marzo 9, 2012
María Matienzo Puerto
HAVANA TIMES, 9 marzo — El sábado fui a la fiesta de unos amigos de mis
amigos. Parece un trabalenguas, pero todo el que ha pasado por esta
situación sabe que es la primera razón para que, aún con música, ron y
comida, uno termine en una esquina de la casa tremendamente aburrido.
Pues así estaba yo cuando encontré unos números de la revista
Excelencias del Caribe y me puse a hojearlas.
Debo aclarar que en un estado de normalidad no se me hubiese ocurrido ni
siquiera tocarlas, porque está revista esta dirigida al turismo y, ya
saben, nosotros los cubanos no tenemos acceso ni a la revista ni a lo
que ella ofrece; además de la imagen edulcorada que vende, no solo de
Cuba, sino de toda la región.
Pero el tedio lo puede todo.
Y en la página ocho, como dicen en los cuentos de hadas "cual no fue mi
asombro cuando" vi un titular que decía "Turismo LGTB." Quedé pasmada,
anonadada, asombrada. Y además un link para ver artículos relacionados
con el tema en www.revistasexcelencias.com.
Cuando pude cerrar la boca, cometí una fechoría. Arranqué las páginas y
me las metí en el bolsillo. (Sorry, de otra manera no podría escribir
luego sobre lo que acababa de leer.)
En mi entusiasmo no me importó lo que se estuviera diciendo, ni cuál
sería el tratamiento que se le estuviera dando al tema.
Sólo atinaba a pensar que en una revista que se edita en Cuba, en una
revista heterosexista, heteronormativa, donde no solo se vende a la
mulata cubana o caribeña (a ellos les da lo mismo) si no la imagen del
Caribe retocada en photoshop, estaban hablando de turismo gay.
Una revista editada desde una Cuba demasiado "macha," donde pese a un
CENESEX, no se acaba de emitir una sola ley que reconozca los derechos a
la libre identidad sexual porque el objetivo 57 discutido en la
Conferencia del Partido Comunista de Cuba donde se reconocen la
orientación sexual, entre otros, como una forma de discriminación, a mí
no me satisface.
Es lo mínimo que se podía hacer, a lo que creo que también se llegaría
si se educara más a las personas en el respeto a la otredad, no importa
cuál sea.
En fin, vuelvo a mi revista. La cuestión está en que ya se está tocando
el tema y aunque no se habla del destino Cuba, está sobre el tapete.
¿Las consecuencias? Ya veremos. ¿La infraestructura? Ya veremos.
Están dando los primeros pasos para visibilizar lo que viene ocurriendo
desde la década del 90 en La Habana.
No creo ni siquiera que tengan estadísticas por ahí guardadas, pero sí
es cierto que el destino Cuba está abierto desde hace un tiempo, sobre
todo para los hombres.
Quizás se logre con esto despojar al turismo internacional LGTB del
estigma de la prostitución.
Creo que tengo que volver a escribir sobre el tema. Salir del entusiasmo
y ver otras aristas del artículo, no tan felices.
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