lunes, 3 de noviembre de 2014

Castro y la ilusión en venta

Castro y la ilusión en venta
11/02/2014 5:00 PM 11/02/2014 10:00 PM

Para el régimen cubano, la realidad y la esperanza siempre se han
mezclado de forma indisoluble.

Entre equívocos e ilusiones construyó el régimen de La Habana su base de
sustentación. Fue una opción arriesgada y poco promisoria, pero que en
la práctica le ha brindado resultados excelentes. Aun hoy sigue
apostando a la misma carta. Y nada indica que no siga teniendo en las
manos no el as de triunfo sino de supervivencia. Con ello le basta. La
política cubana es al menos consecuente en este sentido.

Hasta hace poco Cuba jugó con gran intensidad la carta del petróleo. La
posibilidad de que la isla pudiera convertirse en exportadora de crudo
en un plazo relativamente corto llegó hasta la discusión en el Congreso
de Estados Unidos de un proyecto de ley para permitir a las petroleras
norteamericanas participar en el negocio. Nada quedó de ese proyecto y
el único temor latente siempre ha sido la posibilidad de que alguna
exploración petrolera condujera a un desastre ecológico. Se han tomado
medidas en este sentido, pero la realidad ha terminado por imponer una
tranquilidad momentánea: el peligro alejado ante el hecho de que no se
ha encontrado petróleo de calidad o en condiciones rentables, incluso a
los elevados precios que llegó a tener el combustible. Ahora ya no se
habla del tema en la prensa oficialista cubana. Sin embargo, la ilusión
contribuyó al ejercicio perenne de alimentar la espera en los cubanos.

Siempre se mezcló una dosis de hechos y espejismos en el asunto
petrolero. Los hechos fueron que a través de los años Cuba logró
incrementar la producción de petróleo y gas en la isla, hasta alcanzar
la mitad del consumo del país, aunque con un producto de rendimiento
pésimo y bajo valor energético.

Otro hecho fundamental fue que varias importantes firmas extranjeras
firmaron acuerdos de exploración en la plataforma marina, así como los
datos que al parecer indicaban la posibilidad de grandes bolsones de crudo.

Sin embargo, todo eso fue siempre sólo parte de la realidad. Por la otra
estaban también otros hechos: si aparecían grandes yacimientos, estaban
situados en las profundidades marinas y requerían de alta tecnología y
grandes inversiones para su extracción.

Pero sobre todo el plan se fundamentaba en una ilusión, que tenía que
ver con la rentabilidad de los posibles hallazgos.

Este afán por encontrar petróleo en la isla dependía mucho de que se
mantuvieran altos los precios, que no surgieran opciones alternativas de
combustible que redujeran la dependencia energética y que no se
desarrollaran otros métodos de extracción.

Lo que ocurrió fue precisamente todo lo contrario a las expectativas
cubanas: se desarrollaron nuevos métodos de obtención, hubo grandes
hallazgos en otras regiones, hay ahora un mayor aprovechamiento
energético y bajó el precio. Era una carrera contra el tiempo y la
realidad, y Castro la perdió.

El remedio ha sido buscar otra fuente de esperanza.

Si ahora no se recuerda el sueño petrolero, ha surgido una nueva forma
de ilusión. Son las inversiones extranjeras.

Hace una semana el gobierno cubano dio a conocer que había aprobado una
"cartera de oportunidades para la inversión extranjera", donde ofrece al
capital foráneo 246 proyectos en diversos sectores económicos, con un
monto conjunto estimado en más de 8,000 millones de dólares. El anuncio
destaca que este paso constituye un "aspecto esencial en el proceso de
atracción del capital foráneo".

De nuevo una promesa de que el alivio de los problemas que enfrentan
quienes viven en la isla está a la vuelta de la esquina, en este caso
gracias al interés del capital internacional en invertir en el país
—interés que nadie sabe a ciencia cierta si realmente existe— y otra vez
una solución que llega del exterior para ayudar en la crisis perpetua de
la economía cubana.

Solo que hay también otra noticia que nos indica que —también una vez
más— el gobierno cubano está dejando que pase el tiempo sin lograr nada.

El proceso para eliminar la doble moneda en Cuba, el reto más complejo
de las reformas económicas de Raúl Castro, cumplió el 22 de este mes un
año desde el anuncio de la creación de una "hoja de ruta" para llevarlo
a cabo, sin que aún se conozca la fecha del "día cero" en que se hará
efectiva la unificación.

La supresión de la dualidad monetaria es considerada clave para lograr
atraer capitales extranjeros, aunque no una medida suficiente para
lograr ese objetivo. Se considera uno de los ejes de la "actualización"
económica puesta en marcha bajo el mandato de Raúl y primordial para
supuestamente destrabar los nudos de la deprimida economía de la isla.

Así que todo se reduce al ejercicio estéril de aparentar que se está
haciendo algo cuando en realidad se hace poco o nada. Por eso, lo único
real que está ocurriendo en Cuba es que avanza indetenible la estampida
hacia Miami.

Source: Castro y la ilusión en venta | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/alejandro-armengol/article3499679.html

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