El disidente cubano asegura tras dejar su huelga de hambre que el
Gobierno cubano ha abierto una puerta que «ya nadie puede cerrar»
10.07.10 - 00:44 -
MILAGROS L. DE GUEREÑO CORRESPONSAL | LA HABANA.
La salud de Guillermo Fariñas, calificada de «grave» la semana pasada,
ya no pende como una espada de Damocles sobre el régimen cubano. El ex
militar, psicólogo y periodista independiente sigue delicado con un
trombo en sus venas -que podría ser mortal- pero ha experimentado una
ligera mejoría y ha comenzado a beber agua. Aunque asegura que si Castro
no cumple sus promesas, volverá a ayunar.
La semana pasada, el diario oficial 'Granma' informaba del riesgo de su
muerte. Él se mantuvo firme en su lucha y rebajó de 26 a una docena los
presos enfermos que quería ver libres para volver a comer. Su cesión en
el número de opositores que pretendía que fueran excarcelados se produjo
tras la puesta en libertad de Ariel Sigler y el acercamiento de doce
disidentes a cárceles de sus provincias de origen.
Pero el sorpresivo anuncio de la progresiva liberación de los 52
reclusos del Grupo de los 75 que continúan detenidos desde 2003, junto
al rosario de peticiones para deponer su protesta cursadas por la
Iglesia católica, España y sus mismos correligionarios, acabó por
convencer a Fariñas de dejar su ayuno. «Nosotros no queremos hacer
ningún tipo de presión porque nuestro interés es tener a nuestros
hermanos libres, ya sea dentro o fuera de Cuba», explicó el psicólogo en
un comunicado.
Sin embargo, aclaró que pospone la huelga de hambre y sed «hasta el 7 de
noviembre». También consideró que el régimen ha abierto «una puerta que
no quería abrir». «La presión internacional, las circunstancias
sociales, políticas y económicas dentro del país y el momento histórico
que se está viviendo le han llevado (al Ejecutivo) a tener que dar el
paso. Ya nadie la puede cerrar», argumentó. Han sido más de cuatro meses
de tensión y presión internacional a Cuba desde el 23 de febrero, cuando
murió Orlando Zapata tras 83 días sin ingerir alimentos. Al
fallecimiento del opositor se unió la protesta emprendida por Fariñas un
día después y la oleada de críticas por la represión a las Damas de
Blanco en la semana del séptimo aniversario de las condenas de sus
esposos, padres, o hijos.
No aceptar presiones
Una máxima del Gobierno comunista es no aceptar presiones de ningún
tipo. De ahí que la intervención de la jerarquía católica cubana logró,
sin exigir nada a cambio, que las Damas pudieran marchar los domingos.
Después llegó la esperanza tras una reunión entre Raúl Castro, el
arzobispo de La Habana (el cardenal Jaime Ortega) y el presidente de la
conferencia episcopal (monseñor Dionisio García).
Los buenos oficios del ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel
Ángel Moratinos, al convencer a sus colegas de la UE de posponer hasta
septiembre la votación sobre la posición común hacia la isla, rebajaron
también la presión sobre Cuba. Precisamente el presidente del Parlamento
Europeo, Jerzy Buzek, agradeció ayer a Fariñas su actitud y aseguró que
su huelga de hambre ha ayudado «enormemente» a la causa de «aquellos que
han sido perseguidos» por el régimen cubano.
Félix Bonne, nombrado por el periodista independiente su sucesor si
llegaba a fallecer a causa del ayuno, señaló que «al parecer el Gobierno
cubano actual está adoptando una línea pragmática». «Esperemos que esto
ahora sea una línea de comprensión para todos los que no pensamos como
el Gobierno cubano», confió.
Castro busca con las liberaciones un poco de oxígeno para dedicarse a
otro asunto mucho más grave y preocupante para el Ejecutivo: la peor
crisis económica desde que a comienzos de los años 90 se disparara el
llamado 'período especial'. Para el disidente Óscar Espinosa Chépe, «la
crisis económica ha hecho cambiar sus tácticas».
http://www.larioja.com/v/20100710/mundo/farinas-incombustible-luchador-20100710.html
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