Una muerte anunciada
octubre 29, 2014 5:20 pm·
Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) Algunas personas, como
el periodista uruguayo Fernando Ravsberg, dan por muerta a lo que ellos
llaman "disidencia tradicional".
En su artículo titulado "La disidencia cubana se diluye desde que el
Gobierno permite que viaje", el colega charrúa asegura:
"Las reformas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro le arrebataron
muchas banderas a la disidencia cubana y redujeron aún más la escasa
influencia social que siempre tuvieron, unos 20.000 seguidores en todo
el país, según fuentes de la propia oposición. Medidas como la
liberación de todos los presos políticos, la apertura migratoria, el fin
de los juicios políticos con largas penas, el perdón a todos los
condenados a muerte, el acceso general a internet, la autorización del
trabajo autónomo y de la pequeña empresa, la libertad de construir,
comprar y vender la casa, fueron la lápida puesta sobre la tumba de la
disidencia tradicional".
Quizás el periodista llame "disidencia tradicional" a aquellos que ya
han tomado partido públicamente en contra del gobierno, que ciertamente
son minoría. Pero la historia ha demostrado que en todas las dictaduras
subyace otra disidencia en las sombras, que es la verdadera base social
de los que tienen el valor de mostrarse a la luz del día. Son los
millones que no dan la cara por miedo a las represalias, los que simulan
para sobrevivir, los que protestan contra el gobierno en la complicidad
familiar del hogar. Son los mismos millones que votaron por la libertad
en los países ex comunistas de Europa del Este y la antigua Unión
Soviética, cuando les permitieron elegir su destino democráticamente.
Cuba es el único país de América Latina gobernado por una férrea
dictadura, pero de alguna manera, se las ha arreglado por otras vías,
como la colaboración médica, para que muchos gobiernos democráticos del
continente se laven las manos como Poncio Pilato ante la ausencia de
libertad de los cubanos.
Ravsberg arremetió en una ocasión contra el periódico Granma porque el
panfleto partidario aseguraba que los maestros que impartían clases
particulares extras para completar su salario revelaban falta de ética
profesional.
En un excelente artículo titulado "No muerdas la mano que te educó",
Ravsberg no mencionó ni una sola vez los bajos salarios que reciben los
docentes, a pesar de que es la raíz de muchos de los problemas que
enfrenta la educación en Cuba.
De la misma manera, y parafraseando al uruguayo, se pudiera decir a
todos aquellos periodistas de países democráticos que critican,
satanizan o enjuician la situación de la oposición cubana, que resulta
poco ético escribir sobre el tema sin mencionar una sola vez que en Cuba
aún gobierna una dictadura, o que el gobierno solo reformó lo que le
convino a sus intereses, pero se negó a reformar la ausencia de libertad
de prensa, reunión o asociación, que es en definitiva, la causa de la
inexistencia de la sociedad civil cubana.
La "disidencia tradicional" no está muerta: el gobierno es el que no la
deja vivir.
Para Cuba actualidad: ajuliocesar68@gmail.com
Source: Una muerte anunciada | Primavera Digital -
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jueves, 30 de octubre de 2014
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