24-08-2010.
León Padrón
Activista Pro Derechos Humanos
(www.miscelaneasdecuba.net).- No hay un día que los medios televisivos y
radiales cubanos dejen den resaltar la solidaridad brindada por un
ejército de por lo menos sesenta y cinco mil médicos que realizan
servicios de salud en muchas latitudes.
Este intento propagandístico pasa por alto el actual desastre de los
servicios médicos nacionales, y solo quedamos perplejos cuando tenemos
que acudir por enfermedad a cualquier centro hospitalario de Cuba.
Hace unos días tuve el infortunio de acompañar a mi hermana al Hospital
General Calixto García, ubicado en el céntrico barrio capitalino del
vedado. Aquejada de una dolencia auditiva, acudió primero al
consultorio, quien la remitió para el policlínico de 18 y 15 donde no
brindan servicio de otorrino puesto que el especialista que labora en el
lugar está de vacaciones.
Así las cosas acudimos a dicho hospital. Al entrar al Cuerpo de Guardia
quedamos consternados, se encontraba repleto de personas aquejadas por
su dolor y esperando ser examinado, el aspecto del salón de espera, era
deprimente, los pisos estaban visiblemente sucios, las paredes llenas de
mugre, los bancos para sentarse deteriorados y para colmo un solo médico
especialista.
Después de cuatro horas, mi hermana fue reconocida dictaminándosele que
el dolor de oídos y sordera que la aquejaban era producto de tacos de
cerilla, la galeno le recomendó varias gotas de aceite de comer tibio
cada tres horas. Indicándole un enjuague tres días después en el
policlínico más cercano de residencia.
Después del tratamiento indicado llegamos temprano al policlínico de 15
y 18 en el Vedado, ponderado con el calificativo de mejor en el
municipio Plaza. Hicimos una pequeña cola para atenderse en la
enfermería al entrar procurando el servicio nos indicaron que no había
medios para hacer un enjuague de oídos.
La enfermera nos sugirió el Hospital General Manuel Piti Fajardo.
Llegamos y fuimos directo a la enfermería, para nuestra sorpresa, allí
tampoco contaban con los medios necesarios para hacer el tratamiento de
oídos.
Al borde del desespero decidimos volver al Hospital Calixto García,
donde le habían indicado el tratamiento. Allí, nos volvimos a encontrar
con el mismo escenario de hacia tres días. Para colmo la misma portera,
una joven con cara de amargura quien fungía como vocera, dedicándose a
pregonar los infortunios a los que están condenados los pacientes.
Ella, al preguntarle, nos comunico que el hospital no tenía los recursos
para hacer un sencillo enjuague de oídos.
Finalmente entramos a la consulta de guardia, con el fin de buscar una
solución- nos atendió otra doctora, de ojos grandes, visiblemente
disgustada por el calor, le contamos la imposibilidad de cumplir el
tratamiento que le había indicado.
Enterada del tratamiento indicado con gotas de aceite comestible, quedo
sorprendida, revelando que el aceite ponía más duro las pelotas de
cerilla dentro del oído. En cuanto al lavado de oídos nos recomendó que
fuéramos al hospital Emergencia. Nos miramos, concluyendo que nuestro
recorrido había sido improductivo.
Finalmente regresamos a casa y acudimos a una vecina -Doctora Cirujana-
la que siempre ha estado dispuesta a brindarnos servicios médicos,
ocasión que sirvió para confirmar la amistad y agradecer su existencia.
Ella le indicó ponerse agua oxigenada y 5 horas después le realizó el
dichoso enjuague de oídos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29530
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