lunes, 3 de noviembre de 2014

La sutil venganza de Utopito

CENSURA

La sutil venganza de Utopito
HÉCTOR ANTÓN | La Habana | 3 Nov 2014 - 10:39 am.

Censurada en septiembre, la exposición de Pedro Pablo Oliva se inauguró
este sábado en su casa-taller de Pinar del Río.

Pedro Pablo Oliva (Pinar del Río, 1949) es el menos confiable de los
Premios Nacionales de Artes Plásticas, reconocimiento que le confirió el
Ministerio de Cultura (2006). Fue destituido como delegado a la
Asamblea del Poder Popular en su provincia natal por una carta suya
publicada en el blog de la ciberactivista Yoani Sánchez y por
declaraciones concedidas a la televisión miamense. Pedro Pablo Oliva,
que ostenta la Distinción por la Cultura Nacional (1987) otorgada por el
Consejo de Estado, conserva un idilio perverso con la Revolución, que
"mastica sin tragarse" su picaresca cínica, regida por un
neoexpresionismo desolador.

En septiembre de 2014, tuvo que suspender una exhibición personal
itinerante coordinada por el Museo de Arte de Pinar de Río. Después de
una pausa obligada, Utopías y disidencias tuvo su apertura el pasado
sábado en la casa-taller del pintor, ubicada en su provincia natal. Muy
cerca de una pieza emblemática del arte cubano como El Gran Apagón
(1994) respiraron a su aire las caricaturescas iluminaciones de Utopito,
alter ego de Pedro Pablo, acompañado por sus cómplices en materia de
filosofía humorística Pascual y Angulo. Nadie se explica por qué esta
muestra generó tanto morbo paranoico, si consideramos que las fantasías
pictóricas mantienen ese doble sentido característico del pintor, donde
impera una "apocalíptica ingenuidad" en la recreación tragicómica de
situaciones absurdas.

Utopito es un cubano aparentemente tonto que conserva la fe en la
transparencia de los discursos y en la libertad de palabra. Puede ser
médico, artista, biólogo, funcionario a nada. Su don natural es la
oratoria y vive empecinado en contradecirse. Este pinareño ausente no es
partidista ni profesa ninguna religión. La "ideología festiva" de este
anarquista melómano le permite disfrutar sin prejuicios las canciones de
Silvio Rodríguez y Porno para Ricardo, Manolo del Valle y Frank Delgado,
Willy Chirino y Carlos Puebla.

"Sin altar no hay Dios. No hay héroe sin aparato cultural. El malo no
era él sino los que le rodeaban. El poder vive en perpetuo acto de fin
de curso. Lo bonito es el rostro público del poder". Estas sentencias
extraídas de Elogio del panfleto, del escritor venezolano y amigo de
Cuba Luis Britto García, le sirven a Pedro Pablo Oliva para realizar
tiras cómicas, esa quimera de antaño que nunca pudo concretar. Tal
parece que semejantes reflexiones generan un terrorismo lingüístico,
inaceptable en la nueva Cuba. Sin embargo, la escala de estos dibujos y
textos es tan minúscula que sería estúpido creer en una pretensión
contestataria suficiente para desatar un escándalo mediático.

Todo parece indicar que el litigio que rodeó al malogrado proyecto de
exhibición no es el matiz temerario de las obras, sino el propio
artista. Sospechamos que la vigente política cultural opta por evitar la
reproducción de actitudes que potencian el matiz irreverente de la
sátira política. Es demasiado evidente que un "intocable" como Pedro
Pablo Oliva no es el mejor ejemplo para los jóvenes creadores de la
Isla, empeñados en fundir con éxito producción y mercado.

La pronosticada "gusanera mercenaria" que colmaría el patio interior de
la acogedora casa-taller jamás hizo acto de presencia. El público comió,
bebió y charló animadamente como si la política no existiera. Allí
compartían artistas de diversas generaciones, estudiantes del Instituto
Superior de Arte (ISA), amigos y familiares que admiran y respetan a
Pedro Pablo Oliva, un traidor a la causa totalitaria y leal a la
tolerancia campeando por su respeto, al menos en los dominios de su
hogar durante una apacible tarde sabatina. Utopías y disidencias no se
opone a nada ni a nadie. Simplemente pone el dedo en la llaga de una
cicatriz tan añeja que se torna invisible a los ojos de miopes y videntes.

Burócratas culturales con ansias de longevidad se preguntan qué hacer
con Utopito, Pascual y Angulo, trío de herejes piadosos arrastrando los
"viejos sueños de un supuesto hombre nuevo", mientras asumen la sociedad
como un "enorme manicomio donde ni ellos mismos tienen la razón". Nada,
lavarse las manos, y obedecer al Gran Censor Poncio Pilatos que llevamos
dentro, paracaídas de emergencia en el abismo totalitario.

Source: La sutil venganza de Utopito | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1415003946_11096.html

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