viernes, 19 de septiembre de 2014

Los muertos olvidados de La Guerra de Angola

Los muertos olvidados de La Guerra de Angola
El 19 de agosto de 2005, más de 24 mil angolanos fueron repatriados a
Luanda, mientras que a La Habana, sin mucha resonancia, regresaban
nuestros muertos.
viernes, septiembre 19, 2014 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba -Falta mucho por conocerse sobre la guerra de Angola
-1975-1991-. Si se prolongó dieciséis años, fue porque Fidel Castro, en
vez de concentrarse en fortalecer la economía cubana, prefirió dirigir
guerras ajenas desde su mesa de despacho, para crear dos, tres Viet Nam,
como dijera el Che Guevara, en ese continente africano. El Comandante en
Jefe siempre vio su poder político como un campo de batalla, no un cargo
para hacer próspero el país.

Por eso la historia lo hizo quedar mal. Ya como presidente, Eduardo dos
Santos ofreció espacio para todos y puso en práctica una política de
reconciliación, no sólo para los que habían abandonado el territorio,
sino hasta con el propio ejército anticomunista de Savimbi.

Puso en práctica una economía de mercado para desarrollar el país, tal
como ha hecho Viet Nam y no se equivocó. Hoy Angola se encuentra entre
las diez economías de mayor crecimiento del mundo y es el primer
productor de petróleo de Africa.

El 19 de agosto de 2005, más de 24 mil angolanos fueron repatriados a
Luanda, mientras que a La Habana, sin mucha resonancia, regresaban
nuestros muertos. Sus nombres quedaron en el frío mármol del Parque de
la Libertad, en la ciudad de Petroria, donde un monumento les rinde
homenaje póstumo.

Una crónica del colega José Antonio Fornaris, publicada el 1ro de marzo
de 2007, en la página de CubaNet, aclara que desde un principio, como en
muchas otras guerras de Fidel Castro, la ayuda cubana se realizaba de
forma secreta. Según el testimonio de un marino, entrevistado por
Fornaris, tanto el cargamento de armas, así como los soldados, se
llevaban escondidos en las bodegas del los buques Aghata y El Jigüe, ya
que las disposiciones internacionales prohibían el traslado de armas y
tropas en buques mercantes.

¿No les recuerda ese hecho a lo ocurrido al barco Chong Chon Gang, de
Corea del Norte, cuando en julio del 2013, fue interceptado en Panamá
por llevar desde La Habana un gran cargamento bélico oculto bajo 200 mil
sacos de azúcar, a pesar de que el país comunista está sujeto a
sanciones por parte de la ONU?

Otro de los hechos más dolorosos de la guerra angolana aún no se ha
aclarado: se trata del fusilamiento de tres jóvenes cubanos: Anselmo
Medina Sotolongo, de 23 años, sargento, Luis Valle Rodríguez, de 21,
recluta y José Manuel Pérez Agüero, de 23, recluta.

La primera vez que se supo fue 1989, cuando Ricardo Bofill Pagés, el
indiscutible líder de los Derechos Humanos en Cuba, lo denunció en una
conferencia ante el Club Nacional de Prensa, en Washington.

Han transcurrido más de dos décadas de aquella conferencia y todavía el
régimen castrista no ha explicado las razones de aquel extraño crimen.
¿Querían esos jóvenes recién salidos de la adolescencia, regresar a
Cuba, desertar de una guerra, ajena para ellos? ¿Por qué José E. dos
Santos, afianzado en el poder gracias a tantos muertos, tampoco ha
aclarado esto, posiblemente el capítulo más oscuro de la guerra de su
país, donde murieron dos mil 700 cubanos entre militares, adolescentes
del Servicio Militar Obligatorio y civiles?

Sobre la llamada ¨epopeya de Angola¨, pudiéramos preguntarnos si valió
la pena que una pequeña isla empobrecida, situada a 14 mil kilómetros de
Angola, se quedara sin esos hijos en su mayoría jóvenes, muchos de los
cuales lucharon sin saber por qué lo hacían.

Recuerdo a un amigo que me confesó, que al llegar a Luanda, fue que supo
a lo que iba a ese país y que siempre pensó que la guerra terminaría,
cuando Suráfrica se retiró, en 1976. Pero Fidel Castro quiso continuarla
y siguió enviando hombres y armas.

Contó Gabriel García Márquez, en su crónica Operación Carlota, que había
tantos barcos cubanos en la bahía de Luanda, que un día Agostinho Neto
se asomó a una ventana y al verlos, exclamó muy preocupado: ¨A este
paso, Cuba se va a arruinar¨.

Y Cuba se arruinó.

Source: Los muertos olvidados de La Guerra de Angola | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/los-muertos-olvidados-de-la-guerra-de-angola/

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