13-07-2010.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- Ciudad de la Habana, julio de 2010.- Los
intríngulis de la vida, en ocasiones, conducen a los hombres por
disímiles senderos y lo que fuera en una fecha, algo insospechado, se
convierte hoy en la realidad. A eso me llevan los recuerdos, porque como
el dicho, "recordar es volver a vivir".
Recuerdo recuerdos, no puedo precisar la fecha exacta. Para hacer eso,
tendría que revolver papeles polvorientos, donde se esconden los ácaros
que pueden provocarme un catarro inoportuno ó un ataque de asma. Aunque
no creo que sea necesaria, tanta precisión.
Me refiero a un discurso del general estrellado de finales de los
ochentas. Tal vez él pueda recordar la fecha exacta y las palabras
precisas que utilizó. Se refería en su alocución a la negativa rotunda
de la dictadura de cambiar el llamado socialismo cubano e incitaba a los
que no querían convivir con el sistema a marcharse hacia mejor lugar.
Ellos siempre se creyeron los conquistadores de Cuba y por tanto los
dueños del botín.
También su hermano lo decía a comienzos del año ochenta: "a los que no
quieran construir el socialismo, no los queremos, no los necesitamos".
Esas palabras, concatenadas con las del Presidente James Carter, dieron
origen al éxodo del Mariel. Carter dijo algo así como: "a los ciudadanos
que no desee el gobierno de Cuba, el gobierno de los Estados Unidos, los
recibe con los brazos abiertos. Y hacía allá fue la avalancha.
Pero en su discurso, Raúl recomendaba a los inconformes el país a
escoger. Mencionaba por su puesto a los Estados Unidos de América, la
nación que los trastorna y los impele, rabiosamente, a la envidia. Decía
el General algo así como: "… quien lo desee, pueden irse a cualquier
otro país, incluso si lo prefiere, pueden marcharse a Polonia, donde
gobierna mi gran amigo, el General Wojciech Jaruzelski".
Esta acción burlesca de Raúl Castro desde ese mismo instante, me dio la
medida de su superficialidad, su vulgaridad y de su falta de tacto y de
respeto. Se refirió así a su colega de años, al que hipócritamente le
había expresado palabras afectuosas desde tanto tiempo atrás.
Prácticamente aprovechó la ocasión para tacharlo de traidor a su
vociferado comunismo.
Pero vean las vueltas que da la vida antes de marearse. Ahora Raúl
Castro se encuentra en una situación muy similar a la del general polaco
y trata a toda costa de utilizar las mismas tácticas, que utilizó
Wojciech Jaruzelski para la negociación de su estatus, la Iglesia Católica.
O sea, Raúl, trata de copiar a pie juntilla al hombre al que tanto
despreció. Claro, pensando siempre que él tendrá mayor habilidad que el
otro general y que podrá manipular más fácilmente al Cardenal Jaime
Ortega, que ciertamente no es ni la suela desgastada del afamado
Cardenal Karol Wojtyla. Pero incluso para la negociación con el Obispo,
utiliza elementos aptos para el chantaje del vilipendiado Cardenalillo y
este a su vez, se deja en mucho manipular como a un dócil muñeco.
Ahora el militar se está tornando "religioso". Hace unos días fue con el
niño Elian Gonzáles a un oficio de devoción, no Católico - que "tierno",
mi General -, porque la Iglesia Católica, la más poderosa de todas sobre
la faz de la tierra, los había excomulgado, a él y a su hermano, desde
hace mucho tiempo (los lobos, después de perder los pelos, adquieren
pelucas de piel de ovejas, pero la lana suministra un calooor tremendo
en el verano cubano y hasta produce, una feroz picazón). Ahorita le
levantan la excomunión, y la Iglesia los perdona. Bueno, Dios es amor y
lo dispensa todo, aunque ellos no son, ni Dios, ni pueden pretender,
suplantarlo.
Posiblemente construyan una Capillita dentro del "Punto Cero", si es que
ya no lo han hecho. Tal vez alguien que vivió por allí, pueda saber al
dedillo si existe en esa zona, cercada y tapiada, predio particular de
los Castro y de sus acólitos, alguna Iglesia de esas de las que ellos se
apropiaron "robosamente".
Debe haberla porque esa franja de terreno es bastante extensa y los
cubanos siempre fuimos muy Católicos y teníamos una casa de Dios, en
cada esquina, aunque ellos siempre trataron de asesinar nuestro credo,
los comunistas, conversos, traidores y transmutados, pero sobre todo,
fariseos.
El General, que no es tonto, aunque hable bastante poco, está regresando
a "Dios" ó por lo menos eso pretende con el favor y la ayuda del propio
Satanás.
Tal vez mi distinguido amigo, Al Gutiérrez, pueda recordar si existía
alguna Parroquia por ese sitio, él que vivió cerca del lugar. Si es así,
allí podría oficiar el propio Cardenal Ortega, esa es una zona
exclusivísima y el Arzobispo, es de toda la confianza del General. O
podrían construirle alguna Parroquiecita por el distrito, como la
ortodoxa Griega, construida por los comunistas y que le regaló Fidel
Castro al Prelado ortodoxo que vino a bendecirlo años atrás. Edificada
esta, en un área decomisada, ladinamente, a la Iglesia Católica cubana y
de la que se apropió el dictador discontinuado ilícitamente.
Esto da la medida de lo que espera el general. Él sabe que puede llegar
el final de un momento a otro y trata de protegerse las espaldas y tal
vez conseguirse así, el asilo Vaticano. Que bien, hace falta que se
vaya, aunque sea para allá - no hace mucho estuvo en Italia y parece que
le gusto el país y sobre todo el campo de golf, más grande del mundo -,
pero sí, que se vaya, es lo que necesita el pueblo de Cuba y que se
lleve a los otros, todos, que no deje ni a uno solo, para muestra. Que
cargue en pleno – el más pleno de los Plenos -, con el comité geriátrico
central, del que hablaba la canción de Gorqui Águila.
Nosotros nos quedaremos gustosos, con nuestra destartalada patria, la de
Martí, la de Maceo y la de tantos otros dignos, pero no, ciertamente, la
de Fidel, ni Raúl, que tanto daño le han hecho a este país.
Yo, si es necesario, renunciaré a ser vuestro sepulturero y enterrador,
regalaré hasta la pala que tengo gestionada, y con la que estaba
dispuesto a apalear toda la tierra necesaria para sepultar personalmente
a los dictadores, aunque quedara exhausto por el esfuerzo. Ya pondremos
de maravillas el país, sin el odiado comunismo castrista, pero ni de
visita los queremos por acá, en el futuro luminoso de la nación cubana.
Y que vivan mil años más, si es preciso, pero que vivan, sobre todo bien
lejos de nosotros.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28832
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