14-07-2010.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Granma sigue con su colección de frases
extraídas de discursos de Fidel Castro. Hoy nos "obsequia" con una que
no tiene desperdicio. Moratinos, un político a la antigua usanza, de
viaje en Cuba, debería leer la frase y sacar sus propias conclusiones.
Vamos a darle una pequeña y modesta ayuda. Dice Castro:
"Cualquier defecto puede ser perdonado, menos la insensibilidad
No debe haber ningún hombre que se considere cuadro político que no
posea sensibilidad para sentir hondamente la gente y los problemas de la
gente.
"Cualquier defecto puede ser perdonado, menos la insensibilidad. Por
eso, el cuadro político no se puede formar en una universidad, el cuadro
político no se puede formar en una escuela. En una escuela se puede
desarrollar la cultura de quien tenga condiciones innatas de cuadro
político, de quien tenga vocación de político. Ser político es una
vocación, e incluso una función transitoria. Mientras menos participaban
las masas, más importantes eran los políticos; mientras más participen
las masas, menos importantes serán los políticos".
Fidel, 29 de agosto de 1966
Este es un extracto de un discurso de 1966. La revolución comunista en
pleno apogeo, cometiendo todo tipo de desmanes y haciendo de las suyas.
Las ideas fuerza, por denominarlas de algún modo, emanadas del poder
único, se iban asentando. Atrás en el tiempo había quedado el slogan de
"elecciones pa qué", con el que se enterró el deseo mayoritario de la
sociedad cubana de recuperar sus instituciones democráticas. En 1966
Fidel Castro ya hacía de las suyas, mantenía un elevado respaldo
internacional en amplios sectores políticos, conseguido el control
comunista de la economía y con el ejercicio del poder represor del
partido único.
Sólo así es posible comprender lo que se dice en este texto, en clara
alusión despectiva y con una fuerte crítica hacia el papel de los
"políticos", poniendo una vez más la "superioridad" moral del
revolucionario, por encima del representante de los ciudadanos. En este
discurso se observa con claridad el pensamiento fascista y totalitario
que ha embargado al máximo dirigente de la revolución durante toda su
vida, incluso en la juventud, cuando más pronunciado estaba ese sentimiento.
Más arriesgado no se puede ser cuando Castro dice textualmente "ser
político es una vocación, e incluso una función transitoria". Es decir,
quién ha dirigido los destinos de una nación durante más de medio siglo
a su antojo, engañando y cometiendo todo tipo de errores de
consecuencias fatales para la economía y la estructura social,
evidentemente no es un político, ¿entonces qué es?
Fidel Castro lo tenía claro: el término que se debe utilizar es "cuadro
político", entendido como correa de transmisión sin voluntad propia,
como mecanismo que ayuda a transmitir los deseos del poder, de la cúpula
dirigente, a una sociedad inmovilizada, controlada y servil. El cuadro
político "que no posea sensibilidad" no se puede perdonar, y por tanto,
en la filosofía castrista, "debe ser eliminado de la circulación".
Estamos ante el alto precio que han pagado, a lo largo de cinco décadas,
numerosos "cuadros" que, en un determinado momento, se han atrevido a
pensar de forma diferente, Ochoa, de la Guardia, Robaina, Lage, Pérez
Roque, etc, etc. La separación del tronco del poder se produce por la
pérdida de "sensibilidad", eso no se puede perdonar.
Otra lección que aparece en el discurso castrista de 1966 es el
significado de la actividad política, lo que se resume en una frase
"mientras menos participaban las masas, más importantes eran los
políticos; mientras más participen las masas, menos importantes serán
los políticos": doctrina castrista en estado puro.
Según Fidel Castro, la participación de las masas correlaciona
inversamente con la calidad de los políticos y su relevancia social. Por
eso, el castrismo se ha interpretado históricamente como un proceso de
movilización continua de las masas, de perfilar un sentimiento
permanente de asedio y de acoso por un imperio gigante y hostil, que
roza la paranoia para agitar la movilización social, de las masas, de
las organizaciones de base.
Que cada uno saque sus conclusiones. Parece que Castro se responde a sí
mismo, en esa contradicción permanente que embarga su pensamiento
político, y se cataloga como lo que es: un "político menos importante".
Que tome buena nota Raúl.
Por cierto, ¿sobreviven los que publican estos extractos en Granma todavía?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28862
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