26-08-2010.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Una nota publicada en Granma hoy pone de
manifiesto la absoluta incompetencia del modelo comunista de
organización económica para servir a los intereses de la Nación.
Además, que un periódico como Granma, correa de transmisión del régimen
castrista, y que desde hace tiempo ha suprimido de sus páginas las
referencias a las noticias sobre economía cubana, cometa un desliz
cuando anuncia el titular: "En 67 municipios se abastece de leche al
100% de las bodegas", no parece una excepción en los últimos tiempos en
los que la crítica dentro de la crítica parece haberse convertido en un
rifirrafe castrista desconocido hasta ahora. O dicho en otros términos,
¿qué sucede en el resto de las bodegas? ¿Se abastecerá menos del 100%,
casi seguro? ¿qué porcentaje de la población queda desatendida según
estos datos?
Poco más podemos inferir de la nota. Lo único es que un sistema
económico que presume de abastecer a un porcentaje muy bajo de la
población de un bien fundamental, como es la leche, simplemente, es un
modelo per verso.
En Cuba antes de la revolución, el consumo de leche de la población
estaba garantizado por un sistema de producción agropecuario moderno y
competitivo que había ido definiendo una posición clave en la estructura
de la economía cubana. La confiscación y el robo de propiedades y la
supresión de la iniciativa privada empresarial, trastocó el sistema
también en la ganadería, y aún peor, ya que Fidel Castro se empeñó en
apoyar investigaciones en un determinado tipo de ganado de difícil
aclimatación al Caribe. En suma, la leche pasó a convertirse en un
artículo escaso y racionado, del que mucha gente pronto desconocía su
existencia.
Hace algunos meses, el régimen decidió que las granjas estatales eran
incapaces de producir leche para toda la población y emplazó a los
pequeños agricultores a ocupar un espacio mayor, por medio de la venta
directa. Es decir, la venta directa a las bodegas que suministran leche
a la población, están permitiendo atender a un porcentaje creciente de
la población. Más aun, cuando algunos pensaban que este nuevo sistema no
iba a ir muy lejos.
Lo cierto es que esta venta directa por los propietarios, casi todos
pertenecientes a la ANAP, Asociación Nacional de Pequeños Agricultores,
le está resolviendo a los Castro un grave problema interno de escasez, a
la vez que permite reducir la factura de la importación de leche en
polvo, que era uno de los capítulos de mayor coste para las cuentas
externas de la economía cubana.
La confianza en los pequeños agricultores es una buena cosa. Pero no es
suficiente. El propio articulista de Granma lo dice textualmente, y por
ello cito su frase, "no puede afirmarse que todo sea óptimo y que los
comprometidos estén exentos de dificultades, pero el propósito es
impedir retrocesos y avanzar sostenidamente. Cada colectivo aplica
fórmulas diferentes y apela a la sabiduría y la tradición campesina,
para llevar el producto hasta la bodega y explotar al máximo la tracción
animal".
Nosotros podemos pensar lo que queramos, porque nuestro consumo de
leche, como en cualquier sociedad moderna, se hace visitando el
supermercado, y eligiendo entre distintos tipos de marcas competitivas
en precio y calidad, que realizan ofertas para atraer nuevos segmentos
de clientes y apuestan por leche entera, semidesnatada, desnatada, sin
lactosa, etc.
Pero pensemos en los cubanos. Obligados a recurrir a las 6.562 bodegas
en las que se produce el "abastecimiento" del producto, homogéneo, y con
escasa diferenciación, cuando lo hay. Además, esos pequeños agricultores
que hasta ahora estaban obligados a vender su producción a la entidad
Acopio, un ejemplo de ineficiencia comunista, tienen que hacer lo
imposible por llevar el producto de las zonas de producción a las
ciudades. Pensemos en esta tarea, ciertamente compleja, en Cuba donde
los medios de transporte son muy limitados, y comprenderemos la realidad
de toda esta historia. Un desastre total.
El régimen castrista detesta la iniciativa privada empresarial, la
somete a todo tipo de maldades, y la persigue y elimina cuando adquiere
poder. Esos pequeños ganaderos que están produciendo leche y que la
ponen en los puestos de distribución de forma directa, son un ejemplo de
las posibilidades de la iniciativa privada para cambiar las cosas.
Un sistema económico estatal y absorbente, convertido en un Goliat que
no puede resistir la inteligencia y la habilidad de un David que ocupa
espacios crecientes. No hay otra solución para el bloqueo interno de la
economía cubana que abrir espacios a la iniciativa empresarial privada.
Le propongo a los Castro que autoricen a empresas de distribución a
llevar la leche a los mercados de consumo de la población. Ese podría
ser un primer paso y decisivo. ¿A que no lo hacen?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29571
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