La izquierda cubana debe "ponerse las pilas"
abril 26, 2012
Por Pedro Campos
HAVANA TIMES, 26 abr — Cuba vive momentos trascendentales de su historia
caracterizados por el declive biológico de la figura de Fidel Castro,
el abierto reconocimiento generalizado del fracaso del modelo de
"socialismo de estado" que encubría un capitalismo monopolista de estado
y la pugna en torno a la restauración del capitalismo privado o al
avance a una nueva sociedad verdaderamente socialista y democrática.
Un factor adicional es la compleja situación que afronta la hermana
nación venezolana y su eventual impacto en la economía cubana.
El gobierno-partido desde su política de la "actualización" privilegia
la continuación del trabajo asalariado para el estado y para los
privados nacionales y extranjeros, por encima de las formas cooperativas
y autogestionarias de producción que tipificarían el socialismo, al
tiempo que pretende mantener un control absoluto del estado sobre todo
el movimiento económico de la sociedad.
Paralelamente, se aprecian contradicciones en el discurso oficial sobre
su disposición a realizar transformaciones democráticas en el sistema
político: Raúl habla de una mayor democracia para el partido y la
sociedad, las vallas publicitarias del PCC expresan que los cambios en
Cuba son para más socialismo; pero Marino Murillo dice que no habrá
cambios políticos.
No es posible el desarrollo socialista pleno, sin libertad ni democracia
verdaderas. Como son prácticamente imposibles la libertad y la
democracia plenas, sin el verdadero socialismo.
Pero, favorecidas por los déficits democráticos y libertarios del actual
modelo estatalista de sociedad, se aprecia un reacomodo de las fuerzas
pro-capitalistas, unas desde el propio estado y las otras, que están
fuera del mismo, cambiando su enfrentamiento a formas pacíficas y al
dialogo, mientras, desde la diáspora, connotadas figuras capitalistas se
muestran dispuestas a incorporarse, con sus inversiones, a la
"actualización."
Hay quienes consideran que estos movimientos pudieran reflejar la
existencia de una especie de concertación tacita entre el ala
pro-capitalista del gobierno-partido, parte de la jerarquía de la
Iglesia Católica Cubana, importantes grupos inversionistas de la
emigración y del Partido Demócrata de EE.UU. en el poder, para realizar
un tránsito pacífico hacia la restauración del capitalismo privado, pero
como en China, manteniendo el control del partido Comunista sobre la
sociedad.
Las recientes visitas a Cuba del Papa y del importante empresario
cubano-americano Carlos Saladrigas, podrían estar contribuyendo a ese marco.
El imperialismo norteamericano sostiene muchas de sus leyes de bloqueo,
pero ha aflojado algunas de sus cuerdas (remeses, venta de alimentos y
medicinas, viajes de cubanos e intercambios culturales) alentado
"cambios democráticos" que el gobierno no parece dispuesto a emprender.
La eventual reelección del demócrata Barak Obama, crea expectativas de
que continúen aflojándose otras cuerdas del bloqueo.
La reciente Cumbre de las Américas evidenció el aislamiento de la
política de bloqueo y el gobierno de EE.UU., deberá tener esto en
cuenta. Cuba, ausente, fue la verdadera protagonista del evento.
El norte revuelto y brutal está listo, lo mismo para intervenir
militarmente, si en Cuba se diera una represión masiva, que para
invertir sus capitales con "generosa" amplitud, para "desarrollar" el
país, igual que en China, y explotar, en contubernio con el estado, ese
gran "capital humano" creado en estos años de revolución.
En la amplia izquierda democrática cubana, crítica del estatalismo
tradicional pero también anticapitalista, abundan las preocupaciones y
alertas sobre el curso futuro del país y los resultados de la
"actualización." Sin embargo, aunque existen algunos programas y muchas
declaraciones individuales, no se aprecia la necesaria articulación de
sus posiciones. Hay bastante confusión.
Por cierto, cuando se conoce de una política cooperativa oficial en
experimentación, aparece un administrativo local, en el canal de TV de
la capital cubana, planteando que las cooperativas de parqueadores en
edificios múltiples, quizás las más auténticas de todas las formas
cooperativas existentes hoy en Cuba, deberían ser estatalizadas "para
alcanzar un nivel superior." ¡Socialistas, todos alertas!
Es hora de que esa izquierda, todos esos defensores individuales o
colectivos de las ideas anticapitalistas, del socialismo, de la
democracia revolucionaria que abarca muchos intelectuales, funcionarios
del mismo partido y del gobierno y sobre todo a muchos comunistas de
base, vaya pensando en una reagrupación de fuerzas propias para defender
las conquistas populares alcanzadas, básicamente salud y educación para
todos y hacer un frente común contra la restauración capitalista
privada, venga de donde venga.
Si no somos capaces de darnos cuenta del momento histórico que estamos
viviendo, de dejar atrás sectarismos y protagonismos y formar un frente
amplio capaz de preservar el camino revolucionario, podríamos acercarnos
al doloroso final de la experiencia socialista intentada, vernos
desbordados por la plena restauración del capitalismo privado que avanza
aceleradamente de la mano derecha del estado, o ante una posibilidad de
intervención imperialista, (Cuba no es China) en la medida en que el
estado cubano se siga negando a realizar las reformas democráticas que
cada vez, demandaran más personas.
Los partidarios de un socialismo más participativo y democrático hemos
expresado siempre nuestra disposición a un dialogo nacional sin
exclusiones, por la reconciliación entre todos los cubanos, en la
búsqueda de un camino común aceptados por todos y para el bien de todos:
lo que se haga debe partir del acuerdo de todos y no solo de los que
tienen poder político o económico. Pero mientras, la izquierda amplia
debería concertar sus posiciones.
Democracia sí, pero para todos, donde sean todos los que decidamos en
conjunto sobre las leyes fundamentales que nos afectan a todos, los
proyectos de inversiones con el dinero del pueblo, los presupuestos de
la nación y los municipios y todos los cargos públicos, por medio de
referendos, del voto directo y secreto. Se trataría de una democracia
directa y participativa, donde sea el pueblo el que decida sus destinos.
Toda esa izquierda debe "ponerse las pilas," pensar sobre esta situación
y tratar de asumir la posición que estime más conveniente, mas allá de
seguir aceptando todo lo que se nos viene imponiendo con apariencia
participativa.
http://www.havanatimes.org/sp/?p=62893
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