Los escorpiones verdeolivos: a propósito del Escozul
Con el nombre de Escozul desde hace más de una década, la nomenclatura
cubana recibe millones de euros, provenientes de la venta y tráfico
ilegal de un supuesto derivado del veneno del escorpión azul
Juan Carlos Romero Mestre, Girona | 14/03/2012 10:20 am
Una vez más la naturaleza de la dictadura castrista se muestra sin
rostro ante el sufrimiento de miles de personas, utilizando un supuesto
y falso brebaje obtenido del alacrán Rophalorus junceaus, exclusivamente
originario de Cuba, como medicamento contra el cáncer. El nefasto
negocio utiliza como víctima a familiares de pacientes enfermos
provenientes en su mayoría de Europa, y con especial ensañamiento en las
zonas pobres del sur de Italia, donde decenas de miles de familares de
pacientes víctimas de cáncer, han decidido consagrar sus míseros ahorros
a engrosar las arcas de la dictadura, con el dinero derivado de la
desesperación humana.
Con el nombre de Escozul desde hace más de una década, la nomenclatura
cubana recibe decenas de millones de euros, provenientes de la venta y
tráfico ilegítimo e ilegal de un supuesto derivado del veneno del
escorpión azul. La universal pócima milagrosa se administra sin la menor
acreditación científica, se comercializa y se administra a seres humanos
violando todas las leyes éticas, morales y científicas existentes. Todo
ello sin el menor atisbo de un ensayo clínico o publicación en la
literatura médica especializada, que justifique su empleo en seres
humanos, contra cualquier tipo de cáncer, con o sin metástasis y sin
tener en cuenta el estadío de la enfermedad en cuestión.
La inmensidad de la estafa, radica en que aquellos que deseen obtener el
tratamiento deben traer la historia clínica del paciente, pagar entre
seis y diez mil euros en viajes reiterados, alojamiento y gastos
diversos, a la espera de recibir el elixir de la eterna juventud, no sin
antes escuchar a varios coetáneos suyos comentar, mientras realizan las
filas para obtener el medicamento, las supuestas bondades del veneno
del escorpión azul que solo habita en Cuba y escuchar a algunos de los
leguleyos proclamar que llevan varios años curados de cáncer debido al
maravilloso medicamento.
El negocio alcanza tan dramáticas y deshumanizadas proporciones, que
actualmente se falsifica y se vende el supuesto nutracéutico Escozul por
internet y ante la siempre creciente demanda internacional, sobre todo
italiana, se han abierto clínicas en Albania para burlar las leyes de la
Comunidad Europea, y continuar obteniendo pingues beneficios a costa del
dolor ajeno.
En fin, otro bochornoso y triste negocio de los escorpiones verdeolivos,
que solo tienen en común, con sus compatriotas azules, el ser exclusivos
hallazgos de nuestra bella y amada Cuba.
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