Los desaciertos de las empresas convertidas en UEB
Al perder autonomía, disminuyó su productividad
Viernes, octubre 28, 2016 | Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba.- Las Unidades Empresariales de Base (UEB) fueron
creadas por las empresas y la Organización Superior de Dirección
Empresarial (OSDE) bajo el amparo del Decreto-Ley 252 del 7 de agosto
de 2007. Tenían el propósito de lograr una mayor eficiencia en el
proceso de producción de bienes y servicios, pero su tarea es bien
difícil, ya que no gozan de independencia ni tienen personalidad jurídica.
Por la arbitraria aplicación de la derogada Resolución No. 17 del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el personal de oficina
devengaba más salario que los vinculados directamente en la producción
de bienes y servicios, lo que generó descontento y malestar generalizado
entre los trabajadores. Ante esa situación, el MTSS puso en vigor la
Resolución No. 6, que faculta al director de la empresa y OSDE
desagregar a nivel de UEB los indicadores directivos para la formación
de los salarios, lo que permite que los que cumplan con esos indicadores
desagregados pueden distribuir el salario, independientemente del
resultado que pueda alcanzar la empresa.
Actualmente uno de los problemas que conspiran en contra del adecuado
funcionamiento de las UEB es que no se corresponde el volumen de su
actividad productiva y de servicio y el elevado número de trabajadores.
Además, el administrador no goza de facultad para tomar decisiones que
tienen que ver directamente con el flujo productivo y de servicio y su
destino final.
Se puede dar el caso que la empresa o la OSDE radique en La Habana y la
UEB en Villa Clara o Ciego de Ávila y el administrador tenga que
trasladarse a la sede de la empresa, junto con el jefe de producción, el
contable u otros directivos para conciliar o analizar determinados
problemas. Este traslado hasta La Habana implica el consiguiente gasto
de combustible, hospedaje, etc.
Las UEB nacieron con bastantes deformaciones. Tenemos el caso del Grupo
Empresarial Azucarero AZCUBA, integrado por trece empresas que en su
conjunto tienen bajo su responsabilidad 55 centrales azucareros
distribuidos en trece provincias. Sería interesante preguntarle a los
directivos de AZCUBA cuál fue el criterio económico y funcional que se
tuvo en cuenta para que sean UEB centrales como Uruguay, Brasil, Antonio
Guiteras, Julio Antonio Mella, Cristino Naranjo, Arquímedes Colina,
Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz Monroy, Ecuador y Batalla de Las
Guásimas, que tienen normas de producción que sobrepasan las 70 mil
toneladas de azúcar y en los que labora un promedio de 450 trabajadores.
Las principales decisiones del proceso fabril en esos centrales —lo que
incluye el corte y tiro de la caña— las toma la empresa, que radica en
la capital de la provincia, lo cual, más que antieconómico, es absurdo.
Sencillamente, esos centrales por su peso en la producción de azúcar en
el Grupo Empresarial AZCUBA tienen que ser obligadamente empresas.
La mayoría de los hoteles de cuatro y cinco estrellas que administran
los grupos hoteleros Gran Caribe y Cubanacán, pertenecientes al
Ministerio de Turismo, y Gaviota, bajo la dirección del Grupo de
Administración Empresarial (GAE) de las Fuerzas Armadas Revolucionarias,
administran instalaciones de hasta 350 habitaciones en las que labora un
promedio de 450 trabajadores. Los planes de recaudación que tienen
fijados sobrepasan los 15 millones de dólares al año. Pero como son UEB,
sus gerentes principales así como el resto de sus directivos no tienen
la más mínima autonomía y mucho menos personalidad jurídica, y por eso
todo lo que se hace en esos hoteles tiene que ser previamente autorizado
por el grupo hotelero al que pertenecen.
Al no gozar de autonomía, las UEB dependen por entero de las decisiones
de la empresa a la que están adscriptas.
Los 500 trabajadores del central 30 de Noviembre, lo mismo que los 600
empleados del hotel Habana Libre ignoran lo que han devengado en el mes
y no se enteran hasta que no llegue la económica de AZCUBA y de Gran
Caribe, respectivamente. Esto provoca de manera reiterada atraso en los
pagos: en ocasiones lo reciben luego de 15 días —y más— de haber
terminado el mes.
De las 1993 empresas que existían en Cuba, 506 de ellas, a pesar su gran
peso productivo y su elevada prestación de servicios, fueron reducidas a
UEB, quedando mutilada la poca autonomía de que gozaban.
La falta de personalidad jurídica de las UEB se refleja en las trabas
que han surgido en el desempeño de sus actividades. Cuando eran
empresas, tenían facultades para para definir los sistema de pago,
modificar la plantilla, pero ahora para dar estos pasos tienen que
primeramente pedir permiso a la empresa a la que pertenecen, que es la
que dice la última palabra.
Al no tener personalidad jurídica, de poco valen la inventiva y las
soluciones logradas por los innovadores en las UEB. Como no disponen de
fondo ni cuentas bancarias, las aplicaciones de estos trabajos no se
pueden pagar, porque esto es facultad exclusiva de la empresa, que es
la responsabilizada de la aplicación de la Ley 38 que contempla las
cuentas y el desempeño de las comisiones evaluadoras.
La decisión de convertir empresas en UEB no fue acertada, sino que por
el contrario, ha creado problemas que todavía están pendientes de
solución, debido a que persisten la centralización, el verticalismo y la
falta de una comunicación fluida con los colectivos laborales y sus
direcciones administrativas.
origenesmadiba@gmail.com
Source: Los desaciertos de las empresas convertidas en UEB | Cubanet -
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