'Mi cine se convierte en político al moverme en los márgenes'
AZUCENA PLASENCIA | La Habana | 19 Jul 2013 - 9:50 am.
La documentalista Sandra Gómez conversa con DDC sobre su cine, la
sociedad cubana y sus planes de futuro.
La verdad, la espontaneidad de la vida real están presentes en los
filmes de la joven documentalista cubana Sandra Gómez (Las camas solas,
El futuro es hoy, Claroscuro), quien realiza su obra de manera
independiente. Atractivos, fuertes y de extraordinaria humanidad, en sus
documentales no hay una mirada fría, un punto de vista imparcial,
"objetivo": Gómez simpatiza con estas personas a las que encuadra, les
hace hablar de sus tribulaciones o esperanzas. Su cámara ve los
acontecimientos del lado de estos seres, personajes sencillos o
escritores de ciencia ficción, como Yoss, cuyos avatares y
circunstancias (vivir-resistir en la isla de la libertad) transmite al
espectador una poderosa carga emocional al lograr una auténtica
inmersión en detalles de lo cotidiano respirado por ellos.
A la cineasta, que ahora reside en Suiza, le hicimos llegar un
cuestionario de diez preguntas: ¿Cine antropológico? ¿Piensas en la
ficción? Lo más difícil: ¿el rodaje, el guión, la edición? Si no fueras
cineasta... ¿Qué opinas de la batalla que están dando los directores
cubanos por una Ley de Cine, por ser reconocidos como profesionales
independientes? Sueños, proyectos futuros... Lo que sigue son las
respuestas de Sandra, quien no es familia de la ya fallecida directora
Sara Gómez, pero se le parece bastante en eso de mirar a las personas y
sectores de la sociedad menos favorecidos.
Así, pues, en primera persona, Sandra.
"Sigo muy de cerca esa batalla que se libra en el ICAIC: me llegan
regularmente las notificaciones en correos electrónicos y estoy al tanto
de todos los avances y las reuniones. Es necesario que se realicen
cambios y que el ICAIC no se estanque y de paso también a los más
jóvenes. Que haya más flexibilidad dentro de las estructuras actuales.
Esperemos que no todo quede en papel, reuniones y estatutos y que
sucedan realmente cambios, para bien. Estuve presente en abril, durante
la Muestra de Jóvenes Realizadores, que cumple ya su doceava edición, y
no queremos dejarla perder.
¿Diferencias? Los jóvenes somos más provocadores, tememos menos a la
censura y nos expresamos con más libertad. Tenemos el valor de arriesgar
a todos los niveles, decir cosas incómodas, con poco presupuesto,
imaginación y voluntad, locura. Pienso que cuando se llega a obtener
éxito y reconocimiento se pierde un poco de esa energía y el cine se
vuelve más refinado, más pensado o calculador. Los jóvenes vamos hacia
adelante, muchas veces sin saber dónde termina (o comienza) todo y lo
hacemos sin prejuicios, hasta el final. Una sociedad abierta debe dar la
posibilidad de expresión a los más jóvenes, pues en ellos está la
esperanza de ayudar a cambiar ciertas cosas, de contribuir a la
discusión sobre nuestra realidad.
"Nunca he pensado en términos de clasificar el tipo de documental que
hago, trabajo más bien por intuición. No he estudiado la teoría del
documental: en la Escuela de Cine me especialicé en cámara y fotografía,
así que he llegado al documental a través de un camino más personal, por
la necesidad de expresarme y contar, teniendo a disposición una cámara.
Si se trata del acercamiento a sectores de la sociedad menos
favorecidos, marginales o excéntricos, sí, eso realmente me interesa:
dar voz a quienes, normalmente no la tendrían, o mostrar que,
lamentablemente, el derecho humano de la igualdad, en la práctica, no se
deja llevar a cabo. Hay profundas desigualdades en nuestra sociedad.
"No pienso en hacer ficción. Creo que he llegado al punto de estar
exactamente donde me interesa y el camino que me condujo hasta aquí fue
por etapas: Licenciatura en Lengua Inglesa, traductora en la Escuela
Internacional de Cine de San Antonio de los Baños durante tres años,
hasta que me aburrí y pasé de trabajadora a estudiante. Gracias al
director argentino Pablo Reyero, amigo y profesor de la EICTV, descubrí
el género. Gracias a su Dársena Sur, premiada en la 19 edición del
Festival de La Habana, obra de tema fuertemente social.
"Me siento cómoda en lo que hago, y a la vez comprendo que es un gran
reto. Llega un momento en que una se detiene y encuentra su lugar.
Pienso que este es el mío.
"¿Cómo trabajo? Nunca con guión o plan de filmación. Soy un poco caótica
en ese sentido, lo cual no le hace fácil la vida a mis colaboradores, a
mi productor. Parto de un personaje que me interesa o una idea y voy
entonces a que la realidad me sorprenda y me ofrezca buenos momentos. Lo
importante es pasar mucho tiempo con los personajes, convivir con ellos
si es posible, hacernos amigos hasta que nuestra presencia no llegue a
molestar, se les olvide y todo sea más natural. Que esa cercanía nos
permita pedirles, a veces, ciertas cosas más difíciles o arriesgadas.
Estar siempre con los ojos y oídos muy abiertos, sensibilidad e
intuición alertas para captar esos momentos más poéticos o "verdaderos".
"Filmar, editar, filmar otra vez hasta obtener algo bueno. La edición es
lo más difícil porque me encuentro con mucho material filmado sin saber
bien por dónde empezar y cómo armarlo. Necesito siempre la colaboración
esencial de un editor, con una mirada más distanciada sobre lo filmado y
que esté dispuesto a ayudarme a encontrar una estructura narrativa. Mi
compañero Rolando Colla, cineasta suizo, es también el editor de mis
documentales. Es el caso de mi recién terminado Claroscuro, que empecé
filmando en 2009 y terminé de editar ahora, en 2013, al cabo de casi
cuatro años. Ya lo inscribí al venidero Festival de La Habana, esperando
que quizás lo seleccionen.
"También lo inscribiremos en otros festivales internacionales, tal como
hice con los dos anteriores, que han tenido un recorrido muy
satisfactorio en varios países. Ahora comienza Claroscuro su camino en
los festivales, a esperar la reacción del público y la crítica, la
verdadera vida de una obra. Escogí los niños del documental —los hijos
de la Luna, les llaman, porque no pueden recibir la luz del sol en su
piel—, quienes por su enfermedad son marginados y necesitan mucho más
del apoyo del Estado. Capturé su existencia marginal al igual que es
marginal un edificio que está por caerse al llegar un huracán (Las camas
solas) o como son marginales las personas que esperan en Cuba un cambio,
mientras la propaganda dice que todo va bien. Mi cine no es político,
pero se convierte en político al moverme en los márgenes.
"Verdad del documental: hay tres niveles. El primero es aquel de la
realidad capturada, ese instante que puede ser único, irrepetible. El
segundo es cómo es capturado o la mirada de autor. Y el tercer nivel es
el de la estructura que te da una verdad más allá, porque es ahí, en la
edición, que nace la película. Y ese tercer nivel necesita mucho tiempo.
En mi caso, este proceso dura semanas y semanas, con largas pausas para
dejar descansar el material, porque nunca se llega enseguida a una
estructura que funcione. Se necesita, entonces, larga paciencia y
tenacidad hasta encontrar la solución mejor.
"La productora suiza Peacock Film ha sostenido mis proyectos con
presupuestos relativamente modestos que me han permitido los rodajes en
Cuba y los costos más significativos de post-producción.
"¿En el futuro? Me siento atraída por la música rock, quizás porque la
música permite una cierta libertad dentro de Cuba y porque los músicos
han mantenido una actitud de rebelión auténtica, que corresponde a la
mentalidad de los jóvenes cineastas cubanos. Los músicos, incluso si
envejecen, siguen siendo gente que ama la provocación y ser libre. Gente
muy expresiva, auténtica. Sobre esto tengo intención de hacer un documental.
"¿Sueños? Mi sueño es seguir haciendo documentales, viviendo en el
universo del cine".
Source: "'Mi cine se convierte en político al moverme en los márgenes' |
Diario de Cuba" - http://www.diariodecuba.com/cultura/1373931017_4226.html
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