La Novena Sinfonía de la UPEC
ORLANDO DELGADO | La Habana | 19 Jul 2013 - 9:49 am.
Viejos y sucios estanquillos perennemente vacíos en los cuales solo se
ven colas de ancianos: que sea este el público lector de la prensa
oficial da la medida de la credibilidad de esos diarios.
El periodismo oficialista celebró su IX Congreso. Al descubierto
quedaron, a pesar de los editados reportes oficiales, las inmensas
grietas de los medios de comunicación al servicio de la maquinaria
propagandística de los hermanos Castro. Al menos esa fue la impresión de
lo que trascendió públicamente sobre este insulso cónclave. En él, los
periodistas "revolucionarios" aprovecharon la cita para mostrar un
pliego de demandas a los más altos jerarcas del Partido Comunista en la
nueva figura de Miguel Díaz-Canel.
Periodistas y fotorreporteros hablaron de la insuficiencia del salario
para poder vestirse adecuadamente y la obsolescencia del parque
tecnológico de casi todos los medios, dotados en su mayoría de viejas
computadoras, antiquísimas impresoras de cinta y una lenta conexión a
internet. Reclamaron, ante todo, revertir esa situación que los coloca
en una situación muy desfavorable de cara a la "batalla" que deben dar
frente a "los medios de comunicación occidentales" en su sempiterna
"guerra contra el terrorismo mediático".
En la nueva era digital, las redes sociales, el llamado periodismo
ciudadano y la activa blogosfera alternativa le ponen a los medios
oficiales de comunicación la tarea cuesta arriba, muy a pesar de nuestra
escasa conexión a la web, debido a que los medios oficiales muestran un
pobre desarrollo tecnológico y un rezagado posicionamiento en internet,
en ello mucho tiene que ver su lenguaje meramente propagandístico,
dedicado exclusivamente a tratar de maquillar el desastre económico en
que nos ha sumido el castrismo en su más de medio siglo de existencia.
Quien se tome el trabajo de revisar y leer las actas de los ocho
congresos anteriores notará que los temas se repiten una y otra vez, son
como una vieja ropa desempolvada cíclicamente de congreso en congreso.
Uno de los periodistas de Granma hubo de reconocerlo: "Y salió el tema
de que llevamos discutiendo los mismos asuntos en cada congreso, sin
resolverse, y que la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) debería dejar
claras sus líneas de trabajo presentadas ante el plenario".
No hay ni habrá casualidades, entre el primero y el último evento del
oficialismo hay muy pocas diferencias, porque el caduco sistema de
prensa se mantiene incólume, por lo cual cualquier sugerencia para hacer
más fresca y ágil la prensa cubana está viciado por una mordaza
insuperable: debe concebirse "dentro de la Revolución" y como la
"Revolución" murió hace mucho tiempo, todas las demandas o sugerencias
del eufemísticamente llamado "periodismo revolucionario" caerán
eternamente en saco roto.
Del derecho más importante que tiene un periodista —la libertad de
expresión— no se habló en el congreso de la UPEC, totalmente controlado
por el oscurantista Departamento Ideológico del Partido Comunista y a
quien le debe fidelidad absoluta, no al pueblo, como proclama
cínicamente en su portada dominical Juventud Rebelde.
El castrismo ha sumido en un descrédito muy difícil de revertir a una
arriesgada y apasionante profesión en un país con una tradición de
grandes periodistas y que poseía antes de 1959 una variedad de diarios
dotados de las más modernas tecnologías para la época. Si el régimen de
Batista impuso en varias ocasiones la censura y clausuró alguno que otro
periódico abiertamente antibatistiano, con la llegada de Castro al poder
y la imposición de una dictadura comunista se pasó de la censura
autocrática a la censura totalitaria y la eliminación de toda prensa
independiente, uno de los elementos básicos de cualquier sistema
democrático.
Hoy la prensa cubana se enfrenta al triste espectáculo de viejos y
sucios estanquillos perennemente vacíos, en los cuales solo se ve una
pequeña cola de ancianos para comprar la exigua prensa oficial. Que sea
este el público lector de Granma o Juventud Rebelde es un fiel reflejo
de la credibilidad de esos diarios, es de esa manera que el buen lector
le hace plena justicia poética a su contenido.
Como era de esperar, en la sesión final los periodistas ratificaron su
total adhesión al régimen, a insistir en la libertad de los espías
presos y a seguir "combatiendo" al "imperialismo". En el discurso de
clausura Miguel Díaz-Canel, la nueva cara de la dictadura, convocó, en
el colmo del cinismo, a seguir "denunciando los mitos e hipocresía de la
democracia y la libertad de prensa", con lo cual sepultó cualquier
esperanza de cambio y ratificó que el neocastrismo aspira a transmutarse
en su mediocre figura.
Ante tanta afrenta el periodismo independiente debe continuar su labor
para que germine la siempre fértil semilla de la libertad en nuestra
tierra y termine, más temprano que tarde, nuestra tragedia nacional.
Source: "La Novena Sinfonía de la UPEC | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1374185033_4279.html
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