lunes, 2 de abril de 2012

La corrupción y la moral del sobreviviente

Economía

La corrupción y la moral del sobreviviente
Dimas Castellanos
La Habana 02-04-2012 - 9:28 am.

A partir de 1959, la corrupción se hace fenómeno generalizado y amenaza
en convertirse en cultura.

La corrupción —acción de corromper— es resultado de múltiples causas,
que van desde las conductas personales hasta el sistema
político-económico de cada país; es un fenómeno social antiquísimo que
en mayor o menor medida se manifiesta en todas las sociedades y ha
estado presente a lo largo de la historia de Cuba.

En la Colonia, el obsequio por la clases criollas de un ingenio al
Gobernador Don Luis de las Casas, el desvío de los fondos para la
construcción de La Cabaña, el garito y la valla de gallos que el
gobernador Francisco Dionisio Vives tenía en el Castillo de la Fuerza
para su esparcimiento. En la primera mitad del siglo XX, la conducta de
la élite político-económico-militar, emergida de las guerras de
independencia, que hizo uso de las posiciones públicas para fines
individuales, un cuadro que reflejó Carlos Loveira en su novela
Generales y Doctores. Luego, entre 1940 y 1958, políticos y funcionarios
convirtieron la corrupción en uno de los peores males, hasta el punto
que Eduardo Chibás asumió el ataque a este flagelo durante la campaña
electoral para las elecciones presidenciales que debían celebrarse en
1952. Y en la segunda mitad del siglo XX, la corrupción, que había
estado circunscrita a la esfera político-administrativa, devino un
fenómeno social generalizado.

Por tanto, la corrupción no es nueva ni surgió con la Revolución de
1959, lo nuevo es su presencia en todos los estratos y esferas de la
sociedad y el surgimiento de una moral negativa y predominante que
amenaza con convertirse en cultura. La razón de esta transformación está
en el deslizamiento hacia el totalitarismo que debilitó la
responsabilidad ciudadana. Lo cual, unido a la implantación de un
sistema económico incapaz de establecer una relación adecuada entre
salario y costo de la vida, generó la frustración y la desesperanza.

¿Cuál fue el dilema de la familia cubana en esas condiciones? Pues
sobrevivir. Si además esa conducta se fue aceptando socialmente y cada
familia de una u otra forma se vio obligada a emplearla, entonces tenía
que predominar. Ante el fenómeno, la respuesta gubernamental se limitó
a reprimir, vigilar e inspeccionar. Es decir, se limitó a acciones sobre
los efectos sin atacar las causas, como está reflejado en la prensa
oficial durante la primera década del presente siglo.

Ejemplos de corrupción reconocidos por la prensa oficial

Del Juventud Rebelde, del 22 de mayo de 2001, en "El cazador de
engaños": un inspector popular encargado de detectar las violaciones en
el comercio explicaba que, al detectar el delito, los infractores le
decían: "Hay que vivir, hay que luchar". Y narra que cuando él trataba
de reivindicar el derecho de los ciudadanos, "éstos defienden a su
propio victimario".

El mismo diario, los días 1 y 15 de octubre de 2006, en "La vieja gran
estafa", informó que de 222.656 inspecciones realizadas entre enero y
agosto de 2005 por inspectores integrales, se encontraron violaciones de
precios y alteraciones en las normas de los productos en el 52% de los
centros examinados y en el caso de los mercados agropecuarios en el 68%.

El diario Granma, 28 de noviembre de 2003, en "Violaciones de precios y
la batalla de nunca acabar", dice que en los primeros ocho meses de ese
año, en el 36% de los establecimientos inspeccionados encontraron
irregularidades. Que en los mercados, ferias, placitas y puntos de venta
agropecuarios el índice estuvo por encima del 47%, y en gastronomía el 50%.

Ese mismo diario, el 20 de febrero de 2004, en "Enfrentar eficazmente
irregularidades y delitos económicos": la ministra de Auditoría y
Control, Lina Pedraza, expresó: "están bien identificadas las causas y
condiciones propiciadoras del delito y otras violaciones", entre las que
mencionó un conjunto que va desde "la insuficiente confirmación del
origen o destino final de los productos" hasta "la insuficiente
supervisión al sistema de auditorias".

Al año siguiente, el 24 de diciembre, Granma informó que en la sesión
ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Pedro Ross,
entonces Secretario General de la CTC, "comentó y dijo que hay
trabajadores que reaccionan, pero otros no y siguen justificando el robo
y otras conductas indebidas".

El 16 de febrero de 2007, en "Caníbales en las torres", se abordó el
robo de los angulares que sostienen las redes de transmisión eléctrica
de alta tensión y se reconoció que las "medidas técnicas,
administrativas y legales aplicadas hasta el momento no han frenado el
bandidaje".

En "El precio de la indolencia", publicado el 26 de octubre de 2010, se
informó que en el municipio de Corralillo, en Villa Clara, se edificaron
más de 300 viviendas con materiales y recursos sustraídos, para lo cual
se desarticularon 25 kilómetros de líneas férreas y se emplearon 59
angulares de las mencionadas torres de alta tensión.

Por informaciones oficiales, medios de prensa alternativos y rumores que
circulan, se mencionan a organismos y empresas del Estado y a altos
funcionarios relacionados con casos de corrupción entre los años 2010 y
1011. Entre ellos, la Industria del Azúcar, la Industria Básica, la
Industria Alimentaria, Turismo, la Aeronáutica y el transporte aéreo, el
Comercio Interno, la Industria Tabacalera, la Biotecnología e Industria
Farmacéutica, el Deporte, y la Informática y Telecomunicaciones. En
muchos de esos casos están implicados altos funcionarios y miembros del
Partido Comunista.

Corrupción y propiedad

En una entrevista realizada por la periodista Patricia Grogg al
politólogo Esteban Morales, este consideró la "corrupción como un
peligro extraordinario" por su "poder corrosivo", lo que la convierte
en un asunto de "seguridad nacional". Es decir que, a pesar del
ejército de inspectores y de los inspectores de los inspectores, de los
cientos de trabajadores y funcionarios condenados por sobornos, desvíos,
hurtos y robos, y de las leyes y resoluciones, la corrupción continuó su
marcha.

En una entrevista publicada en Juventud Rebelde los días 19 y 26 de
febrero de 2012, Gladys Bejerano, Contralora de la República, planteó:
"Por nuestra experiencia, las causas de la corrupción van desde el hecho
de que no había control de los contratos, porque el que tenía que
hacerlo no lo hizo, y el que tenía que revisarlo tampoco lo revisó, o si
lo revisó no lo hizo con profundidad".

Es sabido que los contratos y sus revisiones conforman un mecanismo
importante para la eficiencia, pero ese aspecto no agota las causas de
la corrupción. Si este mal antes de 1959 se mantuvo esencialmente en el
ámbito político-administrativo, habría que preguntarse qué factores
causaron su generalización. Desde mi punto de vista, lo nuevo está en la
desaparición de los miles de propietarios que velaban por la propiedad y
su sustitución por el Jefe y por el concepto de propiedad de todo el
pueblo, lo que unido a la insuficiencia salarial, condujo al robo, al
hurto, al cohecho y a otras manifestaciones negativas.

En otro momento de la entrevista, la Contralora expresó: "Si para la
Revolución es un problema de vida o muerte luchar contra la corrupción,
velar por los recursos del Estado y, además, trabajar por una mayor
eficiencia, si eso es así, y ¿quién hizo la Revolución?, el pueblo, pues
con el pueblo hay que luchar, con el pueblo hay que defenderla".

El hecho es que si el pueblo hizo la Revolución, no la hizo para ser
desposeído de la propiedad ni para que el salario fuera incapaz de
satisfacer las necesidades más elementales, lo que explica que ese mismo
pueblo haya tenido que asumir la moral del sobreviviente para subsistir,
o en su lugar escapar hacia otras regiones del planeta.

Si de cambiar todo lo que sea necesario se trata, entonces no hay otro
camino que entrar en materia de derechos y libertades para que los
cubanos, como cualquier otro pueblo, además de recibir un salario que se
corresponda con el costo de la vida, pueda participar en la economía de
su país, no solo como obreros, sino también como propietarios e
inversores, para que realmente muchos cubanos, junto al Estado, velen
por su propiedad y no "por la propiedad de todo el pueblo". Sin ello, la
corrupción seguirá un camino indetenible.

http://www.diariodecuba.com/cuba/10414-la-corrupcion-y-la-moral-del-sobreviviente

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