, Ilens R. Sánchez.
Oscar Sánchez, que llegó a Estados Unidos en el éxodo del Mariel en
1980, pasó trabajos como un nuevo inmigrante y desarrolló un registro
como delincuente de poca monta en la Florida. Finalmente, prosperó a
mediados del 2000 cuando, supuestamente, se unió a los grupos de fraude
al Medicare como banquero no oficial y, más tarde, comenzó a invertir en
bienes raíces en el área de Naples y Fort Myers.
A pesar de sus intentos para permanecer en la sombra, dicen las
autoridades, Sánchez cometió por lo menos un error fatal. En febrero del
2007, transfirió $38,357 de su cuenta bancaria personal de la Florida a
la cuenta de una empresa canadiense llamada Magnus Aviation Logistics.
La compañía de Montreal estaba en el centro de la presunta red de lavado
de efectivo hacia Cuba, de acuerdo al menos con un caso de fraude de
atención médica relacionada con el procesamiento de Sánchez.
Sánchez fue descrito por el fiscal federal Ron Davidson como un
"financista de los defraudadores y un inversionista de capital para los
bancos cubanos", que había hecho 78 viajes al extranjero durante la
década pasada, de acuerdo con una moción para detenerlo antes del
juicio. De esos viajes, 61 se realizaron a Cancún, México, un punto de
partida para Cuba. Su compañero de viaje en un vuelo a Cancún fue el
dueño de varias compañías "fraudulentas" de atención médica en
Miami-Dade que enviaron dinero a Cuba, a través de Canadá y Trinidad,
según documentos judiciales.
Días después de la detención de Sánchez en Naples el mes pasado, el juez
Jonathan Goodman ordenó su detención en Miami, diciendo que la acusación
era "muy fuerte" y que él constituía un "riesgo de fuga" ya que encara
hasta 20 años en prisión si es declarado culpable.
Tanto los fiscales como los agentes del FBI comenzaron a concentrarse en
Sánchez en los últimos años después de que delincuentes condenados por
delitos de fraude al Medicare comenzaron a establecer acuerdos de
declaración de culpabilidad, y a señalarlo a él como su hombre del
dinero. Además, las autoridades comenzaron a notar que millones de
dólares eran transferidos desde empresas de equipos médicos y clínicas
de terapia contra el VIH en la Florida a las cuentas de empresas
ficticias en el Royal Bank of Canada, de Montreal.
Según documentos judiciales, así fue cómo funcionó el presunto esquema
de lavado de dinero de Sánchez entre el 2005 y el 2009:
Los estafadores del sistema de atención médica en el sur de la Florida
ponían rutinariamente sus negocios acreditados por el Medicare a nombre
de propietarios falsos -a menudo inmigrantes cubanos recién llegados-
para ocultar a las autoridades sus propias identidades como verdaderos
dueños de las cuentas.
En el caso de Sánchez, los fiscales dijeron que 70 empresas médicas del
sur de la Florida facturaron al Medicare por $374.4 millones y
recibieron pagos por $70.7 millones, dinero que fue depositado
directamente en sus cuentas bancarias corporativas. Pero el desafío para
"los cerebros del fraude al Medicare" era cómo retirar el dinero de sus
cuentas, ya que tendrían que revelar sus identidades en los bancos,
según documentos judiciales.
Por lo tanto, muchos de ellos se dirigieron a Sánchez y su negocio de
cambio de cheques para el blanqueo de por lo menos $31 millones de esos
reembolsos del Medicare, según documentos judiciales.
Entre quienes utilizaron los servicios de Sánchez estuvieron Michel De
Jesús Huarte, quien cumple una condena de 22 años de prisión por operar
un fraude de $100 millones con una clínica para el VIH en Miami-Dade y
otras partes del sureste de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, Sánchez llegó a conocer a un "grupo de individuos" que
controlaban empresas fantasmas con 15 cuentas bancarias en Canadá y
Trinidad, y que querían transferir millones de dólares derivados de
actividades criminales al sistema bancario de Cuba. Ellos habían
comprado más de 20 cajas de giros postales, transfiriendo el dinero en
cantidades de menos de $10,000 a la vez para evitar el tener que
declarar el origen de los fondos conforme a las leyes de Estados Unidos.
Usaron seudónimos, incluyendo el nombre de "Bill Clinton", según
documentos judiciales.
Pero el proceso era "costoso y consumía mucho tiempo". Entonces entra
Sánchez, que los ayudó a transferir grandes cantidades de dinero a Cuba,
un total de $63 millones, según la fiscalía.
Por una cuota del 10 por ciento, Sánchez conectaba entre sí los dos
extremos del esquema: Un grupo de delincuentes suministraba millones de
dólares en dinero contante y sonante a los cabecillas del fraude al
Medicare. Esos líderes, a su vez, enviaban cheques o giraban por cable
el dinero proveniente de sus cuentas bancarias corporativas en el sur de
la Florida a las empresas ficticias de los otros delincuentes en Canadá,
muestran los registros.
El dinero lavado se depositaba en cuentas en el Royal Bank of Canada, en
Montreal, y los ingresos eran enviados por cable posteriormente a
numerosas empresas fantasmas en Trinidad, y después eran depositados en
cuentas de desconocidas en el Banco Nacional de Cuba.
Un ejemplo, "Sánchez se benefició de ambos lados al girar $468,985 de
una compañía del sur de Florida participante en el fraude, a una cuenta
bancaria en Canadá", alegó Davidson, el fiscal, en la petición para
detener a Sánchez antes del juicio.
De acuerdo con los tribunales y los registros públicos, una de las
supuestas empresas ficticias canadienses que recibieron los cheques
lavados fue Magnus Aviation Logistics. Los documentos corporativos dicen
que Magnus era dirigida por Anthony Caristo y se disolvió el año pasado.
Los registros canadienses también muestran que Caristo era director de
otras dos empresas de Montreal: Arxe Capital y Monetaria Card Solutions,
que también fueron disueltas. Monetaria quedó inactiva tan sólo unos
días después de la detención de Sánchez el mes pasado, según los
documentos. Ni Caristo ni sus mencionados negocios pudieron ser
contactados para hacer comentarios.
Al igual que Estados Unidos, Canadá cuenta con una agencia federal -el
Centro de Análisis de Informes sobre Transacciones Financieras
(FINTRAC)- que recoge información de inteligencia sobre presuntas
actividades de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
Según la ley canadiense, las instituciones financieras que reciben o
giran transferencias de $10,000 o más al extranjero, están obligadas a
presentar un informe a FINTRAC. Eso significa que los cheques o los
giros enviados desde y hacia la cuenta de Magnus, deben haber dado lugar
a informes.
La agencia canadiense no devolvió las llamadas de The Miami Herald.
El título de la historia "Profesión: el fraude", publicada el 23 de
junio, de ninguna manera implica la culpabilidad del señor Oscar
Sánchez, quien todavía no ha sido enjuiciado por las acusaciones de
lavado de dinero.
http://www.elnuevoherald.com/2012/06/30/v-fullstory/1241635/los-lazos-entre-el-medicare-y.html
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