EL MENTIROSO EN JEFE SIGUE MINTIENDO.
Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
"El primero (un presidente) no puede conferir privilegios de ninguna
índole; el segundo (un rey) puede convertir a extranjeros en ciudadanos,
a plebeyos en nobles; puede crear corporaciones con todos los derechos
inherentes a cuerpos corporativos". – Alexander Hamilton, Federalist 69.
Este hombre, que se ha ganado un lugar en la historia política de los
Estados Unidos, si no como el más inepto, sin dudas como el más
mentiroso de sus presidentes ha mentido de nuevo. Con la cara de
concreto característica de quienes carecen de todo tipo de principios
morales le ha mentido a la nación en docenas de ocasiones. La más
egregias en el Obamacare con:"si usted desea mantener su médico, usted
puede mantenerlo, si usted desea mantener su seguro médico puede
mantenerlo"; en el escándalo de la persecución de miembros del Tea Party
por el IRS "me enteré por medio de los periódicos y en esa acusación no
hay un adarme de verdad"; en el asesinato de diplomáticos
norteamericanos en Benghazi: "todo se debió a un video denigrante contra
el Islam" y no voy a cansarlos con otra media docena de mentiras con las
que este hombre ha ocultado la verdad para promover sus intereses políticos.
Pero esta vez su mentira ha roto todos los límites del cinismo. Con una
cara de santurrón digna de un Oscar citó el pasaje bíblico donde se
afirma: "Las escrituras nos dicen que no oprimamos a los extraños ya que
nosotros los conocemos en nuestro corazón--nosotros una vez fuimos
también extraños". Esto en boca de un personaje notorio por preferir
jugar al golf antes que asistir a servicios religiosos. Y ni siquiera
George W. Bush, el hombre a quién Obama ha culpado de todos los males de
la nación, se salvó de ser utilizado por el farsante cuando afirmó: "El
Presidente Bush una vez dijo: 'ellos son parte de la vida americana".
Ahora bien, lo que más debe de preocuparnos es que Obama, además de
haber puesto en peligro las esperanzas y sueños de millones de
inmigrantes, ha dividido a la sociedad norteamericana en dos bandos con
pasiones tan intensas que hacen casi imposible el diálogo constructivo
sin el cual será muy difícil la convivencia pacífica y civilizada en
este país. Y de esa paz depende que los Estados Unidos continúen siendo
motor de la economía global y faro de la libertad en el mundo.
Por otra parte, después de decir en 25 ocasiones que no podía solucionar
por decreto la crisis migratoria y que no era emperador sino presidente
decidió dar un giro de 180 grados. No reparó en que las 25 declaraciones
habían sido grabadas en video porque apuesta a la impunidad que le
ofrece una prensa izquierdista dispuesta a apoyarlo incondicionalmente
sin el más mínimo pudor de objetividad periodística. Y más repulsivo aún
es el hecho de que, al igual que su asesor sobre Obamacare, Jonathan
Gruber, Obama se considera intelectualmente superior a los ciudadanos
"estúpidos" que lo eligieron en dos ocasiones, a pesar de su anonimia en
2008 y de su deplorable desempeño al final de su primer período en 2012.
Por otra parte, como profesor de derecho constitucional, Obama sabe que
la naturalización de extranjeros y las iniciativas sobre cuestiones
migratorias fue puesta por los redactores de la Constitución
Norteamericana en manos del Congreso de los Estados Unidos.
Específicamente en el Artículo #1, Sección # 8, Cláusula # 4 de una
Carta Magna que ha servido de inspiración y patrón a numerosas
democracias del mundo.
Pero la ocultación de la verdad ha demostrado ser un arma eficiente para
un hombre que llegó a la presidencia mintiendo y que disfruta más
haciendo campañas políticas sucias que gobernando a su pueblo. Que anda
en una carrera tan desenfrenada por acumular poderes en la rama
ejecutiva que hasta académicos de izquierda como Jonathan Turley,
profesor de la Universidad de George Washington, advierten sobre los
peligros de una crisis constitucional sin precedentes en la política
norteamericana. En una frase digna de ser citada, Turley dijo: "La
separación de poderes plasmada en nuestra constitución no tiene como
objetivo proteger a uno de los tres poderes frente a los desafueros de
los otros dos sino proteger la libertad de los ciudadanos".
Ahora bien, para medir en su verdadera dimensión la barbaridad jurídica
y las trampas políticas perpetradas por Obama en su discurso sobre
reforma migratoria el pasado 20 de noviembre, las mejores pruebas están
contenidas en sus propias palabras. Mintió cuando dijo que otros
presidentes han utilizado el decreto presidencial para solucionar
cuestiones migratorias. Ningún presidente ha otorgada una amnistía a un
grupo tan numerosos de ilegales. Eisenhower no lo utilizó para amnistiar
sino para deportar a 80,000 inmigrantes ilegales. No tengamos duda
alguna de que la amnistía ilegal de Obama no se limitará a 5 millones de
ilegales sino se extenderá a los entre 12 y 20 millones de ilegales que
viven en la sombra en este país y que las estadísticas no reflejan.
Mintió cuando dijo que los cruces ilegales de la frontera se han
reducido en los últimos años. La realidad es que dichos cruces ilegales
han aumentado en los últimos 3 años, sin contar la última ola masiva de
inmigrantes centroamericanos. Mintió cuando dijo que su decreto no
garantiza un camino a la ciudadanía o a la permanencia indefinida en el
país. Los permisos de trabajo contenidos en su decreto pueden ser
renovados cada 3 años en forma indefinida. Y una vez que estos
inmigrantes obtengan un número de seguro social no irán a ninguna parte.
Al igual que en sus previas promesas fraudulentas, mintió cuando dijo
que aumentará la deportación de inmigrantes con antecedentes criminales.
La verdad es que Obama ha hecho todo lo contrario. El año pasado puso en
libertad a 36,000 criminales convictos y otros 80,000 criminales
capturados por ICE (Servicio de Inmigración y Aduana) no han sido
siquiera sometidos a procesos de deportación. Mintió con su chiste de
mal gusto de que estos inmigrantes pagarán impuestos. La realidad es
todo lo opuesto. Ninguno de ellos tiene suficientes ingresos como ser
sujetos a impuestos sobre sus ingresos. Sin embargo, al pagar impuestos,
calificarán para recibir reembolsos de créditos impositivos.
Mintió cuando dijo que serán revisados los antecedentes penales de estos
inmigrantes. Es una burla decir que se pueden obtener documentos
creíbles y fidedignos sobre antecedentes penales de personas que vienen
del Tercer Mundo a través de un programa ilegal como el establecido por
Obama. Mintió cuando prometió aumentar la vigilancia en las fronteras.
¿De qué vale aumentar el número de guardias fronterizos cuando el
Departamento de Justicia los intimida para que cierren los ojos ante la
invasión de ilegales? Además, nunca se refirió al tipo de cerca eficaz y
sólida que sea capaz de proteger al país de las amenazas del terrorismo
islámico y de las enfermedades mortales que representan en este momento
una pesadilla para los Estados Unidos.
Por otra parte, para encontrar quizás el único momento en que Obama
reveló sus verdaderas intenciones tenemos que leer entre comillas cuando
dijo: "Mientras tanto, no permitamos que nuestras diferencias de opinión
sobre un solo tema se convierta en un obstáculo en otras áreas de
cooperación. Esa no es la forma en que funciona la democracia y el
Congreso no debe de cerrar las operaciones del gobierno por este pequeño
desacuerdo". ¡Siempre el provocador y el guapo de barrio al estilo de su
mentor intelectual Saul Alinsky y de sus maestros políticos de la mafia
de Chicago! Está provocando a los republicanos para que éstos lo sometan
a juicio político (impeachment) con el cual desviar la atención de su
fracasada gestión presidencial. Pero vaticino que esta vez no le saldrá
bien la coartada.
Cierro, sin embargo, con una nota de optimismo. La reforma migratoria
justa y perdurable que necesitan los Estados Unidos para confrontar los
retos de este Siglo XXI es ya solamente una cuestión de tiempo. Nadie
podrá detenerla porque se imponen numerosas razones políticas y morales.
Eso sí, tendrá que ser elaborada, no por una mayoría de uno como ha
hecho Obama con su decreto, sino de acuerdo a derecho y dentro de los
parámetros de la constitución. Porque este es, en primera y última
instancia, un país de leyes. Dicha reforma no satisfará en su totalidad
a la izquierda ni a la derecha pero fortalecerá los cimientos de una
nación con tantos enemigos externos que no puede darse el lujo de
divisiones internas. Todos navegamos en el mismo bote. Nos salvamos
todos o nos hundimos todos.
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Source: El mentiroso en jefe sigue mintiendo -
<http://www.lanuevanacion.com/articles.aspx?art=5104>
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