Las dos caras de La Habana
El gobierno cubano prioriza las inversiones en turismo porque es lo que
aporta abundantes divisas
martes, diciembre 29, 2015 | Gladys Linares
LA HABANA, Cuba.- Las instituciones estatales responsables de la higiene
y embellecimiento de la ciudad le dan "atención diferenciada" a las
zonas turísticas y a donde vive la cúpula gobernante
En la reciente reunión del Consejo de Ministros, Raúl Castro expresó:
"Tenemos que desarrollarnos (…) Tenemos la posibilidad de hacerlo, ahí
está el turismo, cada hotel que terminamos es una fábrica abierta". Hace
varios años el gobierno cubano prioriza las inversiones en el sector
turístico porque es el que le aporta abundantes divisas. En noviembre de
este año, el periódico Juventud Rebelde publicaba un reporte sobre el
arribo a Cuba de tres millones de turistas.
Cuba ofrece posibilidades para el turismo en casi todas sus provincias y
cuenta con más de 335 hoteles de cuatro y cinco estrellas. La mayoría de
los viajeros escoge como destino turístico La Habana, porque la
propaganda castrista la presenta como una ciudad emergida de las ruinas
y restaurada ante "el paso inexorable de los años". Así, se promueven
como lugares de interés turístico el cabaret Tropicana, con sus
fastuosos shows, o el centro histórico de la Habana Vieja, declarada por
la UNESCO en 1982 patrimonio de la humanidad, o el restaurante Floridita
con su daiquirí; y para disfrutar de una buena comida criolla, la
Bodeguita del Medio con su famoso mojito y los agradables olores a
mariscos y puerco asado.
Trabajar en el sector del turismo es la aspiración de muchos jóvenes,
pues además de ser mejor remunerados, esto les da una especie de estatus
superior al de la mayoría de los trabajadores. Es un secreto a voces que
una plaza en el turismo se cotiza entre 200 y 500 CUC, equivalentes a
dólares.
Un joven ingeniero mecánico que me pidió no divulgar su nombre y que
actualmente es parqueador (parking valet) en un hotel, recuerda los días
en que trabajaba en una empresa de transporte. Por idear una innovación
que ahorra no pocas divisas al país, su único premio fue un diploma y
una motocicleta barata. Me cuenta que con el salario no cubría los
gastos del mes, en cambio, desde que se compró la plaza de parqueador
vive algo mejor. Y lo más importante, dice, es que ya está dentro del
sector, y aspira a mejorar.
Ignacio es otro joven que logró conseguir una plaza en un restaurante.
Es técnico medio en cocina, y comenta que cuando trabajaba en un centro
de elaboración en el Ministerio de Educación, muchas veces hasta tenía
que llevar sus propios condimentos, y como el salario era muy bajo,
"rapiñaba" las sobras para vendérselas a los criadores de cerdos.
Ahora Ignacio tiene un mejor salario. Además, disfruta más de su
profesión porque cuenta con todo lo necesario para cocinar una buena
comida, y siempre "se le pega" algo que llevar a la casa.
Pero estamos hablando de una Habana virtual: la que se le ofrece al
turista. La verdadera Habana es una ciudad en penumbras, de calles y
aceras desbaratadas, inundada de aguas albañales cuya pestilencia se
confunde con la de los vertederos de basura sin recoger durante varios
días; que no recibe la atención necesaria, con una población envejecida
que deambula por las calles con ropas raídas y exiguas pensiones,
espantada ante el aumento de los precios de los alimentos.
La capital de todos los cubanos, con cerca de medio millón de habitantes
"ilegales" que vienen de otras provincias huyéndole al hambre, a medida
que se desmorona se va llenando de "villas Miseria", barrios insalubres
de casuchas construidas en su mayoría con materiales de desecho, sin
agua potable ni alcantarillado.
La Habana real, la ruinosa, la destruida, está habitada por un pueblo
cansado que poco a poco, muy lentamente, va perdiendo el miedo.
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Source: Las dos caras de La Habana | Cubanet -
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miércoles, 30 de diciembre de 2015
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