lunes, 30 de noviembre de 2015

Otra vez el mar

GINA MONTANER: Otra vez el mar

Con el anuncio de visas a cubanos para Ecuador, se terminó el escape por
ese país
Ante la ausencia de cambios sustanciales en Cuba, continuará el recurso
de lanzarse al mar
A ambos lados del Estrecho de la Florida, muchos culpan a la Ley de
Ajuste Cubano

El recordado Reinaldo Arenas publicó en 1982 Otra vez el mar. En la
novela estaba presente un tema recurrente en su obra: el efecto
devastador de la dictadura castrista en el espíritu de los cubanos. En
aquel entonces el poeta Roberto Valero escribió: "Es la novela del
desgarramiento ante una revolución deformada, traicionada, en este caso
específico, la Revolución Cubana".

Valero analizó el relato de su buen amigo a partir de estancia que
compartieron frente al mar en Cape Cod. Atrás había quedado el éxodo de
Mariel, en el que ambos huyeron de la isla. Eran días felices de
libertad recién estrenada y ninguno de los dos podía imaginar que no
vivirían para ver el fin de un régimen que los persiguió y que,
tristemente, todavía se sostiene.

Si Arenas y Valero tuvieran la oportunidad de repetir ese encuentro en
el amable paisaje costero de Massachussetts, tal vez se lamentarían de
la suerte de los cubanos que hoy, al cabo de más de medio siglo bajo la
dinastía de los Castro, vuelven a tener el ancho mar como única
alternativa para evadir el fracaso estrepitoso de la revolución.

El gobierno de Ecuador acaba de anunciar que a partir del martes se les
exigirá a los cubanos visa de turista si desean ingresar en el país
sudamericano. Se acabó la espita temporal de usar a Quito como primera
parada en una travesía que comprende unos siete países, con la Ley de
Ajuste Cubano a modo de canto de sirena a lo largo del accidentado camino.

Antes de que miles de cubanos aprovecharan el puente de Ecuador para
seguir hacia Estados Unidos, la mayoría de los que se han decidido a
abandonar Cuba lo ha hecho lanzándose en balsas o pagando a "coyotes"
que los trasladan en lanchas hasta las costas mexicanas o del sur de la
Florida. Además del peligro de echarse al mar en condiciones precarias,
deben sortear la ley de pies secos, pies mojados. Tocar tierra es
imprescindible si no se quiere acabar en un escampavías y de regreso a
un país sin horizontes.

El respiro de la ruta partiendo de Ecuador ha llegado a su fin y el mar
vuelve a ser la única vía de tantos jóvenes que prefieren arriesgar sus
vidas antes que morirse de hastío. El sentimiento es generalizado: muy
pocos creen que ha habido cambios sustanciales a pesar de la tan
cacareada política de "normalización" con Estados Unidos.

A lo largo de los años el castrismo se ha servido de válvulas de escape
que ha controlado a su antojo para permitir éxodos o abortarlos a su
conveniencia. A fin de cuentas, su maltrecha economía sobrevive gracias
a las millonarias remesas que provee el exilio. Cada cubano que arriba a
Estados Unidos es sinónimo de dólares y bienes que sustentan a sus seres
queridos. La riada que ha pasado por Ecuador y ha llegado a suelo
estadounidense también ha contribuido a mantener un Estado parasitario.

No obstante, era cuestión de tiempo antes de que la región afectada, que
comprende Centroamérica antes de llegar a los puntos fronterizos de
Nuevo Laredo o Matamoros, exigiera soluciones a una situación que ha
creado artificialmente el castrismo, trasladando una vez más la
responsabilidad de su desastre a terceros países.

En reuniones en las que muy probablemente también ha intervenido la
administración Obama, los amigos de los Castro, Daniel Ortega en
Nicaragua y Rafael Correa en Ecuador, se han encargado de escenificar el
estallido del conflicto y la solución respectivamente. Gracias a Costa
Rica, que ha cumplido con el respeto a los derechos humanos, tarde o
temprano los más de 4,000 cubanos varados en su frontera encontrarán su
sitio en el mundo.

Mientras La Habana recurre a la falacia de culpar a Washington por la
benefactora Ley de Ajuste Cubano y en la diáspora hay quienes se empeñan
en precisar si este último éxodo es por razones políticas o meramente
económicas (como si se pudiesen separar los dos factores), los cubanos,
como el resto de los mortales, no renunciarán a la esperanza de una vida
mejor. Lo que queda es el mar. Otra vez el mar.

©FIRMAS PRESS

Siga a Gina Montaner en Twitter: @ginamontaner

Source: GINA MONTANER: Otra vez el mar | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/gina-montaner/article47084960.html

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