martes, 27 de marzo de 2012

El deber de todos

El deber de todos
[27-03-2012]
Ernesto Aquino Montes
Hablemos Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana.- ¡Cuántos años de vivir todas
las versiones de la muerte!; ¡Que eternidad de padecer todas las formas
del silencio, le ha costado a Cuba ponerle voz a las arterias del
reclamo sin que la vanidad y los excesos de apetito corrompan la nobleza
de la obra.

Yo no pretendo comprometer, más allá de sus propósitos individuales y
sus necesidades morales, a las Damas de Blanco; ellas han declarado el
postulado de su lucha: La libertad de sus familiares encarcelados
injustamente.

Pero cuando la libertad vive en harapos, clavada en una existencia de
huérfana sometida, es un deber y una necesidad de la conciencia hallar
rescate para ese ángel de la paz humana.

¿Qué sucederá, si como resultado de sus acciones las presiones
internacionales obligan a la tiranía a liberar a los prisioneros de la
primavera negra?

Yo no sé lo que va a suceder con las Damas de Blanco, si se cumplen las
demandas que con tanta valentía están exigiendo; confío, que su amor por
la justicia y la grandeza de su calidad humana, siempre estén donde
hagan falta la firmeza y la decencia.

Las Damas de Blanco derribaron el mito de la tiranía invencible;
decidieron exigir y salir a las calles, sin alardes maniquíes ni
pasiones del lucro. ¡Y están de pie!, soportando las fatigas naturales
de los cansancios humanos, y las arremetidas iracundas de la arrogancia
irracional; seguras y confiadas en el poder de la razón.

Sería una vergüenza que cargaran sobre sus espaldas todo el peso de la
responsabilidad ciudadana. Y sería imperdonable, en esta hora de
compartir las sacudidas tremendas, repetir el error de confiar el
rescate de nuestras necesidades sagradas a esos supuestos mesianismos
que fabrica la apatía para justificar complicidades y parálisis de la
indiferencia, los compromisos domésticos y las flaquezas de la cautela
exagerada.

Las Damas de Blanco, o cualquier movimiento opositor que defienda el
derecho a una existencia digna, no pueden ser el escudo que cobije y
defienda lo que es deber de todos; sino, un reclamo civil –legítimo y
fecundo- que debe repetirse, incansable y ardiente, hasta que la
opresión haga silencio.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35592

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