lunes, 23 de agosto de 2010

DESMONTANDO AL SISTEMA COMUNISTA EN CUBA, UN EJEMPLO SENCILLO

DESMONTANDO AL SISTEMA COMUNISTA EN CUBA, UN EJEMPLO SENCILLO
23-08-2010.
Elías Amor Bravo
Economista ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- Se suele afirmar que el régimen castrista
es un ejemplo de ineficacia en la gestión y que el modelo económico,
basado en el intervencionismo totalitario y la ausencia de derechos de
propiedad y de mercados libres, es una amenaza para la mejora de las
condiciones de vida de la población. En suma, el propio régimen
castrista crea su "bloqueo" o "embargo" a partir de las instituciones
que posee para dirigir la sociedad.

Querer financiar todas las actividades con cargo a los presupuestos
públicos, sobre todo cuando la base económica es muy débil, no solo raya
en la temeridad, sino que es un ejemplo de irresponsabilidad en la
gestión que es preciso corregir.

La economía cubana puede y debe producir bienes y servicios por el
mercado, con instituciones privadas de tipo empresarial, similares a las
que existen en otros países de Europa o América Latina, y esta apuesta
es absolutamente necesaria para superar las trabas y obstáculos que
limitan las posibilidades de crecimiento, de bienestar y de libertad
económica y política de los cubanos.

La cuestión es, ¿por dónde empezar?

Un buen ejemplo de gasto superfluo, y que es preciso empezar a reducir,
son las denominadas "organizaciones de masas" con las que se estabula
a una sociedad que carece de absoluta movilidad. Los analistas sostienen
que una parte de la eficacia del régimen para mantener controlada a la
población no reside tanto en la represión desmesurada de los organismos
de vigilancia, CDRS, y policía, Minint y sus batallones de respuesta
rápida, por ejemplo, sino también en el papel que desempeñan estas
organizaciones dedicadas a movilizar, escudriñar y cercenar las opciones
de libertad de los cubanos, desde su edad infantil.

Y dado que en estos días se celebra en la Isla el aniversario de una de
las más importantes, la Federación de Mujeres Cubanas, tal vez resulte
de interés observar algunos aspectos relacionados con esta organización.

Un artículo en Granma nos proporciona información sobre un programa de
la Federación denominado "Casas de Orientación a la mujer y la familia".
Fundadas como parte de una red nacional en 1990, durante el período
especial, cuando los recursos económicos del régimen empezaron a menguar
por la pérdida del apoyo financiero de la ex URSS y la caída del muro de
Berlín en Europa, estas Casas ofrecen, y cito textualmente a Granma a
las mujeres "asesoría e información sobre sus derechos y cómo
demandarlos; educación acerca del rol en el hogar y la salud; y opciones
para su desarrollo profesional y posterior inserción en la vida social y
laboral".

Ni que decir tiene que estas Casas cuentan con equipos de profesionales
altamente especializados y multidisciplinarios en los ámbitos de la
psicología, la pedagogía, la medicina, el derecho y la sociología, entre
otros conocimientos. No tengo la menor duda que se trata de un servicio
de alto valor añadido, especialmente diseñado para las mujeres y
proporcionado en numerosos establecimientos regados por toda la
geografía. Para el ejemplo de Santiago de Cuba, al menos en cada
municipio se ha creado una de estas Casas de Orientación.

La pregunta es, entonces, ¿puede un régimen que no tiene garantizado el
suministro de alimentos básicos a la población por su incompetencia para
trasladar los productos del campo a las ciudades, desarrollar
infraestructuras de este tipo? Aunque el artículo no ofrece datos, ¿qué
demanda tienen estas Casas de Orientación al día, o a la semana, o al
mes, que justifiquen su coste, porque desde luego, servicios de estas
características, suelen ser muy costosos? Alguien al final tiene que
pagar las aventuras de los intervencionistas.

Y de nuevo, se vuelve al problema del "embargo" o del "bloqueo" como se
le quiera denominar, ya que el Estado no puede asumir la carga de la
financiación de este tipo de "aventuras", si no es ejerciendo un peso
aplastante sobre toda la economía e impidiendo el despliegue efectivo de
la iniciativa privada.

Entonces viene la gran apuesta: si los recursos que se destinan a estas
"Casas" se liberasen para otras actividades más productivas y
eficientes, ¿qué podría suceder? La respuesta que debemos ofrecer a
todos los cubanos es que seguramente todo podría funcionar mejor.
Primero, las profesionales que trabajan en estos Centros no tendrían
dificultades para establecerse por cuenta propia y dirigir sus propios
negocios, con consultas dirigidas al público, en condiciones similares a
las que existen en otros países de Europa o América Latina.

Podrían, para empezar, cobrar el precio real de sus servicios y
ofrecerlos en condiciones de calidad similares. También podrían ubicar
sus despachos libremente en aquellos sitios más adecuados, y desde
luego, podrían asociarse y emplear las técnicas más convenientes para
una adecuada prestación de los servicios, a la vez que en ausencia de
limitaciones a la prestación, ofrecer su experiencia, que seguramente es
de alto valor añadido, a mujeres de cualquier otro país del mundo a
través de internet, por ejemplo.

Segundo, para las mujeres que acuden a demandar estos servicios en las
"Casas, el precio que tendrían que pagar, no debería ser un obstáculo si
se establece de forma adecuada, y sobre todo, si existe una demanda real
y efectiva hacia los servicios que se prestan. En cualquier caso, si el
Estado considera conveniente conceder ayudas a las mujeres sin recursos
para obtener los servicios, podría hacerlo perfectamente, como lo hacen
otros países del mundo, pero nunca financiando en su totalidad las
estructuras altamente costosas. De ese modo, se podría eliminar el papel
que juegan estas "Casas" como correa de transmisión de poder político,
razón fundamental de su creación.

Introducir reglas de mercado en la prestación de servicios en estas
"Casas" sería una correcta decisión. No se trata de hacerlas
desaparecer, sino de situarlas en un plano similar al que existe en
otros países, ya que la economía comunista cubana no puede aspirar a
financiar todo lo que se produce en el país, y ya debería haber
aprendido esta lección. Cuanto antes se percaten de la necesidad de
apostar por el mercado, mejor les irá.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29504

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