Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – A través de una nota de
prensa, la Iglesia Católica Cubana informó el pasado 7 de julio la
decisión del gobierno de excarcelar a los 52 prisioneros de conciencia
del Grupo de los 75. Así terminará una triste historia que comenzó marzo
de 2003 con la detención de personas que pacíficamente reclamaban
democracia para Cuba y una vida digna para los ciudadanos.
Condenados en juicios sumarios y sin mínimas garantías procesales a
penas de hasta 28 años, fueron dispersados por las cárceles de la Isla,
con régimen penitenciario de máxima severidad, obligados a convivir con
presos comunes de alta peligrosidad, en condiciones infrahumanas en
lugares hacinados llenos de insectos y alimañas, mínima alimentación,
agua escasa y usualmente contaminada y deficiente asistencia médica.
Asimismo, se impuso un duro calvario a sus familiares quienes debieron
viajar cientos de kilómetros para visitarlos cada 3 y 4 meses, en un
país con inmensas dificultades de transporte, y teniendo que llevarles
lo indispensable para la alimentación y el aseo.
Sin embargo, las penalidades y humillaciones no mellaron sus espíritus,
ni la entereza y decisión de proseguir los esfuerzos por alcanzar la
libertad de Cuba. Al mismo tiempo, el odio no penetró en sus corazones
como deseaban sus victimarios. Ahora saldrán con la frente en alto,
conscientes de que los más de 7 años de injusta reclusión son una
ofrenda a la patria y un ejemplo de dignidad para el pueblo cubano y las
futuras generaciones. Debe destacarse la persistente y arriesgada
actividad de la pacífica disidencia durante muchos años, muy
especialmente la cruel muerte del prisionero de conciencia Orlando
Zapata Tamayo y la represión posterior, factores que impactaron la
opinión pública nacional e internacional.
A este desenlace, obtenido por las conversaciones de la iglesia católica
cubana y el gobierno, iniciadas el 19 de mayo, ha contribuido la
perseverancia de esa institución, que durante decenios, de forma
paciente e inteligente se ha esforzado por lograr el entendimiento y la
reconciliación nacional.
Esto demuestra que entre los cubanos podemos resolver nuestros grandes
problemas, sin soslayar la importancia del apoyo internacional, en
particular de los gobiernos y pueblos de España y Estados Unidos. Hay
que subrayar que además de la importancia humana y desde el punto de
vista de la justicia que tendrá la liberación total de los prisioneros
de conciencia de los 75, la solución de este problema crea condiciones
para seguir avanzando hacia las reformas radicales que urgentemente
necesita el país. Estas no pueden verse como gestos ni concesiones hacia
el exterior, sino como acciones indispensables para nuestro desarrollo e
intereses nacionales, con todos los compatriotas como principales
beneficiarios. Por supuesto, las transformaciones deben ser alcanzadas
entre los cubanos y con métodos diseñados por cubanos, al igual que se
ha hecho en el caso de los presos.
Las conversaciones iglesia-gobierno deben proseguir enfocadas al logro
de esos objetivos, con el apoyo de toda la sociedad, incluidos nuestros
hermanos residentes en el exterior. De acuerdo con las posibilidades y
la conveniencia, podrían sumarse paulatinamente otros actores a esas
conversaciones. Ahora se está eliminando un gran obstáculo; hecho
positivo para todos, en primer lugar las autoridades. Los grupos
inmovilistas dentro y fuera del gobierno han recibido un duro golpe y
sus posibilidades de revertir el proceso de reconciliación nacional se
han reducido considerablemente. Es de esperar que la Administración
Obama, reconocida por su realismo e interés de mejorar sus relaciones
con el pueblo cubano, acometa nuevos pasos de acercamiento. Una reacción
semejante pudiera proceder del Congreso y el Senado norteamericanos, con
el levantamiento de la prohibición a sus ciudadanos para viajar a Cuba y
la ampliación de las posibilidades de venta de alimentos.
Igualmente, debería actuar la Unión Europea en su revisión de la
política hacia Cuba en septiembre próximo.
La liberación de los prisioneros de conciencia es un importante primer
paso. El gobierno cubano debería continuar la liberación de los
prisioneros políticos pacíficos, y ratificar los Pactos Internacionales
de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales suscritos hace unos 3 años.
La situación económica, política y social es muy grave, y podría
deteriorarse mucho más en los próximos meses, por lo que las reformas no
deben demorarse más. Cuba tiene importantes reservas productivas
inexplotadas, potencialmente utilizables con relativa rapidez, si se
aplicaran las medidas urgentemente requeridas. La considerable
dependencia respecto a Venezuela es cada día más peligrosa, debido al
complicado panorama interno y el evidente desgobierno imperante en esa
rica nación; importante motivo adicional para acelerar los cambios en la
isla.
Existen todas las posibilidades para que la sociedad cubana emerja de la
grave crisis. Sólo se requiere voluntad y decisión política para lograrlo.
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