lunes, 29 de septiembre de 2014

La ideología ahoga a los maestros

La ideología ahoga a los maestros
ORLANDO FREIRE SANTANA | La Habana | 29 Sep 2014 - 9:02 am.

Ideología Revolución
Nada de creatividad al enseñar, maestros y profesores son vigilados
celosamente para que no se aparten de un guión preestablecido. Por eso
tantos abandonan la profesión.

En días recientes se han estado manejando dos cifras que confirman la
crítica situación del personal docente en el sistema educacional cubano:
6.938 maestros causaron baja durante el curso 2013-2014, mientras que
faltan 10.800 educadores en el actual 2014-2015.

Cuatro razones fundamentales han sido esgrimidas para explicar el éxodo
de maestros y profesores en los últimos tiempos: el insuficiente
salario, el exceso de burocracia, la incomprensión familiar, y el escaso
reconocimiento social hacia la figura del maestro. Con independencia de
que casi siempre se acude al primero de los elementos mencionados para
mostrar la vida azarosa de los maestros en la Cuba de hoy, nos interesa
ahondar ahora en los mecanismos burocráticos presentes en el entorno del
maestro, y que con frecuencia le dificultan sobremanera su trabajo.

En la mayoría de las asignaturas, los planes de clases constituyen un
obstáculo para el despliegue de la creatividad en las aulas por parte de
los docentes. Porque, claro, es lógico que maestros y profesores deban
cumplir las indicaciones metodológicas que parten del Ministerio de
Educación (MINED). Pero una cosa es lo anterior, y otra bien distinta es
la exigencia de que en asignaturas como Historia y Marxismo, los
maestros deban escribir en el plan de clases, casi palabra por palabra,
todo lo que van a expresar en las aulas.

Semejante directiva, además de irracional, multiplica el papeleo en
torno a los maestros, y también incrementan los chequeos y controles que
ellos padecen de parte de inspectores y metodólogos, los cuales se
afanan por comprobar si los educadores han cumplido la draconiana
disposición. En caso contrario, los maestros "incumplidores" verán
afectadas sus evaluaciones como trabajadores, y no se descartan hasta
disminuciones de salario.

Quienes de esa forma pretenden normar las ideas que se transmiten a los
alumnos olvidan la tradición de libertad presente en las aulas cubanas.
Una tradición que conoció de un momento culminante hacia el primer
tercio del siglo XIX, cuando el presbítero Félix Varela inauguró la
Cátedra de Constitución en el Seminario San Carlos y San Ambrosio. Según
nos cuenta el historiador Fernando Portuondo en su texto Historia de
Cuba 1492-1898, "Ciento noventa y tres alumnos se inscribieron en la
Cátedra de Varela, y un público numeroso se agrupaba en la puerta y en
las ventanas, manteniéndose allí por una hora para tener el gusto de
escucharle".

Es imposible que un maestro que no disponga de la libertad creativa del
Padre Varela, y que por el contrario deba guiarse por un plan de clases
que parezca una "camisa de fuerza", llegue a despertar una admiración
similar entre sus alumnos.

Es indudable que en materia de creatividad docente hemos involucionado,
al punto de caer por debajo de lo logrado en la Colonia. Si entonces
ciertos amagos constitucionalistas creaban fisuras en el absolutismo del
monarca Fernando VII, y tanto en España como en la Isla había un espacio
para la enseñanza de las ideas liberales, con el castrismo no hay tregua
para la censura de maestros y profesores. Las clases de Historia que
reciben nuestros niños y jóvenes, por ejemplo, han de servir para
presentar el pasado como una sucesión de hechos que forzosamente
conducirían al arribo de Fidel Castro al poder en 1959.

Todo lo anterior nos conduce a dudar del alcance de la denominada
"flexibilización del proceso docente-educativo", que se presenta como la
vedette del actual curso escolar. Por supuesto, se permite la
flexibilización en la forma. O sea, en los horarios y en la manera de
organizar las actividades extraescolares. Sin embargo, para el contenido
no existe flexibilización alguna. El inmovilismo ideológico —que yace en
el fondo de la burocracia y el papeleo— continúa lastrando la labor de
los educadores cubanos.

Si un día, incluso, los maestros y profesores pudieran vivir de sus
salarios —sin tener que recurrir a los "inventos" que tanto abundan
entre nosotros—, pero prosiguieran las excesivas indicaciones "de
arriba" para la preparación de las clases, es muy probable que la
profesión aún no fuese atractiva para los jóvenes, adolescentes y sus
familiares.

No en balde la película Conducta, del realizador Ernesto Daranas,
descuella por el mensaje de la maestra Carmela: "El día en que yo no
decida lo que sucede en mi aula, hasta ese momento soy maestra".

Source: La ideología ahoga a los maestros | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1411974176_10577.html

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